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Varias personas, saliendo de la puerta del Tanatorio donde reposan los restos de Manolo.

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Varias personas, saliendo de la puerta del Tanatorio donde reposan los restos de Manolo. Iván Arlandis

La última despedida al mítico Manolo

Familiares y amigos recuerdan con cariño la figura del animador del bombo | «Lo que más destacaba de él es que era muy bromista, siempre le encantaba hacer chistes y hacer reír a la gente», recuerda su primo

Marcos Sánchez

Valencia

Viernes, 2 de mayo 2025, 21:29

Miles y miles de personas se han sumado al último adiós a uno de los personajes más icónicos y populares del mundo del fútbol que se han podido encontrar en los últimos años: Manolo el del Bombo. Durante más de cuatro décadas, su imagen fue inseparable de la camiseta de España y del retumbar de su inseparable instrumento. Donde jugaba la selección, ahí estaba él. A pie, en tren, en avión o como fuera. Hasta nueve coronas de flores se llegaron a contar este viernes en el Tanatorio de la calle Serrería de Valencia donde reposaban sus restos.

Allí, su primo hermano, Vicente Cáceres, que lo conocía de buena mano y con el que tiene un gran parecido y curiosamente solían confundir, mencionaba que para Manolo, su bombo era algo indispensable, que era parte de él, de su vida y de su forma de ser. «Para él, todo esto era su pasión, era prácticamente su vida. Siempre iba con su bombo, que era algo indispensable en él», comentaba. Además, Manolo el del Bombo siempre había sido una persona inquieta, que no podía estar nunca parado, de ahí que hiciera hasta diez viajes con la Selección Española para animarlos en los mundiales. «Él ha viajado hasta diez veces para animar a la selección española en los mundiales. Pero no solo eso, sino que se ha recorrido todos los rincones de España que te puedas llegar a imaginar. Ha ido también aquí y allá con el Valencia», afirmaba su primo.

Manolo siempre fue amigo de sus amigos, una persona cercana, con la que tratar, reírse y divertirse con unos buenos chistes o bromas, de ahí que fuese muy querido y por eso desde primera hora de la mañana hasta última hora de la tarde desfilaron muchas personas por el tanatorio para darle su última despedida.

«Mi primo era una persona que era amigo de sus amigos, alguien cercano con la gente. Para nuestra familia era maravilloso con todos y buena persona. Además, lo que más destacaba de él es que era muy bromista, siempre le encantaba hacer chistes y conseguir hacer reír a la gente», decía su allegado. En esto mismo coincidía Francisco Llinares, que hace más de diez años que conocía a Manolo el del Bombo, con el que había compartido recuerdos inolvidables. Hasta incluso había llegado a dormir con él. «Conocía a Manolo desde hace trece años. He estado con él aquí en Valencia, en Murcia y en varias partes de España, y siempre ha ido todo fenomenal entre nosotros. He llegado incluso a dormir con él», confirmaba su amigo.

También explicaba que Manolo ya no estaba para animar como antes, porque los años pesan y una dolencia en su pierna le impedía recorrer arriba y abajo la grada como lo había hecho en innumerables ocasiones y en múltiples estadios. «Él ya no podía animar mucho, ya no corría por las gradas como lo hacía antes. Además, en el último partido de España contra Países Bajos estaba ya en el fondo. Tenía un problema en la pierna y estaba pendiente de operarse después de Semana Santa para paliar esta dolencia que tenía».

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