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El Valencia Basket celebra el título de campeón.

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El Valencia Basket celebra el título de campeón. Jesús Signes

TETRACAMPEÓN DE EUROPA

El Valencia Basket acaba barriendo de la pista al Alba Berlín y vuelve por la puerta grande a la Euroliga gracias a tres cuartos antológicos

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Lunes, 15 de abril 2019

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El Valencia Basket recibe al Alba Berlin para disputar el tercer partido de la final de EuroCup, a las 20:30 horas en la Fonteta.

Esta noche se decide todo. Una temporada europea más que acaba. Casi un año luchando por el título de campeón y por un billete a la próxima Euroleague tocan a su fin hoy en la caldera taronja. Jaume Ponsarnau podrá contar con: Van Rossom, Doornekamp, Sastre, Dubljevic, Will Thomas, Matt Thomas, Alberto Abalde, Guillem Vives, Labeyrie, Antoine Diot, Mike Tobey, Rafa Martínez y San Emeterio.

El técnico del Alba, Aíto García Reneses tendrá en sus filas a: Siva, Hermansson, Giedraitis, Sikma, Clifford, Saibou, Giffey, Schnneider, Wagner, Ogbe, Thiemann y Nnoko.

Sigue minuto a minuto el partido decisivo de la EuroCup en lasprovincias.es.

LA PREVIA de J.C. Villena

El largo camino de la Eurocup para el Valencia Basket tiene una última parada en la Fonteta. Ese es el premio que cincelaron los jugadores de Jaume Ponsarnau mientras iban encadenando una victoria tras otra, la cuenta se cerro en quince seguidas, y convertirse en el mejor equipo de la competición tras el Top 16. El premio entonces era tener la última bala en la recámara en casa, ante su gente. Es cierto que no es sinónimo de gloria, como dejó labrado a fuego de cada tabla de madera de Hermanos Maristas el Unicaja en 2017, pero también lo es, como recordó un veterano como San Emeterio, que las desgracias no tienen que repetirse por sistema. El Valencia Basket tiene una nueva opción de alcanzar el cielo delante de su afición, como lo hiciera en la ULEB Cup de 2003 o en la Liga Endesa de 2017. Si el final del cuento es con lágrimas de alegría todo el mundo prefiere celebrar un título en casa propia y no en morada ajena.

Para que el conjunto taronja levante esta noche su cuarto título continental, y vuelva a poner su nombre entre los equipos inscritos para la próxima Euroliga, el partido tiene que parecerse más a lo ocurrido el martes en la Fonteta y no el viernes en el Mercedes-Benz Arena. El Alba empató la serie al aprovechar su caudal en el rebote ofensivo y las pérdidas del rival. Pese a todo, los valencianos tuvieron en su mano la victoria en el tiempo reglamentario, demostrando que siguen siendo favoritos a poco que puedan imponer sobre la pista su estilo de juego.

La gran novedad del partido decisivo puede ser Guillem Vives. El catalán volvió ayer a los entrenamientos tras superar su desgarro muscular y si en la última sesión de tiro ofrece buenas sensaciones podría entrar entre los doce elegidos. Si obtiene el alta deportiva, Ponsarnau tendrá que hacer dos descartes técnicos. Uno de ellos será Sergi García, que ayer no participó del último entrenamiento puesto que el entrenador prefirió utilizar trece jugadores con la entrada de Vives a la dinámica de grupo.

El Valencia Basket es consciente de que la experiencia va a ser un grado en el decisivo duelo de esta noche. En Berlín, donde el ambiente fue terrible para los taronja, claudicaron los de Ponsarnau en la prórroga y hoy cuenta con el factor cancha (pleno de victorias en casa en esta Eurocup) para conquistar el título. «Ellos tendrán un poco menos de presión que nosotros porque jugamos en casa pero tenemos bastante gente experta así que tenemos que mantener la tranquilidad, jugar a lo que tenemos que jugar y gestionar los momentos difíciles con la afición», manifestó ayer Sam Van Rossom, uno de los líderes del vestuario y el mejor hombre del Valencia Basket en el encuentro del Mercedes Benz Arena. El jugador belga señaló que los dos aspectos que más deben cuidar son «el rebote y controlar las pérdidas» y dijo que lo que más le preocupa del Alba Berlín es que «entran en racha y empiezan a correr, esto es lo que tenemos que controlar, hay que limitar su juego de transición como hemos hecho en el primer partido y también algo en el segundo».

