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Ana García vuelve a tomar el mando por segunda vez de la delegación valenciana de Comisiones Obreras (CCOO PV). A los retos de siempre ... se suman otros nuevos, como la reconstrucción tras la dana, el desequilibrio entre la oferta y demanda en el mercado laboral y la reducción de la jornada laboral.
–¿Han cambiado mucho las prioridades del sindicato respecto a las de hace cuatro años cuando accedió al cargo por primera vez?
–Las prioridades fundamentales no han cambiado: alcanzar la igualdad real y efectiva erradicando las brechas de género y la lacra que supone la violencia de género. Ha habido avances, pero hay que continuar estableciendo políticas públicas para alcanzarla. Por otro lado, el refuerzo del Estado se Bienestar y por supuesto de los servicios públicos es básico y más ahora que hay tantas dificultades. El punto de partida en materia de empleo ha mejorado, pero hay que seguir avanzando en establecer políticas activas de empleo, en materia de implantación de empresas o de crecimiento de su tamaño. Las cuestiones novedosas tienen que ver con el derecho a la vivienda y todo lo relacionado con el crecimiento de la extrema derecha que pone en cuestión la propia democracia, extendiendo los discursos de odio.
–¿Por qué no secundaron la huelga general del 29 de mayo que reivindicaba la dimisión de Mazón por la gestión de la dana?
–Compartimos los motivos de fondo, pero no compartimos la estrategia. Creemos que las huelgas son un instrumento para reivindicar derechos laborales y sociales. El trasfondo de esa huelga es político y las huelgas políticas son ilegales. Entendemos la huelga como un instrumento para combatir agresiones de algún gobierno a derechos laborales, como la huelga que hubo en el 88, cuando se quería hacer por parte del gobierno socialista una reforma agresiva para el empleo. Las huelgas son para reivindicar derechos laborales.
–¿En qué punto se encuentra el diálogo social con el Consell?
–Al inicio se empezó con mucha voluntad pero vino la dana y se llevó el diálogo social por delante. Tuvimos una reunión a finales de enero donde se dijo que se creaba una mesa específica mensual de seguimiento de la dana. Desde entonces no se ha hecho ninguna reunión más. El balance es que el diálogo social está en punto muerto ahora mismo.
–¿En qué se puede traducir el recorte en partidas como la prevención de riesgos laborales ejecutado en los Presupuestos aprobados por el Consell con el apoyo de Vox?
–Un recorte en una cuestión tan sensible como la vida de los trabajadores su salud nos va a impedir promocionar la prevención de riesgos laborales como estábamos haciendo en todas las empresas. También ha habido recortes en los planes de igualdad. Estos Presupuestos nos preocupan mucho porque creemos que al haberse tomado decisiones de carácter ideológico, donde se le da valor al negacionismo del cambio climático, de la violencia de género, y de derechos que creíamos consolidados, nos hará retroceder como sociedad.
–Una de sus batallas actuales es conseguir la reducción de jornada. ¿Es viable para pymes y en cualquier sector?
–Poder se puede. Ya se hizo cuando se introdujeron las 40 horas. Nunca hemos dicho que tenga que ser de un día para otro. Tiene que negociarse según el sector, claro. El 'café para todos' no sirve, pero sí sería necesaria una ley que fije la jornada en 37,5 horas semanales. Luego, cada sector ya ajustará según sus realidades. Y sí, también puede aplicarse en pymes. Igual necesitan más tiempo o regular mejor las horas extra, pero si se pueden pagar horas extra también se puede contratar a alguien para cubrir esas horas. Además, hablamos de un millón de horas extra a la semana de las que casi 400.000 no se están pagando. Estas cuestiones se tienen que que regular. Por otro lado, se habló de conceder ayudas económicas para acompañar a las pymes en esa transición pero la CEOE y CEPYME lo rechazaron. Poor último, reducir la jornada es otra vía de mejora salarial. En los últimos años ha crecido la desigualdad entre capital y trabajo; hemos visto un récord de los beneficios empresariales, y entendemos que eso debe redistribuirse a través de la negociación colectiva y los salarios. Los beneficios se logran también gracias al esfuerzo de los trabajadores, así que debe haber un reparto justo vía salarios.
–Respecto al reto de la vivienda que ha comentado, se ha visto que poner tope de precio a los alquileres en el caso de Barcelona ha dado como resultado una reducción de la oferta, ¿considera que realmente esa es una vía efectiva?
–Creemos que es una de las vías pero no la única. También es cierto que el precio se ha reducido en Barcelona, ¿no? La cuestión de la vivienda es multicausal y por ello se tienen que tomar distintas medidas. Una es el tope de los precios, pero otra es también establecer vivienda pública. También es importante no hacer cambios normativos, como se han hecho aquí, con los que la vivienda protegida pasa a ser vivienda libre. Eso es destinar nuestros impuestos a manos privadas o a grandes empresas que hacen negocio con la vivienda, como ya hemos visto que ha ocurrido. Por lo tanto, se tienen que tomar distintas medidas pero no creo que construir miles de viviendas sin control, como ya pasó en la burbuja inmobiliaria, sea la solución.
–Pero en la burbuja inmobiliaria se unieron más factores para crear la tormenta perfecta, como la sobrefinanciación y el papel de las cajas de ahorros en el sector del ladrillo...
