La Comunitat sólo cuenta con seis Entidades de Gestión para modernizar áreas industriales

En la Comunitat Valenciana hay sólo seis Entidades de Gestión y Modernización (EGM) de áreas industriales. Seis de un total de 700 parques empresariales registrados en la autonomía. Es decir, sólo el 0,85% cuenta con esta figura jurídica que el Consell lanzó hace cuatro años con su aclamada Ley de Áreas Industriales, creada con el objetivo de potenciar las inversiones en los polígonos valencianos y convertirse, de este modo, en un revulsivo para aumentar la competitividad de las compañías.

Hasta la fecha hay un total de seis entidades oficialmente constituidas, a las que en breve se unirá la EGM de Fuente del Jarro tras su aprobación definitiva por el pleno municipal, tal y como indica la Conselleria de Economia. En concreto, las actuales son la EGM Valencia Parc Tecnològic (Paterna), EGM Juan Carlos I (Almussafes), EGM Polígono Industrial Norte (Almussafes), EGM Sur 13 Entre Ríos (Onda), EGM Cotes Baixes (Alcoi) y EGM la Granadina (San Isidro).

Pero, ¿a qué se debe este escaso impacto de la norma a efectos prácticos? ¿Realmente estas entidades tienen un repercusión positiva en cuanto a la atracción de empresas e inversores? Según explica Romina Moya, directora general de Gaindustriales (compañía dedicada a la creación y gestión de EGM), el escaso número de EGM en la Comunitat después de cuatro años se debe a la falta de recursos por parte de las áreas industriales y por parte de los ayuntamientos, pero, además, a una falta de concienciación sobre la importancia de esta figura.

«Para crear una EGM hay que invertir tiempo y recursos. Las entidades que estaban anteriores a la ley, como la de Almussafes, enseguida las creamos, pero en asociaciones pequeñas con poca representación y pocos recursos es complicado. Sólo se crean cuando los ayuntamientos ponen los recursos, como es el caso de Onda», explica Moya, que ha estado al frente de la creación de las dos entidades que hay en Almussafes y de la de Onda, donde está preparando otras cuatro más.

En cuanto a la eficiencia de estas entidades a la hora de atraer talento y empresas, Moya es clara: «Sí mejora las inversiones y la llegada de nuevas empresas. Cuando alguien quiere implantarse en algún área, me llaman para preguntarme si tienen fibra óptica o ciertos servicios. Cuando no hay un interlocutor único, esos inversores tienen que hacer mil consultas y gestiones». Para muestra, un dato: en el parque de Sur 13, en Onda, se han invertido 800.000 euros en un año, cuando en ocho años no se había registrado ninguna operación. Se trata del parque empresarial donde se va a implantar Amazon.

«Para la atracción de talento también cuenta mucho la reputación del polígono. Por ejemplo, el polígono de Ford gusta mucho y hay gente dispuesta a trabajar allí aunque le pille un poco lejos. También sucede lo contrario con otros que no gozan de la misma buena imagen», agrega la dirigente, que destaca la necesidad de realizar una labor de campo y de concienciación con los ayuntamientos y las empresas para que se involucren en la creación de estas entidades.

«La gente se pregunta por qué tengo que pagar más si ya pago IBI, por ejemplo. Luego, muchos ayuntamientos no saben qué tienen que hacer porque desconocen el día a día de los polígonos, al igual que los empresarios que viven centrados en su empresa y hay que decirles que hay que mejorar el parque. Como en todo, te topas con actitudes muy diferentes, pero la labor de concienciación es imprescindible», explica Moya, quien sitúa en un año el plazo mínimo para preparar y crear una Entidad de Gestión y Modernización (EGM).

Cabe recordar que la creación de una EGM, tal y como explica el gerente de la Federación de Polígonos Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval), Diego Romá, permite «beneficiarse al máximo» de todos los recursos que plantea la Ley de Áreas Industriales de la Comunitat Valenciana, creada para apoyar la gestión profesionalizada de estos espacios, «favorecer la llegada de inversiones y la implantación de servicios de valor añadido», a través de una estrecha colaboración público-privada.

Esperando el mapa industrial

Otro de los ejes de esta norma autonómica es la creación de un mapa industrial que clasifique las áreas empresariales en distintos niveles según la calidad de sus servicios, con el objetivo de atraer un mayor número de inversiones y de incentivar a todos los ayuntamientos a contribuir a que sus polígonos mejoren su clasificación a través de la dotación de recursos. Este mapa, que se encuentra en la web de la conselleria, continúa incompleto, ya que todavía está pendiente la categorización de cada zona, por lo que todos los parques aparecen en nivel básico. «Estamos esperando a que salga la última resolución de la clasificación de las zonas», indica Moya.

Para la creación de una EGM es necesario que el 51% de los propietarios de las parcelas esté de acuerdo y, además, deben representar entre todos más del 51% del valor catastral. «Si los empresarios en ese municipio están muy escarmentados de que el ayuntamiento no haga caso, entonces tiran la toalla. Si el ayuntamiento responde, entonces sí que vale la pena porque es una figura jurídica que defiende muy bien los derechos de los empresarios, que tiene un plan de actuación para mejoras del parque. He notado cambios en los polígonos que han pasado de tener una asociación a contar con esta figura jurídica», sostiene la dirigente de Gaindustriales.

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