El capitán, a por el récord

Rafa Martínez tratará de convertirse hoy en el primer jugador de la historia de la Eurocup en conseguir tres títulos, después de los conquistados en 2010 y 2014. Buscan meterse en el grupo de jugadores con dos títulos en la competición el base Sam Van Rossom y el pívot Bojan Dubljevic, que fueron campeones con el capitán taronja en Kazan hace cinco años. Es la primera opción de llevárselo para Sergi García, Alberto Abalde, Louis Labeyrie, Mike Tobey, Matt Thomas, Aaron Doornekamp y tratarán de quitarse la espina de la final de 2017 Antoine Diot, Will Thomas, Guillem Vives. San Emeterio y Joan Sastre. También Jaume Ponsarnau que formaba parte del cuerpo técnico de Pedro Martínez hace dos años y que lucha por conseguir su primer gran título como entrenador principal, precisamente en la competición en la que consiguió remontar el vuelo esta temporada tras la derrota en Tenerife que estuvo a punto de poner fin a su trayectoria al frente del conjunto taronja. Conviene no olvidar de donde se viene para darle más lustre a lo que se puede conseguir.

Con el apoyo de una afición entregada, que en diez minutos acabó con las entradas disponibles para el envite, el Valencia Basket tratará de conquistar su cuarto título en ocho finales europeas. Un logro que, además, lograría subir al 50% las finales ganadas en competición continental, tras un inicio lastrado por las finales perdidas. Como sucediera en el primer partido de la final, habrá recibimiento de la afición a los jugadores del Valencia Basket que pocos minutos después deberán hacer frente a Sikma, Hermansson, Giedraitis, Clifford, Siva, Wagner y compañía para ganar el título. La Fonteta quiere vivir una noche mágica, un momento de gloria que abra de par en par la puerta de la Euroliga.

Cuatro veces campeón de Europa. Repitan la frase las veces que haga falta si no se la creen. El Valencia Basket conquistó ayer por todo lo alto el título de la Eurocup y ya es tetracampeón del viejo continente. Un logro que en las últimas dos décadas tan sólo han conseguido el Maccabi y que sólo ha superado el Panathinaikos con cinco. El mejor equipo español en competiciones europeas de los últimos veinte años se hizo eterno ayer en una Fonteta entregada y abriendo de par en par la puerta de la Euroliga. El Valencia Basket volverá la próxima temporada a la Copa de Europa gracias a una victoria coral simbolizada en el 116-60 en la valoración. Si algo será recordado del campeón de la Eurocup de 2019 es que todos sus integrantes, en cualquier momento de la competición tuvieron su protagonismo.

Uno de ellos es Rafa Martínez. El capitán pasó ayer un día complicado desde que se comunicó que era el descarte técnico del partido pero la sonrisa no le desapareció del rostro desde que enfiló, vestido de corto, el camino que le separaba en el parquet hasta que Jordi Bertomeu le entregó el trofeo. En esta ocasión no hubo un alzamiento de la copa en pareja, como ocurrió con los últimos títulos del Valencia Basket, con lo que quedó un sentido homenaje al eterno jugador de Sampedor. Con la Fonteta en pie, y la Senyera ondeando en el podium de los campeones, el cuarto título europeo surcó el aire del pabellón para volar hasta la eternidad. Su recorrido visual pasó, curiosamente, por el ángulo en el que acabara subida la camiseta con el dorsal 17 de Rafa Martínez cuando se retire.

