Moltó, una década viviendo las semifinales

«Es emocionante. Quiere decir que tuve suerte de no lesionarme y de haber trabajado bien. Significa estar entre los cuatro mejores durante una década», analiza Moltó. La primera semifinal del barxetà se remonta al 19 de octubre de 2012. Moltó cayó contra Coeter II en Piles. «Empecé sacando y conseguí el primer juego haciéndolo correr a base de pilotadas rectas y fuertes. Él se extrañó. Luego, yo la resté como podía, pero empezó a esconderla y me volvió loco», recuerda un Moltó, que se inició en el mano a mano en 2010.

Ganó el Individual Sub-23, siendo una sorpresa, y eso le otorgó el premio de jugar con los profesionales. Moltó llegó a los cuartos de final donde perdió (25-5) contra Juan. «No sabía cómo jugársela. Tocaba todas las paredes y me mareaba, solo podía correr. Esos palos te hacen coger experiencia. Los jóvenes teníamos el mismo estilo de juego y los mayores era otra cosa», rememora. Al año siguiente, Moltó repitió eliminatoria contra Josep de Xeraco, donde perdió 25-5. Una vez superada esa barrera en 2012, Moncho impidió (25-15) que el de la Costera llegara a la final de 2013, mientras que Marrahí lo evitó en 2014, cuando más cerca lo tuvo (25-20).

Ese año fue el punto de inflexión para Moltó, que quería dar un paso más en su trayectoria. «Eres joven y no sabías jugarlo. No te centrabas en prepararlo. Nació el amor con el Individual», explica. Para ello, el de Barxeta habló con su preparador físico, Toni Astorgano, para entrenarse seriamente. «Fui un año entero a raspar por el suelo, ya que se iban muchas en ese golpeo. Una vez aprendí a jugar por tierra, empecé a practicar con las paredes», detalla.

Con esa preparación por delante y la experiencia adquirida, Moltó volvió a las 'semis' en 2015. Enfrente tenía a Coeter II, que para asustarlo le dijo «el trabajo es tuyo». El barxetà no se cortó y contestó: «Hoy no sufrirás». Y no lo hizo. Coeter II solo cerró un quince. «La primera que tuve, en el resto, me encare arriba. Leñazo. Pensé: '¡Seré animal!'. Gané la partida en menos de un cuarto de hora», desarrolla Moltó. Fue tal el nivel que su rival predijo la victoria en la final contra Waldo. «Has entrenado, ¿eh? No tiene nada que ver con cómo jugabas antes. Es imposible que Waldo te gane. En ningún momento he podido hacer nada», fueron las palabras de Coeter II a Moltó, según este último. Y así fue. Superó a Waldo (25-15) y conquistó su primer entorchado en una final que «siempre» recordará.

Empezó así un idilio con el campeonato que continuó en 2016 contra Sergio (25-5) y se prolongó en 2018 (25-20) y 2019 (25-0) contra Marrahí. Entre medias otra final, en esta ocasión perdida, al igual que en 2020 contra Tonet IV (15-25). Ian fue su verdugo (15-25) en 2017 y este año vuelven a verse las caras en las semifinales de una edición donde Moltó ha recuperado la confianza y su esencia. «Tenía ganas de jugar el mano a mano. No me encontraba a gusto en el trinquet. Piensas que llega tu momento, te haces mayor», relata el cuatro veces campeón, que tras superar a Roberto y Seve llega a otra semifinal tratando a la pilota «como una pareja. Nos peleamos, pero cuando juego el Individual no miro al rival. Le hablas a la pilota, no eres nadie más».