Las vidas paralelas de Albelda y Genovés II
La candidatura de ambos mediáticos deportistas a sus federaciones autonómicas ha plasmado lo complicado que es impulsar gran cambio al frente de este tipo de instituciones
Hubo un tiempo en que futbolistas de élite y pilotaris se sentaban en las mismas mesas. Al menos, en la ciudad de Valencia. El trinquet de Pelayo fue el epicentro del proyecto de Arturo Tuzón al frente del club de Mestalla en los 80, y jugadores blanquinegros como Sol o Pep Claramunt trabaron amistad con las figuras de vaqueta de la época. Actualmente el deportista del balompié, especialmente el que se asienta en la máxima categoría, está a otro nivel económico y social. Los profesionales de la vaqueta tienen un salario, dejémoslo en más modesto.
Esto no quiere decir que hayan dejado de haber sinergias entre deportistas, pero no sólo del fútbol y la pilota. También existen vidas paralelas, situaciones que permiten sacar conclusiones sobre el funcionamiento de ciertas instituciones. Por ejemplo, las Federaciones y el sistema de elección periódica (y por tanto teórica regeneración) de sus juntas directivas, sobre todo cuando concurren varias candidaturas.
Para este caso sirven como ejemplo la experiencia del exjugador del Valencia David Albelda y del expilotari José Cabanes 'Genovés II'. Dos figuras de su deporte, destacados ambos por su carisma y dotes para el liderazgo, pero que han chocado con la realidad cuando han concurrido a la presidencia de su federación autonómica.
Albelda se centró en su faceta como entrenador después de verse superado, en 2018, por la candidatura que encabezó Salvador Gomar. El actual presidente venció al exfutbolista… ¡por 30 asambleístas! Genovés II está aún disputando esta 'partida' y hasta el 30 de noviembre, si no hay pactos, no sabrá si encabeza a una junta directiva o a la oposición en una dividida asamblea de la Federació de Pilota Valenciana. Su pulso en las urnas con Vicent Molines ha sido mucho más ajustado.
Ambos exdeportistas se han medido a un candidato con claras connotaciones continuistas, al haber sido vicepresidentes en la anterior etapa. Que no está ni bien ni mal, pero que da para reflexionar que tanto Gomar como Molines estaban ya, como se suele decir, en la rueda. Y habían formado parte de un proyecto con desgaste debido en parte a los prolongados mandatos de Vicente Muñoz en el fútbol y Daniel Sanjuán en la pilota: dos perfiles similares en cuanto a la vocación presidencialista.
Las asambleas de las federaciones están divididas en estamentos: normalmente deportistas, jueces, técnicos y, en el caso de la pilota, trinqueters. Grupos con sus propias sensibilidades, que también varían de una provincia a otra, de una localidad a otra y, casi siempre, de una persona a otra. Quien lleva años trabajando con ellos sabe muy bien qué fibra tocar para anestesiar el anhelo de un cambio.
Que denota un conocimiento del deporte en cuestión, lo que no tiene por qué ser bueno pero que tampoco es siempre positivo. Las opciones continuistas parten siempre con ventaja por el modelo de elección. Sólo las instituciones públicas podrían regular estos procedimientos para acercarse a la igualdad de oportunidades. Pero claro, esos estamentos también están regidos por personas que cada cuatro años deben enfrentarse a las urnas. Y sí, salvo si se ha gestionado rematadamente mal, desde el poder siempre se parte con una, aunque sea, ligera ventaja.
