Las autocaravanas, una alternativa de moda a raíz de la pandemia

La Comunitat Valenciana cuenta con todo lo necesario para ser uno de los destinos marcados en rojo para cualquier usuario de autocaravana. Bien sea en la costa, donde las ubicaciones próximas al mar son las más cotizadas, o en el interior, donde lo más buscado es el contacto con la naturaleza. De hecho, las áreas de descanso para este tipo de vehículos, que pueden ser conducidos con el carnet de coche siempre y cuando su peso no supere los 3.500 kilos, rozan el lleno durante la época estival.

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Sin embargo, la búsqueda de un entorno exclusivo para pernoctar también lleva a los usuarios a aparcar en lugares en los que no está permitido hacerlo, generando confrontación con los vecinos de la zona como ya ha sucedido este verano en El Saler, El Puig o la Pobla de Farnals.

La situación es distinta en los pueblos de interior, donde la red de Punts Nets AVANT, impulsada por la Generalitat el pasado verano, permite que 34 municipios se cuelen en los planes de los viajeros en autocaravana. La red de Punts Nets AVANT consiste en áreas de servicio, que están geolocalizadas, en las que las personas usuarias de las autocaravanas pueden repostar agua potable y vaciar las aguas grises y las aguas negras, cumpliendo así con las exigencias medioambientales de tratamiento de residuos.

El perfil de turista más habitual en el sector del autocaravaning depende de la época del año. Desde octubre hasta mayo es el jubilado europeo el que se desplaza –en la mayoría de ocasiones con autocaravana propia– hasta la Comunitat en busca de temperaturas más agradables que las que puede encontrar en otras zonas del continente. Con la llegada del verano, son las familias con hijos las que optan por el alquiler de autocaravanas para disfrutar de las vacaciones. «El alquiler está cada vez más de moda y ha llegado para quedarse. Cada año encontramos más gente nueva que quiere probar esta forma de viajar», asegura Muzzati.

Una alternativa en alza desde la época de la pandemia, cuando el cierre de hoteles y la búsqueda de formas de viajar distintas a las tradicionales catapultaron al sector de las autocaravanas: «Cerraron muchos hoteles y cuando volvieron a abrir la gente tenía mucho respeto a los alojamientos tradicionales. Esa fue la forma de descubrir que la autocaravana es mucho más privada».

No obstante, la privacidad tiene un coste. Y más en temporada alta. Según los cálculos de Fabrizio Muzzati, el precio de la experiencia en pleno agosto puede situarse cerca de los 1.500 euros. «No es barato, pero no es un tipo de viaje que hagas para ahorrarte el hotel. El usuario de autocaravana de lo que disfruta es del propio viaje», asegura.