–Claro, pero no hay que caer en la tentación de construir un exceso de vivienda porque puede lo normal es que se traduzca nuevamente en una laxitud a la hora de financiar. De hecho, si se habla con entidades bancarias, se pueden ver ya casos de laxitud en este sentido que si se incrementa puede luego llevar a problemas a la también hora de dar hipotecas. Es cierto que se aprendió de aquella crisis y que realmente se han puesto más más controles, pero no podemos caer en esa tentación de volver a repetir errores del del pasado. No estamos en contra de que se construya, lo que entendemos es que no se tiene que construir masivamente; hay mucha vivienda vacía que se puede rehabilitar.
–En su hoja de ruta sigue estando una transformación del modelo productivo. ¿Hay que reducir el peso del sector servicios o de alguna de sus actividades?
–No hay que denostar ningún tipo de sector productivo, pero es cierto que hay actividades que traen un valor añadido, como puede ser todo lo relacionado con las industrias, del tipo que sean, ya que suele tener unas condiciones distintas a otros sectores. El sector servicios es el sector estrella de la Comunitat, por lo que hay que poner las herramientas para que sea un sector con condiciones dignas de de trabajo. Es decir, que no haya empresas explotadoras, que es lo que lo que ha estado pasando siempre y lo que sigue pasando a día de hoy. No son todas las empresas, claro. Generalizar no es bueno; siempre hay empresas y empresarios que van a tener en consideración las normas laborales. Sin embargo, pronto veremos con la campaña de verano a hosteleros que afirman que no encuentran trabajadores. Lo que no hay son esclavos, que es distinto. No puede ser que se firmen contratos de cuatro horas por si acaso viene Inspección, para al menos así que conste como legal, pero luego tener a esa persona 12 horas. Lo digo además por por experiencia porque mi padre ha sido camarero durante 30 años y sabemos eh lo que pasa.
–¿Y el turismo? ¿Qué propone para el principal motor de la economía valenciana?
–Al gobierno valenciano le debería interesar que hablemos también de turismo, de un turismo que sea sostenible frente a un turismo de masas, que al final económicamente tampoco te va a generar tanta riqueza. Todo depende del turismo que se haga; si los turistas se van a pisos pirata, por así decir, lógicamente no van a dejar tanto dinero y se lo va a quedar muy poquita gente. Nosotros proponemos un turismo sostenible y también un turismo rural. Tenemos en nuestra comunidad una riqueza importantísima de de zonas del interior y que se pueden promocionar y potenciar. Esto, a su vez, puede ayudar a combatir la despoblación. El turismo es, por tanto, una de las cuestiones que tenemos que poner encima de la mesa para para dignificar a las personas que viven en zonas despobladas. Si no al final se va a concentrar todo en las grandes ciudades y en la costa.
–Entre las prioridades de su mandato ha mencionado también la implantación empresas y atracción de inversores, ¿cree que la Comunitat ha ganado reputación en este sentido en los últimos años?
–Se tiene que fomentar el crecimiento de las empresas para la creación de empleo, pero ahora mismo tenemos un problema reputacional. Con la dana no sólo se han sentido desprotegidas las personas, las empresas también porque nadie las avisó. Hay muchas empresas en zonas inundables y ahora hay una reforma de una ley en nuestra comunidad que va a permitir construir en suelo protegido. Las empresas no son tontas y van a calibrar los pros y los contras a la hora de ver opciones sobre dónde instalarse en la Comunitat Valenciana. El Consell debería analizar esta cuestión para garantizar que las empresas tengan la seguridad necesaria para implantarse aquí, que no corran riesgos y que puedan crear empleo.
–¿Os consta que haya inversores que se estén replanteando venir por ese motivo?
–Creo recordar que estábamos pendientes de saber si venía finalmente una empresa de automoción de alta gama, pero no sabemos si está parado o qué ha sucedido. La falta de noticias quizás signifique malas noticias. Si fueran buenas noticias las sabríamos.
–Otro de los retos que figuran en la hoja de ruta del sindicato es seguir presionando por cambiar el modelo de financiación...
–Sí, pero no sólo se trata de conseguir un modelo realmente justo, puesto que somos la comunidad peor financiada. También debe producirse una reforma fiscal en profundidad: que pague más quien más tiene, no como está pasando en la Comunitat. No puede ser que a día de hoy las rentas del trabajo proporcionalmente estén aportando más que las rentas del capital. Vemos exenciones de impuestos a empresas grandes y una serie de medidas regresivas que no puede ser. Necesitamos impuestos para tener servicios públicos y dar ayudas. Por último, necesitamos una condonación de la deuda ilegítima.
–¿Cree hay un problema en la gestión de la migración?
–Yo no lo llamaría problema, estamos hablando de derechos humanos. Hay que establecer unas normas y medidas, claro, y hay que mejorar las que existen, también, pero necesitamos esa migración trabajadora para cubrir los puestos que se van a ir generando los próximos años, no solo aquí, sino en toda Europa. Una de las propuestas que pusimos sobre la mesa en cuanto pasó la dana es que las personas migrantes afectadas que se encontraban en un limbo legal y no podían acceder a ayudas pudieran regularizarse rápidamente. En definitiva, estamos hablando de personas y de derechos humanos. Debe haber una integración en la sociedad. Creo que la derecha está aprovechando las circunstancias para extender su su discurso de odio.
–¿Está fallando la Administración en esa integración?
–La Administración tiene que acompañar en ese proceso de integración. Y, sí, en este tema está pinchando mucho. Encima aquí el Consell está asumiendo el relato de Vox al ejecutar recortes en este sentido en sus Presupuestos.
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