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Portal de uno de los edificios con viviendas a la venta con okupas en su interior. Irene Marsilla

El precio a pagar por comprar una casa okupada: tres meses de espera y un pago extra a los ocupantes

Los pisos con ocupantes en su interior permanecen más tiempo en el mercado y el movimiento okupa niega que existan acuerdos bilaterales tras la adquisición de los inmuebles

Javier Gascó

Valencia

Viernes, 3 de octubre 2025

¿Cuál es el precio extra a pagar por una vivienda okupada, que, a priori, sale al mercado inmobiliario con descuentos de hasta el ... 50%? Esa es una cuestión difícil de responder, ya que cada caso depende de la situación particular tanto del ocupante como del inmueble adquirido.

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«No es lo mismo comprar una casa en un bloque de pisos okupados que comprarla en un barrio en el que es la única que está en una situación ilegal», explican desde el Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Valencia (Coapiv). Sin embargo, en todos los anuncios de casas okupadas en venta aparece un mismo mensaje: «Será el nuevo propietario quien se responsabilice del desalojo».

El abanico de opciones que se abre para hacerlo es amplio. En la mayoría de casos existe un proceso judicial abierto sobre este tipo de inmuebles, por lo que la subrogación del proceso por parte del nuevo comprador es una de las posibilidades a tener en cuenta.

Desde GrupNouMileni, inmobiliaria de Catarroja que comercializa pisos con okupas en barrios como Orriols o La Torre (éste, el tercero más barato de la ciudad), Darío lo resume así: «Si hay un procedimiento judicial en marcha, el nuevo dueño se subroga; y si no, deberá abrirlo él». No obstante, la comercializadora advierte que «lo normal es que antes de llegar a ese punto se intente negociar con los okupas, aunque no siempre aceptan». Y ahí cada comprador tiene su estrategia: «Unos llegan a pactar, pero otros prefieren forzar el desalojo».

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La concepción desde el otro lado de la puerta es bien distinta. Voces de la comunidad okupa rechazan por completo la idea de que en estos casos de produzca una negociación real.

Más bien, los ocupantes lo ven como un soborno por parte del nuevo comprador para tratar de agilizar el desalojo definitivo. «Tienen tanta voz los fondos, las inmobiliarias y los propietarios que resulta complicado explicar que lo que se produce en esos casos no es una negociación», indican desde el movimiento. En el mejor de los casos, el pago por parte del comprador puede alcanzar los 10.000 euros como explican desde el sector inmobiliario, aunque en la mayoría de los casos las negociaciones son iniciadas, según explican los okupas, por la propiedad con cantidades mucho más bajas -entre 1.000 y 2.000 euros-, que, en ocasiones «se acaban aceptando por necesidad, miedo o desesperación por tratar de evitar desalojos violentos o acoso», según explican los propios okupas.

Una cifra insuficiente para encontrar un nuevo hogar, según explican desde el colectivo okupa. «Llega un punto que vemos más lógico que alguien tenga un cúmulo de casas que que una persona pueda acceder a algo tan básico como una vivienda. Juegan todos con esa complejidad. El objetivo de grandes propietarios e inmobiliarias es ganar dinero, el nuestro únicamente es vivir. No se pueden igualar esas dos necesidades», explican fuentes de la comunidad okupa.

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El hecho de que la mayoría de viviendas okupadas que se ponen a la venta pertenecen a fondos de inversión o a grandes propietarios complica en muchas ocasiones la negociación directa con el antiguo propietario, por lo que los ocupantes son conocedores de que la vivienda en la que habitan se ha vendido cuando el nuevo propietario se pone en contacto con ellos. Desde las inmobiliarias consultadas aseguran que el trato con los okupas por parte de las empresas comercializadoras es mínimo, ya que en la mayoría de casos se desconoce incluso el estado en el que se encuentra la vivienda.

En ese punto, entra en juego otra cuestión en la que sí que coinciden tanto trabajadores del sector inmobiliario como okupas: no todas las casas en las que habita alguien de forma irregular pueden meterse en un mismo cajón.

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«Ante la baja oferta de pisos libres cada vez hay más inversores en busca de pisos okupados, pero también depende mucho la compra del tipo de ocupantes que estén en el activo. Ahí ya pasamos a si es okupa antiguo inquilino, antiguo deudor, okupa de patada y dentro de ellos si son vulnerables o no», explica Fernando Serrentino, del grupo Century 21 Libery Home, que dispone de varias viviendas de este tipo a la venta en la ciudad de Valencia.

El tipo de okupa, por lo tanto, determinará la cuantía extra que deba desembolsar el nuevo propietario para encauzar la negociación, pero también el tiempo de espera que deberá asumir elcomprador para tener la casa a su disposición.

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De hecho, más allá del aspecto puramente económico, otra de las cuestiones a tener en cuenta es el tiempo de espera para entrar a vivir o poner la vivienda en alquiler, que será mucho mayor que en los inmuebles sin okupas. Desde el sector indican que el tiempo de permanencia de las viviendas okupadas en el mercado hasta que son vendidas es como mínimo de tres meses. Un plazo al que se le debe sumar la duración del proceso judicial, en caso de que esté abierto, o el periodo de negociación para tratar de llegar a un pacto para el desalojo.

«Por lo general la venta de pisos okupados tarda en venderse mínimo 3 meses, ya que no son activos a los cuales cualquier inversor está acostumbrado a comprar», explican desde una inmobiliaria. Sin embargo, el interés por este tipo de viviendas es cada vez mayor, a pesar de tratarse de activos que por todas sus características pueden ofrecer una rentabilidad más a largo plazo.

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