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El árbitro valenciano que derriba todas las barreras

El árbitro valenciano que derriba todas las barreras

Daniel Alcaraz, primer colegiado español con síndrome de Down | Tiene 24 años, es hijo del delegado arbitral en Gandia durante más de dos décadas y, además del deporte, disfruta como cocinero y bailarín

pedro campos

Viernes, 31 de enero 2020, 23:45

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Daniel es presumido. Barbita definida, gafas de pasta, pendiente en su oreja y pelo cuidado. Tiene 24 años. Disfruta de los placeres de la juventud y se contenta con el fútbol. Pero no se expresa con goles o jugadas de mérito. Lo hace como juez. Dirige partidos en el fútbol base de la comarca de la Safor. Y tiene síndrome de Down. Es el único colegiado con exceso cromosómico de España. Mide las barreras cuando dirige partidos en alevines y las ha derribado con fuerza en su vida diaria. Daniel no se ha puesto límites. Goza cada minuto de sus gustos personales. El más integrado en su alma es el arbitraje. Le viene de familia. Su padre, Juan Alcaraz, es delegado arbitral en Gandia durante veinticinco años. Estaba predestinado. Acompañaba al progenitor por los coquetos campos de fútbol de la comarca valenciana.

Y disfrutaba. Se le iluminaban los ojos cuando veía al hombre de negro –ahora ya multicolor– utilizar el silbato para dictar justicia. Pepe Enguix Sales, el presidente de los colegiados, fue el instigador. "Juan, ¿por qué Daniel no pita partidos? Le encanta y lo hará bien, seguro", le espetó. No hubo que insistirle mucho a Daniel. Un valiente.

Comenzó dirigiendo partidos de querubines. Ahora ya lo hace en la categoría alevín. Para ello se ha formado, como el resto de compañeros. Ha realizado el cursillo correspondiente y se ha federado. Pero Daniel es curioso y tanto a su padre como al resto de miembros del colectivo arbitral los atiborraba a preguntas sobre las reglas del juego o qué decisión tomar según qué acción. Los que le han visto en algún encuentro le distinguen un rasgo que también posee el actual mejor colegiado español, el valenciano Mateu Lahoz. "Es hablador, le gusta comunicarse con los jugadores. Es tranquilo y nada autoritario", asegura su padre, orgulloso de que el joven siga sus pasos. No tiene un colegiado fetiche, él se ha fijado siempre en los compañeros que ve cada fin de semana en los campos que visita.

Esta será la segunda temporada impartiendo justicia en los terrenos de la delegación de la Safor. No será la última. Está implicado en mejorar cada día y valora que los futbolistas respeten sus decisiones. "No le protestan y tanto padres como entrenadores le ayudan en lo que necesite. Ven que es una persona que se implica en todo y que quiere aprender", descata Juan Alcaraz, gozoso de que su hijo haya abierto un camino que deben pisar muchos más jóvenes en los próximos años.

Los fines de semana los tiene ocupados con el fútbol. Es su diversión. Se lo pasa pipa. "Estoy muy contento cuando hago de árbitro en los campos a los que voy, me gusta mucho", relata Daniel, algo vergonzoso. Pero todo ese recato lo deja en el vestuario. En el campo es todo personalidad. En estos momentos sólo se plantea seguir mucho tiempo más y continuar aprendiendo. "Quiero seguir más años. Por la tele veo partidos e intento aprender. Pero quien realmente me enseña es mi padre. A él le consulto todo", relata Daniel.

Este joven gandiense no puede estar quieto. Sábados y domingos los dedica al arbitraje. Pero de lunes a viernes estudia en el Centro Ocupacional Espurna de Gandia. Allí realiza cursos para ir cultivándose. Y donde también es un experto es entre los fogones. Pasa de Mateu Lahoz a Ferran Adrià de un día para otro. Daniel lleva tres años oficiando de cocinero en el restaurante 'Boga' de la capital de la Safor. Y cuando no está creando menús sale al comedor a servir platos. Hace de todo y todo bien. Pero no se queda ahí.

Es muy activo y si con el padre disfruta del arbitraje, con su madre, Amparo, que es bailarina, forma un tándem perfecto en el mundo de los ritmos musicales. Ambos se marcan pasos en estilos como la bachata, la salsa y la kizomba. El joven es ya nivel cuatro en el mundo de la coreografía. Daniel es multidisciplinar y multianimoso. Con esa pretensión de progresar llegará donde él quiera. Por el momento siempre podrá decir que fue el primer joven de España con síndrome de Down que se inició en el arbitraje.

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