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Cristina Mayo: «Tenía pánico a perder»
TRABAJO, SILENCIO Y SUERTE

Cristina Mayo: «Tenía pánico a perder»

La entrenadora más exitosa del balonmano español explica las claves de su carrera: «Los entrenamientos son a muerte: ahí es donde siembras»

CAYETANO ROS

Jueves, 12 de marzo 2020, 17:12

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Pregunta: ¿Qué ha sido de Cristina Mayo?

Respuesta. Ha sido una retirada muy consciente: supe que si me iba, no iba a volver. En el balonmano tuve una sensación de plenitud, de haberlo conseguido todo. Y en la vida, cuando tienes esa plenitud, no hay nostalgia. Aun recibo muchas sonrisas cariñosas por la calle.

¿No echa de menos la adrenalina?

No. Vivía con mucha intensidad por mi carácter y porque soy una persona que tenía pánico a perder. Eso lo cuenta Phil Jackson en 'Canastas Sagradas' y te identificas. Hasta que no pierdes ese pánico a perder, no puedes disfrutar plenamente del deporte.

¿Lo perdió?

Nunca lo perdí. La personalidad es muy compleja,

¿Y eso le hizo ganar mucho?

Me hizo ganar todo. Esa fuerza te lleva a tener claro que los entrenamientos son a muerte: ahí es donde siembras.

¿Podría haber ganado tanto sin haber sido tan dura?

No, porque me lo han dicho las jugadoras cuando nos reunimos para comer una paella con Cristina Gómez, Susana Pareja, Izaskun Mújica, Natalia Morskova, Silvia Navarro... Claro que no son mujeres cualquiera... '¡Chicas, ¿cómo me aguantásteis?' Fui dura hasta el extremo de exprimirlas y sacar todo su potencial. Hubo jugadoras a las que no aplasté con mi fuerza y las otras nos prescindimos: yo de ellas o ellas de mí.

¿Se arrepiente de algo?

De las maneras. Palabras fuertes. Pero hay dos cosas de las que me enorgullezco: nunca dejé de mirar de frente a los ojos a una jugadora; y yo tenía grupos sanos: no eran envidiosas, tenían sentido del humor, se apoyaban cuando había una debilidad... era un grupo sano, que fluía. Sus capacidades estaban de acuerdo con mis exigencias. Hay dos problemas cuando entrenas: que te pases de la tarea (y se frustran) o que no llegues (y se aburren). Y entonces llegas a ese estado de estar feliz, no darse cuenta de estar en el entrenamiento, querer más, no sentir cansancio... El poder del entrenador, que es mucho, consiste en colocarse donde toca para equilibrar el grupo. Jamás utilicé mi poder para ridiculizarlas. Al revés: no permitía que ninguna se pusiera en actitud sumisa.

 ¿Los rivales le tuvieron miedo?

¿A mí? Al ser mujer en un mundo de hombres, y el deporte sigue siéndolo, enseguida hay una tendencia: '¡Bah, es una tía, la achantamos!'. Conmigo no pasó. Y luego, claro, pasamos años ganando con 10 goles de diferencia. Eso genera un respeto.

¿Y la rivalidad con Gregorio García era de verdad?

Con el paso del tiempo, lo he entendido: era un chico que, si no hubieran estado mis equipos, habría tenido una carrera gloriosa. A mí me pasó con el Hypobank austriaco, que me pulía en la Copa de Europa, pero yo nunca tuve odio a ese equipo; es que eran muy buenas. La aceptación de la derrota sin rencor es muy importante. Yo vengo de un padre, militar, muy poco autoritario, un intelectual. Se licenció en Derecho y fue profesor. Yo no conocía la autoridad, la tiranía ni la mala uva por parte de los hombres. Por parte de las mujeres, sí, porque mi madre era muy fuerte y esa parte de peores maneras viene de ahí.

¿Su momento cumbre fue la Copa de Europa de 1997 ante el Viborg danés?

El problema fue la vuelta de la semifinal contra el Hypobank. Aquí habíamos ganado por 12 goles, pero ellas tenían mucho predicamento en Europa. El partido fue un escándalo y, cuando íbamos perdiendo de 10, pensé: 'O hago algo o se nos va'. Entré en el campo, saqué a las jugadoras y les dije que la victoria para ellos y que no seguíamos. Y resultó. Perdimos de 11. Una táctica psicológica.

¿Y en la final?

No pude dirigir el partido (estaba expulsada). Hay muchas fotos de los de seguridad cogiéndome cuando ganamos bajé a la pista y no me dejaron. Estaban tan rabiosos...

El público escandinavo no es tan civilizado como pensamos.

El balonmano moderno lo inventó una danés para las chicas. Es algo suyo. Y tenían todo montado para ganar a unas españolas que pensaron: '¿Quiénes son estas?'

 ¿La mejor jugadora que ha tenido?

