Oberto: «Tras la dana sentí orgullo porque reconocí a esa Valencia que siempre se levanta»
La leyenda que llevó al Pamesa a la gloria europea en reconoce su amor a la terreta «porque cada vez que vuelvo me entran más ganas de quedarme» y lanza un órdago con la llegada del Roig Arena: «Va a ser un recinto donde seguro que vamos a ver, antes o después, un partido oficial de la NBA»
Fabricio Oberto (Las Varillas, 1975) no tuvo ninguna duda cuando recibió la llamada del Valencia Basket para que participara en la despedida de la Fonteta ... formando parte del equipo de leyendas del club. Viajó desde San Antonio, recién terminado el curso NBA donde es comentarista televisivo, para renovar sus votos de amor la ciudad.
–¿Qué sintió cuando salió por el túnel de la Fonteta?
-Me quedé impresionado por la cantidad de gente que había en las gradas y luego sentí algo muy especial. Desde que me retiré sólo me he vestido dos veces de corto para jugar un partido, el año pasado para conmemorar los 20 años de la Generación Dorada de Argentina que ganó el oro olímpico y ésta con el Valencia Basket. Sentí mucha emoción, como si no hubiera pasado el tiempo. En esos momentos te das cuenta de cuánto significas para la gente. Cuando estamos en activo no nos paramos a pensar en eso, y es lo más importante.
–En la pista se vio mucho nivel.
-Disfruté muchísimo porque había una energía enorme entre todos los jugadores, tanto del equipo de leyendas de Valencia como los de España. Eso me gustó mucho. Vivimos en la pista una simbiosis buena entre jugadores de varias generaciones, que eso nunca es fácil, y el partido fue bonito. Salió redondo, por un nivel de juego divertido y ameno con jugadores de muchas épocas. A nivel personal me gustó mucho sentir que, por ejemplo, hubiera jugado muy cómodo con Dubljevic en un equipo. Era como estar en un videojuego donde puedes elegir jugadores de distintas épocas. De los que no tuve la suerte de jugar, con Dubi, Van Rossom o Rafa Martínez creo que me hubiera entendido muy bien. Con Hopkins sí que coincidí en el Pamesa pero hacía 20 años que no jugábamos juntos y hubo un par de ataques que nos salieron muy parecidos a aquella época. Volví a saludar a Amaya Valdemoro, que en aquella época jugaba en el Ros Casares. Fue todo muy lindo.
–¿La conexión con los aficionados fue incluso más especial?
-Sí, lo más emocionante fue lo de la grada. Los aficionados se acercaban a la valla para contarnos sus historias. Desde uno que me decía que empezó a venir en nuestra época de la mano de su padre, a una chica que también era abonada en los años de aquel Pamesa del 2003 y que me contaba que ahora ya era madre y otra lo mismo pero abuela. Ahora que han pasado justo dos décadas desde que me marché de Valencia, significa que la gente nos sigue queriendo como familia y que fuimos importantes en sus recuerdos. Esa conexión es preciosa. No sé si puede salir mejor un evento de cierre como el que vivimos en la Fonteta.
–Su hija es medio valenciana. Eso asegura una conexión.
-La conexión con Valencia siempre la he tenido aunque ya no viva aquí porque es cierto que mi hija tiene una parte valenciana. Aquí fue concebida y ahora, veinte años después, va camino de ser arquitecta. Llevo dos años seguidos volviendo y la verdad es que es algo que me planteo. Tengo muchos amigos y cada vez que vuelvo me entran más ganas de quedarme, aunque de momento estoy muy bien con mi trabajo en la ESPN comentando la NBA. En las finales hacíamos más de cinco horas de directo y es un mundo que me gustas.
–¿Su mejor recuerdo en el Pamesa es la ULEB Cup de 2003?
