Los estragos de la plaga de conejos llegan al Congreso de los Diputados
El PP busca a través de una proposición parlamentaria que el Gobierno tome en serio de una vez el problema y empiece a adoptar soluciones
El Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados busca que el Gobierno se 'moje' de una vez en el problema de los ... crecientes estragos que está causando la sobrepoblación descontrolada de conejos en los cultivos de casi toda España y emprenda actuaciones concretas que aporten soluciones. Con esa intención, el PP presentó una Proposición no de Ley que tendrá que debatirse y votarse, con lo que se verá qué posición adoptan el PSOE gobernante y los demás partidos que lo apoyan, cuando el clamor que emerge del campo es unánime.
A tenor de lo que vienen manifestando unos y otros, todo puede ocurrir, incluso que algunos partidos de la coalición gubernamental voten a favor de la iniciativa del PP por lógica convicción ante el mayúsculo problema que afecta a casi todo el país. Especialmente sensibles a esta cuestión pueden mostrarse los diputados de Junts, ya que Cataluña es una de las autonomías más afectadas, como las demás de la mitad oriental de la Península, incluida la Comunitat Valenciana, desde luego. Quizás el PNV sienta menos presión ante este asunto en tierras vascas.
Seguramente Vox votará junto al PP, a tenor de cómo se vienen manifestando sus representantes en relación con este tema sin control. Así que, a poco que se sumen otros votos, cabe que salga aprobada la propuesta, si bien sabemos, por otras ocasiones similares, que este tipo de 'victorias' pueden resultar pírricas, porque luego no se hace nada en concreto, se dilatan las cosas porque no hay voluntad ejecutiva, dejan el asunto en vía muerta, a ver si escampa, y lo que se aprobó queda para la historia en el BOE. La política es así.
Por primera vez, un ministro, de 'peso', Óscar Puente, reconoce que éste es un grave problema agrícola
Sin embargo también cabe que alguna vez surja el milagro y se empiece a actuar de verdad. En este sentido hay que tener en cuenta que el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha reconocido la envergadura del problema de los conejos sobre la agricultura. Quién sabe si este reconocimiento, por parte de un ministro con mucho peso en el Gobierno, se torna decisivo para que se empiecen a tomar decisiones efectivas. Hasta ahora era habitual que se hablara en instancias oficiales de los daños que también infringen las colonias de conejos en los terraplenes del AVE y autopistas; ahora el ministro Puente extiende su sensibilidad a lo que está ocurriendo un poco más allá, en pleno campo. A ver si contribuye a convencer al ministro Planas y al presidente Pedro Sánchez.
De todas formas también se puede señalar que en las autonomías donde gobierna el PP tampoco se ve que se emprendan iniciativas novedosas que supongan avances, como a su vez reclama este partido al Gobierno central. Quizá lo primero sería mostrar ejemplos locales positivos para tratar de ampliarlos.
La realidad es que todo es extremadamente complejo, embrollado. Lo primero es que al tratarse de una especie cinegética, los directamente perjudicados, los agricultores, no se pueden defender de forma activa ante lo que es de verdad una plaga pero oficialmente no se declara como tal. Se confía en la actuación de los cazadores, de igual manera que con los jabalíes (lo que no rematan unos lo acaban los otros), pero pasan los años y se ve que, lejos de resolverse la cuestión, no para de crecer.
Lo último es la presencia de una nueva raza de conejos más grandes, más resistentes y más prolíficos que se burlan de las defensas físicas de cercas, plantas y plantones y lo arrasan todo con especial virulencia, no dejan nada por donde pasan, una y otra vez. ¿De dónde salen? Sin duda de criaderos y repoblaciones, que no deberían estar permitidas donde hay conflicto grave, pero en cambio están recomendadas en regiones donde campa el lince ibérico, porque se alimenta de conejos y su población escasea precisamente allí, en las zonas donde por fin empieza a reasentarse dicha especie protegida. Todo queda mal repartido. Igual convendría introducir el lince donde ahora hay tanta superabundancia dañina de conejos; pero no es fácil, siempre hay quien se opone con razonamientos técnicos de respeto a los hábitats clásicos y la biodiversidad.
Tampoco parece gozar de buena aceptación el uso de fosfuro de aluminio, un gas venenoso que, aplicado en las madrigueras, ayuda a controlar poblaciones de conejos. En otras partes del mundo lo hacen. Debe ser usado por gente especializada, con todos los permisos y garantías...., pero ni aún así se acepta para esto.
A ver si a través del debate en el Congreso de los Diptados se puede alcanzar algo de luz.
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