El samurái ya no batalla en soledad
El gimnasta Néstor Abad se muestra ambicioso y humilde en la preparación de los Juegos: «Estoy trabajando para hacer cosas muy grandes en Tokio, veremos cómo se da la competición»
Néstor Abad tiene su cuerpo fornido, esculpido por su plan vital de ser cada día mejor gimnasta, decorado con tatuajes. «Todos significan algo. Conforme me han ido pasando cosas, me los he hecho para acordarme toda la vida. De todas aprendes algo, de las positivas y de las negativas, de esas a veces incluso más», señala el alcoyano. Cuando se le pide que destaque uno, habla de inmediato del samurái que lleva en el antebrazo: «Simboliza la profesionalidad hacia lo que haces, y estar constantemente atento». Muy reflexivo, el alicantino entiende el deporte como una filosofía de vida. Y también afirma sin titubear que es un gimnasta totalmente diferente al de 2016.
Aquel verano cumplió el sueño. En Río estuvo presente en sus primeros Juegos Olímpicos, la competición que le quedaba por experimentar. Echando la mirada atrás, se puede entender que no disfrutó en exceso, sobre todo, el camino. «La clasificación fue muy estresante porque sólo iba un español aparte de Ray (Zapata). Tuve que ganármela contra todos mis compañeros y el ambiente no era el más adecuado. Ahora el equipo está clasificado, trabajamos juntos por un mismo objetivo», señala.
En los últimos meses, con la confianza total de que habrá Juegos, ha tocado hacer esfuerzos. Como que Sonia, su mujer, se vaya con los niños, de siete y de año y medio, a Alcoi. «Allí tenemos a la familia, en Madrid no tenía ayuda», comenta el deportista incluido en el Proyecto FER, quien desliza que el año de aplazamiento de Tokio puede haberle venido hasta bien: «Estoy aprovechando para subir más el nivel de mi gimnasia, es una oportunidad para presentar mejor mis ejercicios este verano».
A esa batalla, el samurái alcoyano no irá en soledad. El conjunto español obtuvo billete olímpico en el Mundial de 2019, por lo que Néstor Abad competirá tanto por equipos como por el éxito individual. Y se muestra ambicioso y humilde de cara a la cita de Tokio: «A Río fui a disfrutar, ahora el objetivo es totalmente diferente. Creo que vamos con el objetivo claro de meter a España en la final y personalmente estoy trabajando para hacer algo muy grande». ¿Medallas? Prefiere no concretar y echa mano de la humildad: «La competición puede darse de muchas formas, no quiero alardear ni ir de súper crack. Además, la gimnasia es subjetiva y dependes de alguien que te valore».
El alcoyano insiste en que él está trabajando en retos «muy grandes» y se autodefine como un deportista «perfeccionista» que intenta mejorar cada día: «Soy un gimnasta totalmente diferente al de Río en 2016. He progresado en cuanto a la actitud para mostrar el ejercicio, dinamismo, la dureza del cuerpo durante la competición... son aspectos que quizás no llaman la atención pero que te hacen mejorar».
Como las lesiones. Él las ha tenido graves y una de ellas le hizo perderse los Juegos de Londres. «Son ley de vida, forman parte del deporte. Un deportista pone su cuerpo al límite, puede que las sufras o no. Yo he aprendido mucho de lo que he pasado, quizás sin ello no habría llegado hasta donde estoy. Cuando tienes un problema grande te planteas si quieres seguir, y aprendes a trabajar mejor», afirma.
Néstor Abad ahora no ve el final de su carrera. Está convencido de llegar a los Juegos de París: «Otra cosa es que no tenga sitio en el equipo nacional». Quiere disfrutar del deporte, que en definitiva entiende como una filosofía de vida: «Es algo muy extenso... la auto observación para superarte y lograr lo que te propones. Más que un éxito, es superar tus límites y tus miedos para hacerte cada vez más grande».