El Circuit renace un año después con llenazo
205.319 espectadores abarrotan las gradas del Ricardo Tormo para disfrutar del regreso de MotoGP. El Gran Premio de la Comunitat Valenciana se levanta tras la cancelación por la dana y roza sus mejores cifras históricas de afluencia
Valencia es la tierra de la pólvora, como se demuestra una y otra vez con todo tipo de festividad que siempre va acompañada de un ... espectáculo pirotécnico, pero también del motor, como se comprueba especialmente en el fin de semana en el que el Mundial de motociclismo aterriza en Cheste durante finales del mes de noviembre. De hecho, nada más cruzar la línea de meta Marco Bezzecchi, consiguiendo la victoria en MotoGP, se desplegó un gran reguero de fuegos artificiales y color. Después, tras la ceremonia del podio y los himnos, una mascletà puso el broche final a la fiesta de las motos en Cheste.
Una mezcla, la de pólvora y motor, que se convierte en tan atractiva como explosiva, pero que casa a la perfección, como se demuestra en cada edición del Gran Premio de la Comunitat Valenciana de motociclismo. El mejor campeonato de las dos ruedas sigue eligiendo el Circuit Ricardo Tormo como la traca final para sus tres campeonatos y eso se refrenda con la afluencia masiva de público, que en este 2025 acumuló un total de 205.319 espectadores en las gradas en todo el fin de semana. 93.972 de esos fueron los asistentes al plato gordo, el domingo de las carreras, con 86.010 personas acudiendo al sábado de clasificaciones y carrera al Sprint, y otras 25.337 almas repartidas entre todos los actos previos al fin de semana, con el Public Pit Lane Walk del jueves y los entrenamientos libres del viernes.
Todo esto, acercándose a las cifras récord del recinto valenciano, que volvió a levantarse un año después de la trágica dana que, pese a que no dañó las instalaciones propias del circuito, las inundaciones del cercano barranco del Poyo sí afectaron gravemente a los aparcamientos y accesos del mismo, imposibilitando la disputa de la edición de 2024, que tuvo que ser cancelada y movida a Barcelona convirtiéndose en el Gran Premio de la Solidaridad, que recibió un premio por parte de Dorna, la empresa organizadora del campeonato del mundo de motociclismo.
Por tanto, dos años después de su última edición celebrada —la de 2023—, el Gran Premio de la Comunitat Valenciana volvió a rugir y a convertirse en una fiesta digna de cerrar el Mundial de MotoGP, tal y como volverá a hacer el próximo año, siendo de nuevo la última carrera del calendario de 2026, aunque esta vez atrasará una semana su disputa y será del 20 al 22 de noviembre.
Las entradas, por cierto, están ya a la venta desde esta semana y algunos aficionados han sellado ya su billete para volver un año más a la fiesta del motociclismo, donde el público valenciano y español acoge con los brazos abiertos a personas de todos los países y rincones del planeta. Como es habitual, Italia y Reino Unido son las nacionalidades que más extranjeros aportan a las gradas de un Circuit que volvió a lucir lleno en todas sus partes. Desde la recta de meta con sus palcos y zonas vip, hasta las más humildes graderías en la otra punta del circuito. Y es que una de las cualidades que hace tan especial al recinto del Circuit Ricardo Tormo es el hecho de que está construido como si fuera un gran estadio, con el asfalto en el centro y todas las gradas rodeando el trazado en forma de óvalo, dando así una privilegiada vista a todos los asistentes, que debido a la mínima elevación del recorrido, pueden observar casi todas las partes del circuito independientemente de dónde estén ubicados y sentados. Aunque bueno, lo de estar con el culo en la butaca es algo relativo, especialmente en las primeras y última vuelta, donde todo el mundo se pone de pie gritando y jaleando a sus ídolos.
Importante recalcar esto, puesto que las buenas cifras obtenidas por el Gran Premio de la Comunitat Valenciana se han dado en un contexto nada favorable. Dos de los tres campeonatos, los de MotoGP y Moto3, llegaron ya sentenciados con Marc Márquez y José Antonio Rueda como campeones matemáticos desde hacía varias pruebas, y encima con ambos lesionados y sin participar en las carreras. Y para colmo, aunque el Mundial de Moto2 todavía estaba abierto, necesitaba una carambola prácticamente imposible para que pudiera cambiar de manos. Es decir, había pocos alicientes deportivos más allá de disfrutar de una carrera oficial del campeonato del mundo de motociclismo. Y pese a todo ello, más de 200.000 personas se personaron en Cheste para vibrar con la emoción y el rugir de las motos.
Y es que estar presente en el Circuit Ricardo Tormo otorga una visión privilegiada de lo que es este mundillo de las motos. Uno, hasta que no está presente y lo ve con sus propios ojos, no es consciente de lo rápido que van estos artefactos repletos de tecnología, y sobre todo, el gran ruido que producen sus motores y tubos de escape. No es ninguna exageración decir que escuchar pasar a más de 330 kilómetros por hora a más de veinte motocicletas es lo más parecido, para nuestros tímpanos y sistemas auditivos, a estar presente en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia disfrutando de una mascletà. El rugir de las MotoGP es similar al de los grandes petardos, provocando también esa sensación de terremoto que hace que el suelo tiemble. Una experiencia digna de presenciar alguna vez en la vida, y por suerte para todos los valencianos, teniendo la fortuna de tenerla a la vuelta de la esquina. Más de un cuarto de siglo ya de historia de carreras en Valencia, y por muchos años más. En 2026, el Circuit volverá a cerrar el Mundial, esperemos esta vez que llegue con más emoción deportiva y clasificatoria, pero lo que no faltará nunca será el buen ambiente y el disfrute de los miles y miles de aficionados que acuden cada año a Cheste.
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