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Garbiñe Muguruza rompe con su entrenador
Tenis

Garbiñe Muguruza rompe con su entrenador

La hispano-venezolana pone punto final a su relación con Sam Sumyk después de cuatro años y tras el desastre de Wimbledon

Enric Gardiner

Madrid

Martes, 9 de julio 2019, 11:52

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Garbiñe Muguruza ha decidido dar un giro de volante a su carrera y a su temporada y este martes ha anunciado el fin de su relación profesional con su entrenador, Sam Sumyk. Cuatro años después de que la española y el estadounidense comenzaran a trabajar juntos, los malos resultados cosechados esta campaña han dado fin a la relación.

La sonrojante derrota en la primera ronda de Wimbledon ante Beatriz Haddad Maia, número 121 del mundo, ha precipitado la ruptura con un Sumyk que llegó en 2015 al cuerpo de trabajo de la española.

La decisión ha sido anunciada por la propia Muguruza a través de redes sociales con un escueto mensaje. «Unas palabras para anunciar el fin de una extraordinaria aventura. 2 Grand Slam y N1 Mundial. Más que agradecida por estos 4 años. Gracias Sam», publicó la jugadora natural de Caracas.

Sumyk comenzó a trabajar con Muguruza en septiembre de 2015, después de haber sido entrenador de la bielorrusa Victoria Azarenka entre 2010 y 2015 y de la canadiense Eugenie Bouchard en 2015. El estadounidense sustituyo al español Alejandro Mancisidor al frente de Muguruza, después de que este le hubiera llevado a su primera final de un Grand Slam, tan solo unos meses antes en Wimbledon.

Junto a Sumyk afloraron los mejores años de Muguruza. Conquistó el torneo de Roland Garros en 2016, su primer 'major', seguido de Wimbledon, en 2017, aunque en esa ocasión Sumyk no se sentó en el banquillo de Muguruza por motivos personales y fue sustituido por Conchita Martínez. Ese mismo año se proclamó por primera vez en su carrera número uno del mundo, después de hacerse con el torneo de Cincinnati. La unión Sumyk-Muguruza granjeó, además, otros tres títulos: Pekín 2015 y Monterrey en 2018 y 2019.

Sin embargo, esta relación se ha ido erosionando con el paso del tiempo y a los desencuentros dentro de la pista, con sonoras broncas entre ambos, se han unido los malos resultados de los últimos años. La temprana e inesperada derrota en primera ronda de Wimbledon ha terminado por dar la puntilla.

Desde que Muguruza ascendiese al primer escalón del ránking WTA en septiembre de 2017, su tenis se ha disipado y los triunfos del pasado se han quedado en eso, en pasado. Desde entonces, Muguruza ha alcanzado tres segundas rondas de Grand Slam, tres octavos de final, una semifinal y una primera ronda. Unos registros muy lejos de la que se esperaba que fuera la gran dominadora en el circuito mundial tras Serena Williams.

Este bajón en los Grand Slam tampoco se ha visto traducida en una regularidad en los torneos más pequeños y su clasificación se ha hundido hasta el puesto 27, su peor puesto desde julio de 2014.

Tras caer en Wimbledon y ser cuestionada por un posible cambio en su equipo, Muguruza dejó dudas. «No lo sé y no quiero hablar ahora de esto», espetó la española. Días después, el divorcio con Sumyk es un hecho y la búsqueda de su sustituto, una realidad.

De momento, su próxima parada en el calendario es el torneo de San José, que arranca a partir del próximo 29 de julio, de cara a preparar el próximo Abierto de los Estados Unidos.

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