No puedo decirlo. El 7 titular de la Copa de Europa, magnífico. A cual mejor, Pero en los entrenamientos competíamos 7 contra 7, y el 7 de menos calidad mejoró mucho a las de más. Eso no se valora. Pero cuando un grupo gana, ganas por el trabajo que hay detrás.

¿Cómo ha evolucionado el balonmano femenino?

No soy 'friqui' de esto. He hecho lo que hecho más por las mujeres que por un deporte en concreto. Las mejores jugadoras se han ido de España. Estamos segundas en el Mundial, pero los pabellones siguen vacíos. La cultura del ocio personal se ha desarrollado mucho; y, o haces una oferta de mucha calidad, o no van.

¿Cómo salió de la aventura política?

Pasé de puntillas, una legislatura de concejal de Deportes, con el PSOE, en la oposición al PP. Yo era muy naif. Era de izquierdas, simpatizante, y Aurelio Martínez buscaba gente independiente. Y me di cuenta de que el PSOE, como cualquier estructura de poder, lo que quiere es meter o enchufar a un asesor, a un concejal... y yo no era nadie: ni venía del sindicato, ni del partido. Y me eché para atrás. Pedí un asesor y me iban a poner al que le tocaba ser asesor, supiera o no de deportes.

 Su carrera se desgastó mucho en la búsqueda de patrocinadores.

En general me divertí. Cuando quedamos campeones de Europa, al año siguiente no quisieron darnos ropa nueva. Contacté con Adidas y la pagué yo. Lo peor era la falta de respeto: te tenían esperando tres horas para decirte que el señor se había ido. Pero, claro, es un país de maleducados. Salvo honrosas excepciones como Ramón Cervera o Milar. Otros fueron penosos. No poder pagar a las jugadoras fue lo peor: ¡las tías tenían que comer, joder!

¿Y José María Ángel (alcalde de L'Eliana cuando el Osito se proclamó campeón de Europa)?

Fue un gran amigo, se mató por nosotras, pero el ayuntamiento L'Eliana no nos dio ni un euro. Nunca.

¿A qué deportista admira más?

Ahí no tengo capacidad de admiración. Admiro el deporte adaptado, me parece flipante. Esa voluntad. Los chicos que quieren ser bailarines contra los prejuicios.

¿Antepuso el trabajo al talento de sus jugadoras?

No, he premiado al talento porque podía aportar más para ganar el partido. Pero yo, como ser humano, tengo más admiración a los que lo tienen difícil para ser lo que sea. Esa gente que tiene esa fuerza.

 ¿Sigue siendo tabú la homosexualidad femenina?

Es muy diferente a mi época, para mejor. Hace 40 años, era muy privado, estaba muy mal visto socialmente. Pero yo nunca sufrí por ser lesbiana. Yo era una tía muy guapa, con buen cuerpo, y era lesbiana clarísimamente, pero tenía proposiciones de matrimonio de hombres. Yo pude elegir pero jamás me sentí menospreciada. Solo tuve un problema en Ámsterdam en un bar: estaba con mi pareja abrazada y tuvimos un follón con dos tíos.

¿Hay más lesbianismo en el deporte?

Todos tenemos de todo. En la psicología ya no se habla de sexo, sino de género. Aquí en casa hicimos un test de género. Estábamos mi pareja, Cristina, un compañero suyo y yo. El más femenino resultó el chico, que es heterosexual absoluto. Yo era la más masculina. Él es un hombre, pero su género es más femenino. En general, puede haber mujeres que, al tener más testosterona, se decanten por el deporte al estar en ese dominio más valorada la fuerza. Puede ser que haya mujeres dedicadas al deporte porque desde pequeñitas se han sentido muy capaces en el colegio porque tirabas el balón más fuerte, saltabas más o corrías más rápido.

¿Cuánto tiempo lleva con Cristina?

Llevo 29 años, nos hemos querido mucho... Ella escribió el libro más vendido del mundo de enseñanza del inglés: English File. Está en todas partes.

¿Es antinatural la fidelidad?

Lo importante en las relaciones es que tú elijas a esa persona para que sea tu compañera de vida. Si hubo un desliz por aquí o por allí, no tuvo ninguna importancia. No quiere decir nada. Una persona que quiere pasar una vida contigo, está todo dicho.

 ¿Qué hace ahora?

R. Estoy jubilada. También de mis clases de balonmano en la Universidad. Fui muy pesada en que las especialidades de técnica y de táctica entraran en el plan de estudios.

¿Otras aficiones?

Estoy en un centro de medicina tradicional china. Voy un fin de semana al mes. Sigo haciendo yoga y me encanta la horticultura. Tengo una casa en el campo, en Benlloch, con olivos. He cogido la aceituna, la he llevado a la almazara... recojo el agua de la lluvia, es todo secano. Es una casa maravillosa.

 ¿Sigue yendo en moto?

No, porque me resbalé dos veces.

¿Volvería a entrenar?

Entrenaría diferente. Pero lo que me encantaría es ayudar a alguien que no le funciona su equipo, hacerle un chequeo, a ver qué problemas hay.

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