Confusión entre los citricultores ante la plaga del nuevo 'cotonet'

La lucha contra el 'Cotonet de les Valls' está sembrando gran confusión entre los citricultores. Su expansión ha sido rápida, y de radicar en un principio en zonas del Camp de Morvedre (Les Valls) y de la colindante Plana Baixa, se ha extendido por todas las áreas productoras. La Conselleria de Agricultura avisó varias veces en sus boletines que se tuviera cuidado en el trasiego de cuadrillas de 'collidors 'entre unas comarcas y otras, puesto que las cajas de fruta y la propia ropa de trabajo facilitan que esta plaga 'viaje' a todas partes. Se intentaba que se lavaran y desinfectaran cada vez las cajas, que los operarios se cambiaran de ropa al pasar de un campo a otro..., pero es evidente que esto era totalmente imposible de llevar a la práctica, con lo que el problema, que estaba al principio muy localizado, ya se encuentra por todas partes.

¿Y qué puede hacer ahora el agricultor? Pues no mucho, porque el incesante aumento del listado de plaguicidas prohibidos acaba de asestar un golpe desconcertante para todos. Desaparece el 'metil clorpirifos', que es el único insecticida, de los aún permitidos, que se mostraba verdaderamente eficaz contra dicho 'cotonet'. Todavía se puede adquirir, y también usar con toda legalidad. Sorprendentemente, el Ministerio de Agricultura ha prorrogado su fin al 16 de abril próximo. Se entiende que hasta dicho día se podría aplicar, cosa problemática por otro lado, porque se supone que en plena floración no están permitidos los tratamientos plaguicidas (para respetar a las abejas), y sin embargo se debería tratar en tal momento, que es cuando el 'cotonet' es más sensible. Después puede ser tarde, ¿Qué hacer, pues?

Muchos citricultores han optado por adquirir anticipadamente dicho insecticida que va a caducar. Por si se acaba. Y ante la evidencia de que pudieran realizarse aplicaciones que resultaran problemáticas, los departamentos técnicos de cooperativas, exportadores y demás entidades de comercialización están enviando cartas a sus proveedores habituales y agricultores asociados en las que advierten que ya no deben usar 'metil clorpirifos', con lo que adelantan la prohibición oficial.

¿Es un exceso para tratar de curarse en salud, aunque se vaya por encima de la propia normativa del ministerio? ¿Qué pasaría si alguien trata, por ejemplo, el 15 de abril, aún en periodo permitido? Pues en las cartas que las comercializadoras están enviando a los agricultores lo indican bien claro: analizarán cada partida de cítricos y, si hay residuos, no recolectarán. ¿La razón? Citan las crecientes 'exigencias' de los clientes y aluden a las 'buenas prácticas agrícolas' y al respeto al medio ambiente. ¿Cumplir la legalidad es buena práctica agrícola o queda mejor aumentar lo que dicen las normas?

Nadie sabe qué puede pasar. Los daños que provoca este 'cotonet' son importantes. Deforma la fruta desde muy pequeña y en estadios posteriores provoca fuerte caída de frutos y debilita el arbolado. Con el primer paso ya es suficiente: nadie quiere naranjas deformes o manchadas. Pero tampoco quieren que se aplique el insecticida que lo puede evitar. Y no es un problema localizado, se ha extendido a todas partes. Y los insecticidas que quedan son poco eficaces frente a esta plaga.

La Conselleria de Agricultura confía en dos medios de lucha alternativos, biológicos: la suelta del parasitoide 'Anagyrus aberiae' y el empleo de feromonas de confusión sexual, pero ambas cosas están aún entre bambalinas. Las feromonas tardarán años en ser autorizadas oficialmente, y en cuanto al insecto benéfico, suponiendo que empiece a soltarse ya (que aún tardarán en ser masivas las sueltas), habrá que esperar tiempo a que se aclimate, se reproduzca bien y cobre ventaja para hacer frente de verdad a la plaga. Y, entre tanto, ¿qué se hace? Problema gordo a la vista.