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Faverani se eleva para ejecutar un mate en la final de la Copa de 2013 en Vitoria frente al Barcelona.
Baloncesto | valencia basket

Faverani se cruza en el camino por primera vez desde su salida

El brasileño abonó su cláusula de 750.000 euros para marcharse a los Bolston Celtics en el verano de 2013 tras explotar de taronja

juan carlos villena

Sábado, 30 de abril 2016, 23:44

Los de caminos de Vitor Faverani y el Valencia Basket no habían vuelto a cruzarse desde la salida del brasileño de la Fonteta en el verano de 2013. Aquel fue un culebrón que duró dos meses, el tiempo que transcurrió desde que el club le transmitió que no iban a negociar su salida hasta que abonó su cláusula de salida para la NBA, de 750.000 dólares. Ese final fue un giro inesperado a una historia que comenzó con los cantos de sirena de Real Madrid y Barcelona, algo por cierto calcado a lo que ha ocurrido esta semana con Justin Hamilton. La salida de la ACB hubiera doblado el ingreso en la caja de la Fonteta, puesto que el precio de su libertad para cualquier equipo de la liga española estaba tasado en 1,5 millones. Faverani salió con gesto muy serio de las oficinas de Hermanos Maristas la mañana del 30 de mayo de 2013. Fue el día en el que en una reunión con Paco Raga, Toni Muedra y Velimir Perasovic, se le comunicó que contaban con sus servicios y que no se negociaría ningún traspaso.

«El club ya dijo que no vendía y si quería irse debía pagar la cláusula íntegramente. No queríamos que se fuera», apuntó Paco Raga el día de su marcha. El director general no quiso confirmar el dinero ingresado pero sí que era «una cláusula importante, es un dinero que va al presupuesto y cuanto más tengamos mejor plantilla haremos». La relación del pívot con el técnico croata se fue desgastando con el tiempo, con lo que para cumplir su deseo de cambiar de aires se tuvo que afrontar el pago de la libertad. Soñada, por cierto, puesto que el de Porto Alegre cumplía su sueño de jugar en la NBA, en uno de los históricos.

El basileño firmó tres años de contrato con los Boston Celtics, aunque su maltrecha rodilla fue la causante de que su sueño americano acabara demasiado pronto.

Muy pocos sabían que en ese momento comenzó a gestarse la vuelta del hijo pródigo a Murcia, de donde había salido en el verano de 2011 a Valencia, puesto que el jugador siempre confió en los fisios del conjunto murciano. Tras un año en blanco, le llegó la oportunidad del Maccabi en 2015. Una relación que duró muy poco. El 4 de enero de 2016 se confirmó su regreso a Murcia y el carioca no pudo esconder su satisfacción por ese nuevo giro del destino: «Es una grandísima alegría. He vuelto porque aquí me encuentro feliz, me encuentro bien y a gusto. Yo, aquí sonrío, tengo amigos y gente que me quiere. El equipo médico me ha recuperado y, de aquí para adelante, solo puedo mejorar».

La vida deportiva para Faverani está dando tantos giros que, en ocasiones, se pierde la perspectiva. El próximo jueves, cumple 28 años con la mente puesta en recuperar su mejor nivel. El que dio en la Fonteta en su mejor pico de forma, donde demostró que podía ser un pívot dominante en la ACB. Muy pocos recuerdan el ojo clínico que tuvo en su momento Toni Muedra, que le rescató del olvido en aquel verano de 2011 donde la gran mayoría de los directores deportivos de la liga española habían cerrado las carpetas con su nombre, dando por bueno que era otro caso de talento que se quedaba en el camino. Si Faverani demostró algo en Valencia es que, centrado, es un grandísimo jugador. Si aquella generación en el conjunto taronja no es más recordada es porque le faltó la guinda del pastel que siempre dan los títulos. Ni en la final de la Eurocup de 2012, aquella que acabó con Pietrus persiguiendo al árbitro francés Viator en Khimki, ni en la Copa del Rey de 2013 en Vitoria, donde el Barça no dio opciones en el partido decisivo, el brasileño pudo probar las mieles del éxito con sus compañeros.

Que Faverani pueda hoy cruzarse por primera vez contra su exequipo es un pequeño milagro médico, puesto que se le diagnosticó a principios de abril un edema óseo en la rodilla derecha que le iba a tener en el dique seco un mes y medio. Reapareció la semana pasada en Santiago a buen nivel y hoy, conociéndole, su motivación será máxima.

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