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Es una buena historia del fútbol y se recuerda con mucha frecuencia, sobre todo cuando a algunos entrenadores les sale el sargento Highway que llevan dentro y hacen el ridículo sometiendo a sus futbolistas a una disciplina marcial, como si en lugar de prepararles para jugar un torneo les quisieran para invadir un país de la única manera que creen posible: siguiendo sus órdenes estrictas. También se recuerda esta historia cuando un equipo pierde a su técnico de forma imprevista, llega otro sin experiencia y se hace obligado confiar en la autogestión de los jugadores. Lo que le ha ocurrido a España en este Mundial de Rusia. Hablamos, claro, de la victoria de Dinamarca en la Eurocopa de 1992 en Suecia.

Recordémosla un poco porque reconforta. Los daneses habían quedados eliminados del torneo por Yugoslavia, de manera que, tras concluir la temporada, sus jugadores se fueron de vacaciones. La FIFA, sin embargo, acabó expulsando a los yugoslavos por la guerra en los Balcanes y otorgó su plaza a Dinamarca. Möller-Nielsen, su seleccionador, se encontró entonces con un gran reto: reclutar a sus jugadores. La mayoría estaba de vacaciones tomando el sol y bebiendo cerveza en playas lejanas. Algunos ya habían alcanzado el color de los centollos cocidos. Uno a uno, con una cadencia que hubiera dado muy bien para una película en plan 'Doce del patíbulo' pero con unos protagonistas menos patibularios, Möller-Nielsen les convenció a todos. Bueno, no. Le falló el mejor, Michael Laudrup, saciado tras ganar la Liga y la Copa de Europa con el Barça. Se arrepintió toda su vida.

En la primera fase, Dinamarca empató con Inglaterra, perdió con Suecia y ganó a Francia. Esta victoria les dio moral para derrotar en semifinales a Holanda en la tanda de penaltis, con Peter Schmeichel como héroe parando el lanzamiento definitivo a Van Basten. Eufóricos, los daneses culminarían su gesta superando a Alemania por 2-0 en la final. Y quedó claro para siempre que en el fútbol, comparado con el compromiso y la ilusión de los jugadores, todo lo demás son tonterías.

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