Un máster para Chechu Mulero

La crisis provocada por el Covid-19 ha condicionado la temporada deportiva en curso –en baloncesto no ha terminado puesto que en la Fonteta se disputará el torneo final de la ACB entre el 17 y el 30 de junio– pero también lo va a hacer con la siguiente. No sólo por la alteración económica de los mercados, con la duda de saber si afectará a los precios de los jugadores de nivel Euroliga, sino porque la toma de decisiones va a tener variables nuevas. El Valencia Basket es el mejor ejemplo. La entidad taronja siempre espera al final de temporada para decidir sobre las renovaciones, donde el rendimiento de jugadores y entrenador se evalúa con la fotografía completa del curso. En este caso va a tener tres meses en blanco y un regreso en el que está por ver en qué condiciones llega el equipo. De lo que ocurra dependerán las notas que afectan a un mínimo de diez contratos; el del técnico Ponsarnau, el de los siete jugadores que terminan contrato (Van Rossom, Loyd, San Emeterio, Labeyrie, N'Dour, Doornekamp y Tobey) y el de los dos que tienen opciones en los suyos, ya sea de corte (Motum) o de ampliación (Abalde).

«La temporada está siendo extraña por la incertidumbre que hemos vivido desde que comenzó el confinamiento», reconoce Chechu Mulero a LAS PROVINCIAS. El director deportivo taronja va a cursar su particular máster este verano porque en sus decisiones va a tener que introducir variables que nunca han aparecido en los informes: «Esta situación nos ha afectado a todos y desde la dirección del club hemos tenido que capear de la mejor manera posible y estar cerca del equipo. Hemos tenido que hacer una labor especial». Es cierto que el método de trabajo, sólo se ha tomado la decisión de renovar a Dubljevic hasta 2023, le va a ayudar porque tiene las manos libres: «Todo va a estar condicionado tras un parón de tres meses en la competición pero hemos marcado un camino. No varía mucho de lo que solemos hacer que es esperar hasta el final de la temporada y es ahí donde analizaremos el rendimiento de la plantilla». Mulero reconoce que ya tiene en mente el tipo de equipo que quiere para la 20-21 «porque malo sería que no lo tuviera claro a principios de junio. Otra cosa es que podamos pero hay ciertos detalles y aspectos de la plantilla que tenemos que mejorar para el curso que viene».

«Está claro que vamos a disputar la Euroliga 2020-2021 por méritos deportivos», comenta rotundo. ¿Con el objetivo por tanto conseguido renovará Ponsarnau? «En este club las decisiones con respecto al entrenador no se toman hasta que acabe la temporada. Habrá que esperar a terminar la fase final de la Liga Endesa para tomar una decisión al respecto«.

Sobre el regreso del trabajo confiesa que ha visto a los jugadores «mejor de lo que podíamos esperar, han sido profesionales en el tiempo en el que han estado confinados» y que nos espera la fase final de la ACB más incierta de la historia: «Es muy importante saber cómo van a estar de mente los equipos cuando lleguen a Valencia y estén alojados en el hotel. Raro va a ser que puedan salir de allí. A ver cómo afrontan los jugadores la situación de estar confinados en una habitación mientras dura una competición tan exigente, jugando un día sí y otro no y lo que supone una fase de grupos tan breve donde un tropiezo te puede condicionar. Jugar sin público hace que todo el mundo se tenga que acostumbrar a las gradas vacías. No creo que nos vaya a afectar más a nosotros porque sea el nuestro y nos sintamos más extraños. Lo que tenemos es que estar preparados«.