Isabel, una pilotari con mucha química
La joven de 17 años se ha acoplado a la perfección con Victoria en la Lliga | «Empecé a jugar por unas amigas y a partir de ahí se apuntaron mis hermanos y mis padres», señala la campeona, que estudia segundo de Bachiller
Isabel Piquer es una joven pilotari con mucha química. Había jugado a pádel y probado con el atletismo y la natación, pero un día, cuando ... cursaba quinto de Primaria, unas amigas del colegio le presentaron el deporte autóctono. Se enamoró: «No sé lo que tendrá... quizás que lo practicas directamente con las manos. Las modalidades en las que utilizas más el pie, como el fútbol, se me dan mal». En cuanto llegó a casa pidieron que le apuntaran y no sólo recibió el sí por respuesta: al poco tiempo ya estaban también en la pilota sus padres y sus hermanos, contagiados por esa pasión. Ahora, en su segunda Lliga de élite, ha alzado el título después de hacer buenas migas con Victoria, la número uno del raspall femenino, desde el primer día.
«La química interviene en todo lo que hacemos», asevera. «¿En la pilota? –piensa un instante– También, necesitas un metabolismo para jugar», exclama. Isabel Piquer tiene la química siempre en mente: estudia segundo de Bachiller por la rama científica con la intención de hacer este grado a partir del curso que viene: «Ahora estoy centrada en sacar buena nota para entrar en la carrera. ¿Por qué? Pues porque ahora mismo es la única asignatura que me llama la atención».
Así, con la espontaneidad propia de una chica de 17 años, Isabel Piquer digiere su primer gran éxito en la pilota de élite: «Hoy mi cuerpo lo nota, que me dieron algún pelotazo y tengo moraduras». Su triunfo (25-15) junto a Victoria ante Ana, Júlia y Joana le otorga un título que se le escapó la temporada pasada.
La partida de Orba fue el culmen de un campeonato casi perfecto en el que las dos jugadoras tuvieron que entenderse a la perfección al enfrentarse siempre contra tríos. Y claro, hubo química desde el principio. «Yo intentaba pararle a Victoria todas las que podía, también acabar quinzes, pero que ella tiene más desgaste con el saque, el suyo y al detener el de la rival», señala. Esto se vio perfectamente en la final, donde Ana trataba de evitar a Isabel y cargar en el pouet.
«La verdad es que Victoria te da confianza cuando tienes nervios y te ayuda a colocarte ante cualquier duda», afirma Isabel. Esa sintonía la trabajaron desde antes de la Lliga, testándose en una partida amistosa en Massamagrell contra Irene, Mireia y Anabel. Pulieron errores y sólo han perdido dos partidas: «En Benissa, muy al principio, y en Pelayo, muy grande para jugar pareja contra trío». El resto es la historia que acabó de escribirse en Orba. Con Isabel Piquer (cuyo padre, abuelo y tíos ya eran desde antes de jugar ella aficionados a la pilota), Rafelbunyol ya tiene una campeona de Lliga de raspall... y una futura química.
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