-Siempre recuerdo que teníamos un equipazo y que aquel título de la ULEB Cup que ganamos en la Fonteta cambió la historia del club porque abrió la puerta de la Euroliga. Esos tres años nos marcaron a aquella generación de jugadores y también al Valencia Basket. Recuerdo a Fede Kammerichs subido a la canasta celebrando el título, con la afición enloquecida. Cada vez que veo ese vídeo parecía que estaba en Esparta animando a los guerreros a ir a la lucha. Esa imagen es el símbolo de nuestro Pamesa. De la lucha. Esa noche la Fonteta parecía más una cancha de fútbol de Buenos Aires. Después me vino una oferta para jugar en la NBA con los Spurs, que es el sueño de todo jugador, y era algo que no podía rechazar como en su momento fue la del Pamesa. Hay gente que dice que a los lugares donde fuiste feliz nunca hay que volver. Estoy en contra, si fuiste feliz fue por algo.
–Muchos aficionados de Valencia se hicieron de los Spurs para seguir siguiendo sus pasos.
-Cuando a un aficionado le has marcado por jugar en su equipo y luego te sigue la trayectoria eso hace que tengas una mayor responsabilidad, porque aunque ya no sea su equipo sigues siendo un referente para él. La afición de Valencia nos sabía respetar y valorar. La Fonteta te apretaba cuando no hacías bien las cosas, y me parece bien, pero era agradecida. Los últimos partidos, con el equipo fuera de playoff en 2005, fueron durísimos porque la gente nos pitaba pero cuando pasa eso tienes que salir y dar la cara. Me ayudó a seguir creciendo, como jugador y persona.
–¿Valencia está cambiada?
-En estos veinte años noto el crecimiento que ha tenido como ciudad. Viví el desastre de la dana con mucha tristeza, porque sé que mucha gente perdió familiares, sus casas... pero tras ella sentí mucho orgullo porque reconocí a esa Valencia que siempre se levanta al ver cómo la gente se ayudaba. Ese es el carácter que aprendí que tenéis los valencianos. Sois un pueblo que se levanta de los golpes, como de la ceniza de las fallas, y eso manda un mensaje muy importante. Valencia siempre se levanta. Estoy orgulloso de la ayuda que dio el club y también Juan Roig a los afectados. Desde que supe que todo lo recaudado en el partido de la leyendas era para los afectados tenía claro que no podía faltar. Valencia está bien arriba en las ciudades de Europa, no sólo la calidad de vida sino por la humana, la forma de ser o de tratar a la inmigración que ha venido a trabajar o a disfrutar de la ciudad. Me fijo en esos detalles cuando viajo y la verdad es que creo que así.
–¿Veremos un partido oficial de la NBA en el Roig Arena?
–El Roig Arena va a ser un recinto donde seguro que vamos a ver, antes o después, un partido oficial de la NBA. No hay dudas porque ya están haciendo los contactos. Si llegó a París o a Londres, estoy convencido que alguna vez lo veremos aquí, en Valencia, en un Arena que va ser, a nivel tecnológico y de prestaciones, el mejor de Europa.
-Me imagino que sigue en contacto con el resto de la banda argentina de aquella época en el Pamesa.
-Si. Hace poquito fue el cumpleaños de Fede (Kammerichs) y estuvimos charlando y siempre nos acordamos de Valencia. También con el pumita (Montecchia) que nos vimos en noviembre en el partido de Argentina, siempre estamos en contacto y él sigue con su pesca y sus cosas. Cada uno va por su camino y su vida, pero siempre estamos conectados y estando atento de lo que hacemos porque fue una época muy bonita la que compartimos.
-¿Tras llenar la Fonteta el reto es hacerlo con el Roig Arena?
-Llenar el Roig Arena será un reto pero creo que la afición no va a dejar de pasar la oportunidad de vivir los partidos en otra dimensión de disfrute. Ahora lo que hay que seguir haciendo son buenos equipos, como el que les ha hecho disfrutar esta temporada con Pedro Martínez, porque la afición seguirá teniendo ese sentimiento de pertenencia que tenía en la Fonteta. El Valencia Basket es un club que está tratando de hacer las cosas bien y que es un referente del baloncesto. No sólo por el primer equipo masculino sino por el femenino, que está creciendo de una manera tremenda, y todo el trabajo que se hace en la cantera con L'Alqueria. Todo eso es futuro, para el club y la ciudad.
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