Esa misma Fonteta que estaba loca de alegría mientras su capitán levantaba la cuarta Eurocup fue la que enmudeció casi dos horas antes con el 0-11 inicial que reflejó el marcador en los primeros cuatro minutos. El Fantasma del Unicaja sobrevoló el techo del pabellón pero lo único bueno de todo ello es que el cortocircuito no llegó en el tramo decisivo, el que llevó a los malagueños hace dos años a asaltar el templo taronja, y hubo tiempo de rectificar. Un gran porcentaje del público le reclamó a Ponsarnau que pidiera tiempo muerto. El de Tàrrega, al que algunos críticos le señalan de forma injusta falta de personalidad, ni se inmutó. Siguió su plan, el de la llamada escuela de Badalona, de arreglar los primeros problemas en un partido en la pista y con cambios, no con un tiempo muerto que alimente la motivación del rival al entender que ha matado al adversario.

Valencia Basket

Van Rossom (-), Vives (-), San Emeterio (18), Will Thomas (15), Tobey (1) -cinco titular- Abalde (3), Labeyrie (4), Diot (2), Dubljevic (18), Sastre (5), Matt Thomas (19) y Doornekamp (4)

89

-

63

Alba Berlin

Siva (14), Hermannsson (5), Giedraitis (19), Sikma (-), Clifford (6) -cinco titular- Saibou (-), Giffey (2), Schneider (2), Wagner (-), Ogbe (-), Thiemann (6), Nnoko (9)

  • PARCIALES: 17-18, 29-15 (46-33), 17-11 (63-44) y 26-19 (89-63)

  • ÁRBITROS: Rocha (POR), Mantyla (FIN), Nedovic (ESL). Sin eliminados

  • INCIDENCIAS: Tercer y definitivo encuentro de la final de la Eurocopa disputado en el pabellón de la Fuente de San Luis ante 8.000 espectadores

La entrada de Diot, Dubljevic, Matt Thomas y Labeyrie cambió de forma radical la primera parte de la final. Entre los cuatro trituraron la defensa del Alba con un brutal parcial de 40-12 en los siguientes 14 minutos de partido (40-23) que amenazó con romper de forma definitiva el encuentro. Entre esos cuatro jugadores el +/- acumulado fue de +79. Unos números impropios de una final, donde Matt Thomas se fue a los 16 puntos, y dejó muy tocado sobre el parquet al conjunto de Aíto García Reneses. En ese vendaval de juego también fue clave la dirección de Diot, con la versión más contundente desde que volvió de la lesión. La Fonteta le premió con una maravillosa ovación poco tiempo antes de que los alemanes avisaran, con un 6-10 que el partido no estaba decidido al descanso (46-33).

El Alba comenzó el tercer cuarto anotando pero el Valencia Basket no estaba dispuesto a dar ninguna oportunidad al conjunto alemán. Una canasta de San Emeterio (50-35) permitió a los taronja quitarse los nervios iniciales para llegar a la máxima expresión del tercer cuarto a falta de tres minutos con un triple de Doornekamp (61-41). Aunque aún restaban trece, la Fonteta ya sabía que iba a volver a celebrar un título.

Tan sólo restaba comprobar si al Alba aún le restaba alguna carta sobre la manga pero a cada fallo de Luke Sikma, negado en los dos partidos de la serie en Valencia, sus compañeros acabaron de bajar los brazos. Dos canastas simbolizaron el comienzo real de la fiesta. La primera de un Bojan Dubljevic que alzó los brazos al cielo tras anotar el 74-51. La segunda un mate, sí un mate, de San Emeterio que liberó toda la adrenalina acumulada desde hace más de una década. Tras perder dos finales de la Eurocup, una con el Girona y otra con el Valencia Basket en 2017, el cántabro se desquitó ganando uno de los únicos títulos que le faltaban a su espectacular palmarés, tanto con sus equipos como con la selección española.

Con el sonido de la bocina final se desató la locura. Era imposible contener a los jugadores de Ponsarnau que querían celebrar el trofeo antes de que les fuera entregado. Llegó en ese instante otro de esos momentos que se recordarán toda la vida. Los 8.000 valencianos presentes en la Fonteta cantaron al unísono ¡Alba, Alba! Viva el basket.

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