Puchol II se hace hueco entre los más grandes

Puchol II llega a la primera pausa de 2022 después de conquistar su tercera Lliga, cifra a la que únicamente han llegado –en su demarcación– Pigat II, Sarasol II, Genovés II y Mezquita, los dos últimos de forma consecutiva. Sólo Álvaro (4) alzó más. Lejos le quedan aún los 10 Individuales del mito de Faura, pero dentro de una semana el de Vinalesa empezará a trabajar para entrar en este año en el selecto club de poseedores del Fris Grec: lleva cuatro, dos de ellos seguidos, y lo gana quien encadena tres o alza cinco de forma discontinua.

Ahí deberán hacerle hueco Sarasol I, Genovés, Soro III y Álvaro, en escala i corda. Si estos dos retos no concederían a Puchol II el apelativo de 'mito' o leyenda' –sumando además sus cinco Copas–, ¿qué más debería hacer? «Yo me planteo mi carrera como un reto de ser cada días más competitivo. Sí que es cierto que me hace ilusión ganar el Fris Grec porque no lo tengo, pero tampoco me quita el sueño», afirma el tetracampeón del Individual: «Que no suene pretencioso, pero lo que me motiva es seguir progresando tanto física como técnicamente y siento que si lo hago puedo ganar a cualquiera».

Conversando con Puchol II queda patente su concepción del deporte de élite como algo científico, donde las emociones son algo a controlar. Por eso, cuando se le pregunta si le falta 'ser actor', gesticular en momentos importantes de la partida, él admite que no va con su carácter: «Yo necesito estar muy tranquilo y concentrado porque entiendo la pilota como un deporte muy técnico y complicado. Si me ves hacer lo contrario, es que algo no va bien. Cuando acaba, sí, las victorias importantes las celebro con rabia».

Pese a ello, una de las etiquetas que se atreve a autoimponerse es la de «pilotari clásico», pero con menos estruendo que otros rivales, como Giner, con el que se batió en la Lliga. «Yo trato de conectar con la gente de otra manera, por ejemplo intentando acciones que sé que gustan, como encararme a la careta», comenta Puchol II.

También es consciente de que su rebote, por su plasticidad y eficacia, es de las acciones más apreciadas en el trinquet. «Lo considero como un cálculo matemático, porque conforme viene la pelota más o menos sé lo que va a hacer. Después de tantas partidas también sé cómo colocarme y más o menos hasta dónde puedo llegar por con el brazo», comenta: «Luego está que te acompañe la estética, la capacidad de dar velocidad a la vaqueta... y claro está, también te puedes equivocar».

En la charla habla de llegar a los 35 años, aunque matiza que es una estimación: «Luego hay muchos factores que intervienen». Sí pone como ejemplo a veteranos, como Santi (cerca de 37 años), con el que acaba de ganar la Lliga: «Yo llegaré hasta donde pueda porque llevo toda la vida en la pilota, y mientras siga disfrutando, ahí estaré». Emerge de nuevo el Puchol II más científico para referirse al deporte de élite: «Siempre hay que buscar mejoras tácticas, técnicas y mentales». «Cuando eres joven puedes entrenar más para alcanzar niveles de rendimiento óptimo. Conforme vas cumpliendo años, los tiempos de recuperación se incrementan, por lo que esos momentos de estar al 100% son más reducidos», explica: «Eso lo debes contrarrestar con la veteranía con la que planteas la partida».

Ahora está ya de vacaciones. Una semana, el apretado calendario tampoco da para más. Enseguida llegará el Trofeu Villarreal CF, club que le patrocina, y el Individual donde, definitivamente, puede convertirse en leyenda de la pilota.