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Alba Torrens (Binisalem, 1989) es una de las jugadoras en activo, junto a Silvia Domínguez y Laura Gil, con un palmarés más radiante. Si algo ... comparten la actual santísima trinidad del baloncesto español es que siguen compitiendo con la misma ilusión que hace dos décadas, cuando comenzaron a despuntar en las selecciones de formación. La mallorquina busca su cuarta Liga Femenina, la tercera con el Valencia Basket, y reconoce en la previa de iniciarse el duelo con el Casademont Zaragoza que tiene decidido que este curso no ha disputado su último baile.
-¿Podría decir, sin consultar a Google, cuantas finales ha disputado como profesional?
-La verdad es que de memoria no lo recuerdo (sonríe con fuerza) pero es evidente que sumando las de clubes y selección son muchas. He tenido la suerte de jugar en este tipo de partidos y eso es algo que le gusta a todas las jugadoras. Estoy muy contenta de tener otra oportunidad.
-Lo digo porque a estas alturas de su carrera me imagino que lo que le mueve es la ilusión.
-Es así. Si lo escuchas el cuerpo no engaña y la mente en ocasiones sí que lo hace. La mente sí que nos engaña pero el cuerpo, si lo escuchamos, menos. Si estoy aquí a estas alturas de mi carrera es porque siento la ilusión y los nervios por seguir jugando partidos. Ahora, lo que tengo son más herramientas para gestionarlo. Es algo que vas aprendiendo con el paso de los años y vas practicando con la experiencia aunque no siempre lo consigues.
-¿Le queda algo por aprender del mundo del baloncesto?
-Estás en un aprendizaje constante y estoy convencida que cuando deje de jugar no habré aprendido ni la mitad de todo lo que te ofrece el baloncesto. Sentir esos nervios e ilusión antes de una final es una buena señal.
-¿La clave en la recta final de una carrera es saber elegir el momento de parar y que no sea algo obligado por una lesión?
-Ojalá sea así cuando llegue el momento, que pueda tomar la decisión por una elección. Intento escucharme, preguntarme y reflexionar. En estas dos últimas temporadas me he sentido muy bien físicamente, haciendo todo el trabajo necesario para que sea así. Como me siento bien físicamente y me gusta jugar lo que sí tengo claro es que voy a seguir jugando.
-¿Será de taronja y como local en el Roig Arena?
-No lo sé (vuelve a sonreír). Lo que tengo decidido es que seguiré jugando, en una decisión meditada, pero si es en el Valencia Basket no lo sé. A final de temporada habrá tiempo para saber dónde será y hablaré de ello.
-Lo que es un dato objetivo es que su nivel en la pista en este playoff está recordando al de sus mejores temporadas.
-Lo que me hace feliz es un poco la mentalidad que siempre he tenido como jugadora, que es ayudar y tener el rol que en cada momento me ha tocado o me toca ahora. En ese camino que es un playoff pues es lo que he intentado hacer tanto en los cuartos como en la semifinal de Liga y es lo que ahora intentaré hacer en la final. Creo que cuando te sientes satisfecha es por el trabajo que se pone en pista pero también es cierto que lo que nos hace más felices es conseguir el objetivo deportivo común que tenemos. Tenemos ganas de más.
-¿Con el cúmulo de lesiones sintieron que debían todas dar un paso al frente?
-Lo sentimos en los cuartos contra el Joventut donde teníamos bajas muy importantes. Que afectan dentro de la pista pero también fuera, como son las capitanas, y en ese momento me dí cuenta que tenía que coger el rol que me tocó. Cuando estás en una situación con tantas bajas debes intentar sumar para que el equipo consiga la victoria. En el baloncesto es importante asumir los roles que te tocan en cada momento.
-Despedimos a la Fonteta. Un recinto que vio ganar una Copa al Dorna Godella, Ligas al Ros Casares o una Euroliga a una leyenda como Taurasi.
-Hablar de la Fonteta es hacerlo de un recinto histórico del baloncesto. Los que habéis vivido toda su historia es algo especial porque si los asientos hablaran contarían muchas historias. Eso hace que esta final de Liga se convierta en un momento especial porque va a ser la última en este pabellón. Tiene un significado pero lo que tenemos que hacer es intentar centrarnos en lo que hay que hacer para que la Fonteta tenga un final bonito. Las emociones hay que saber gestionarlas para conseguir el objetivo que es ganar la final para despedirla como se merece.
-¿El Casademont Zaragoza va de tapado en la final?
-Es un muy buen equipo. Lo ha demostrado estas últimas temporadas y en el playoff, en el camino para llegar a la final. Han tenido bajas pero han sabido buscar sus fortalezas y tiene mucho mérito que estén en la final. Somos muy conscientes del equipo que es, de las jugadoras que son y que quieren ganar la final tanto como nosotras. Tendremos que dar nuestra mejor versión si queremos conseguir el título.
-¿Por dónde pasa el crecimiento de la Liga Femenina?
-Hay que confiar en el proceso y tener paciencia. Se han ido dando pasos y hay que valorar la profesionalización que ha habido. El Valencia Basket es un ejemplo y ese camino, con más recursos, es lo que tiene que ir llevando a un crecimiento. Los clubes, la Federación y las jugadoras tenemos que ir dando pasos en ese proceso de profesionalización. Pienso que es muy importante ir a por un objetivo común, poniendo cada parte su granito de arena para ir buscando esa igualdad que todos queremos.
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