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Medalla de finisher. Carmen hizo podio, pero se llevó la misma presea que cualquiera que llegase a meta. :: juanjo monzó
Un empujón hacia el podio en la Torre Eiffel

Un empujón hacia el podio en la Torre Eiffel

Carmen María Pérez | Tercera en el EcoTrail de París

PPLL

Domingo, 26 de marzo 2017, 23:53

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Carmen corría por un sendero de los alrededores de París. A lo lejos se divisaba la enorme estructura metálica, icónica para la capital francesa desde la Exposición Mundial de 1889. «No quería ni mirarla. Parecía que estaba ahí al lado, ¡pero quedaban todavía 30 kilómetros!», recuerda la corredora de Requena. De repente, notó un golpe en el hombro. «Menos mal que no había un barranco, podría haberme ido por ahí rodando», comenta. Una rival la había empujado. Aquello la cabreó. Adrenalina pura. La tormenta perfecta. Si lo hubiera sabido, la francesa seguro que no habría tenido aquella conducta antideportiva. «¡Me dio una rabia! Vi una rampa a lo lejos y pensé: 'Esta es la mía'». Pasó a su oponente, que ya no la vio hasta el podio, en la segunda planta de la Torre Eiffel: «Pensé en no decirle nada, pero al final nos saludamos».

Al fin y al cabo, aquel empujón impulsó a la valenciana hasta el tercer puesto absoluto femenino -segunda senior y 64 de la general- del EcoTrail de París, carrera de montaña en la modalidad de 80 kilómetros y que tiene un desnivel positivo de 1.500 metros. «Los últimos 10 kilómetros eran por la ribera del Sena, cruzando los puentes. Precioso. Veías a lo lejos la Torre Eiffel iluminada. Me pasé todo ese tramo llorando. Los dos chicos que iban a mi lado, también», subraya Carmen: «Se me ponen los pelos de punta. Cuando llegas a los pies de la torre es impresionante. Has de subir aún los escalones metálicos. Eso ni recuerdo cómo lo hice».

Como muchas otras veces, la valenciana celebró su cumpleaños en una carrera de larga distancia. Nacida en 1982, se calzó las zapatillas por primera vez hace siete años. «Tenía un problema personal y me ayudó. Corrí la carrera de Requena y a los 15 días ya hice mi primer maratón», recuerda. Lo hizo en 3.42. «Luego preparé dos con Redolat, que para mí es un 20 como atleta y un 50 como persona», resalta. Logró su mejor marca, 3.03 en Valencia 2013. «Pinché en el segundo, me agobié del asfalto, del tema de los ritmos, y las sensaciones», comenta.

Entonces se lanzó a las carreras de montaña. A las ultra trail. «El año que viene quiero volver al asfalto. Las ultra de estar corriendo 25 o 30 horas me alucinan, pero es que el asfalto también me encanta. Quiero preparar bien otro maratón para 2018», desvela. Antes, tiene como grandes retos el CSP de Penyagolosa y el Gran Trail del Aneto. Y muchas horas de entrenamiento.

Porque nadie corre 80 kilómetros por montaña por debajo de 5.30 de ritmo por casualidad. Carmen se levanta a diario antes de que despunte el alba. «Antes de las 6 ya estoy corriendo en la calle con un frontal. Luego trabajo como maestra en un colegio de San Antonio de Benagéber», puntualiza. Tres veces por semana, es monitora en un gimnasio: «Eso me sirve como entrenamiento. Es como si doblase».

Luego cuida la alimentación y hace pesas tres veces por semana. «Eso e ir al fisio como máximo cada dos semanas, creo que es el secreto para que no me haya lesionado de gravedad. Toco madera», señala Carmen, que deja para el fin de semana las carreras o los entrenamientos específicos en montaña. Todo ese esfuerzo merece la peña. Le permite darse gustazos como celebrar su cumpleaños sobre un podio instalado en plena Torre Eiffel.

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