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Los pilotos de Ferrari, Charles Leclerc y Lewis Hamilton, saludan a aficionados un evento. EFE

Ferrari y el milagro ansiado de Monza

El GP de Italia medirá la realidad de la Scuderia en su hogar: ni Leclerc ni sobre todo Hamilton están siquiera cerca de verse candidatos

David Sánchez de Castro

Jueves, 4 de septiembre 2025, 14:36

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Cualquier aficionado que cierre los ojos y piense en un Gran Premio de Fórmula 1 donde la pasión de los espectadores en el circuito se nota en cada imagen, posiblemente salgan dos a la palestra: Italia y México. El de Monza, por peso específico en el calendario frente al norteamericano, es quizá el más mítico.

El Gran Premio de Italia es todo un ejemplo de lo que es el país en sí. Nadie que haya visitado el templo del otrora circuito más rápido del calendario puede decir que no haya sentido un pellizco en el corazón cuando ve la inmensa ola de 'tifosi' ondear la 'tricolore' entonando 'el canto de los italianos', el 'Fratelli d'Italia'. Pocos países más vehementes y orgullosos de sus enseñas, sin pizca de vergüenza o complejos por sus etapas oscuras o por las grietas que recorren su carácter. Y si Monza es el lugar, Ferrari es el mensaje.

La Scuderia es tan italiana que casi retuerce caricaturescamente los bigotes de sus seguidores. Porque declararse tifoso de Ferrari es una forma de vida… con todo lo que eso conlleva. Hace ya tiempo que el vino y las rosas no corren entre ellos, y en 2025 es el mejor ejemplo. Mucho tendría que torcerse el guión escrito para que Leclerc pueda reeditar la victoria que logró aquí en 2024 y mucho más para que Hamilton logre consagrarse en su nuevo e incómodo hogar después de una campaña nefasta.

El equipo McLaren, bien Piastri, bien Norris, parten como grandes favoritos aquí. El problema mecánico que sacó al británico del podio en Zandvoort y le ha dado una ventaja al australiano casi letal pero no definitiva de cara al título. Conseguir su primer 'grand chelem' en la cita neerlandesa le dio a Piastri un margen de 34 puntos: pase lo que pase en Monza seguirá líder. Norris necesita, por tanto, que a su compañero le pase algo.

Aquí entran en juego las ayudas involuntarias externas. Los rivales de Piastri pueden ser a su vez aliados inesperados para Norris, que ve cómo su gran oportunidad de confirmarse como la joya que muchos veían en él se está desvaneciendo. Monza es un trazado que, sobre el papel, beneficiará las características de los coches con mayor velocidad punta: aquí entra en juego no solo las cualidades como pilotos y el conjunto técnico del coche, sino quién sea capaz de desplegar la fuerza bruta de sus unidades de potencia. En este sentido, los motorizados por Mercedes (la propia Mercedes, Aston Martin o por supuesto McLaren) parten con un cierto margen.

Un rezo al cielo y un homenaje a una leyenda

Este domingo se canonizará a Carlo Acutis, llamado el santo millenial. Este joven oriundo de Monza murió a los 15 años tras una vida ejemplar a ojos de la Iglesia y será elevado a los altares. Entre otras aficiones, el nuevo integrante de los Cielos era aficionado a la Fórmula 1 y, cómo no, a Ferrari.

Desde la Scuderia necesitarán de su intercesión, porque llevan una temporada para olvidar. Leclerc y Hamilton están protagonizando en cada fin de semana no menos de dos incidentes, bien porque la estrategia les juega una mala pasada, bien por un fallo propio, bien por una combinación de ambas. Así se explica que solo lleven cinco podios este año (todos de Leclerc, cuatro terceros y un segundo puesto) y que no tengan visos de que vaya a producirse un resultado mucho mejor este fin de semana. Para los tifosi, a falta de una alegría real, será un fin de semana muy simbólico. Ferrari llega a Monza celebrando con pompa los 50 años del título de Lauda, con coches disfrazados de 1975, trajes retro y hasta Jean Alesi de invitado pilotando su monoplaza de 1995. Mucho museo, márketing y nostalgia, aunque en pista no haya mucho que celebrar.

El que mayor presión tiene para hacer un buen fin de semana es Hamilton. El heptacampeón vive el momento más crítico de su carrera y muchos ya no ven al otrora temible todocampeón, sino a un piloto cansado, aislado y crepuscular sobre el que sobrevuela el buitre de la retirada a no mucho tardar. A excepción de ese sprint que ganó a principios de temporada, sus mejores resultados han sido tres cuartos puestos. Pilotos como Hulkenberg o Hadjar, este último hace apenas unos días, ya han pisado el podio. Si este fin de semana no le salen las cosas, o lo que es peor, la pifia, las decisiones que deba tomar pueden precipitarse.

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