Sara Bonillo vende caro su maillot en casa
«Empecé con las motos pero lo dejé porque es un deporte caro. Yo quería competir, probé el ciclocrós y me encantó», señala la joven de Sueca, campeona de España sub-23 en 2021 y que este domingo ha sido bronce en Xàtiva
Sara Bonillo ha paseado con orgullo su maillot de campeona de España durante un año. «Yo creo que es lo máximo a lo que aspiras ... cuando empiezas en un deporte. Ahora me gustaría centrarme en cotas más altas», señala la joven de Sueca, que cultivó ese éxito junto a la Albufera. Al lado de ese lago salado tiene su circuito al que acude casi cada tarde para, pedalada a peladada, seguir mejorando su nivel. El reto, en un futuro, será plantar cara a belgas, holandesas, británicas... seguir el ejemplo de Felipe Orts para brillar entre las mejores del ciclocrós.
«Yo salía en bici con mi padre, pero no me gusta rodar por rodar. Yo quería competir, así que me apuntaron al club de Sueca. Era septiembre, así que estaban en plena temporada de ciclocrós. Lo probé, me encantó, y hasta hoy», resume Sara Bonillo. El pasado año se proclamó campeona de España sub-23 y su anhelo era defenderlo en una competición que se ha celebrado en casa: en Xàtiva. «Quiero ganarlo de nuevo, pero el objetivo es estar peleando ya con las de élite. Un podio sería lo máximo», indicaba en los días previos. Lo ha peleado, ha demostrado su calidad, aunque en esta ocasión se ha tenido que conformar con una medalla de bronce sub-23 y acabar octava absoluta: «Lo he peleado y quiero felicitar a Lucía Gómez (nueva campeona), estoy segura de que llegarán más oportunidades». Ahora toca seguir mirando al futuro
En este inicio de 2022 cierra una etapa que inició hace una década. «Siempre me ha gustado el deporte, desde niña. Empecé en el motociclismo por mi padre, Rafael Bonillo. Mi hermano competía en karts y yo, también. Creo que comencé con 5 años, pero llegó un momento en el que no pude continuar porque es un deporte caro», detalla la joven de 20 años.
Fue entonces cuando empezó el casting: baloncesto, balonmano... seguía haciendo deporte: «Las salidas con mi padre eran con la bici de la comunión, pero lo que yo deseaba era competir». El ciclocrós le abrió un mundo al que ahora quiere continuar vinculada toda su vida: «Espero seguir como deportista de élite muchos años, pero luego quiero trabajar en algo relacionado con el ciclismo».
Para eso se forma en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, lo que motiva que sus días estén totalmente planificados. «Me levanto, voy a Valencia a la universidad y a la vuelta, me hago la comida y entreno. Si es martes o jueves doy clases a los niños de la escuela», detalla Sara Bonillo, muy estricta con la nutrición: «No es un problema para mí, me gusta cuidar la alimentación. Cuando salimos a rodar con amigos, ellos se hacen el bocata y yo mis tostaditas».
Después de competir en Xàtiva, apurará una temporada de ciclocrós que ha marcado un antes y un después para ella: ha pasado unos días compitiendo en Bélgica. «No tengo mucha experiencia internacional y es como la cuna de esta modalidad», señala. En 2021, en el Europeo sub-23 ha quedado la 26, y primera española: «En cuanto sales al extranjero ves el nivel que hay. Yo me considero una ciclista bastante técnica. Como en Valencia apenas llueve y no se forma mucho barro, me cuesta todavía en el fango, tengo que mejorar».
Y Sara Bonillo está dispuesta a dar ese paso adelante. No descarta, en ese sentido ve posible llegar al profesionalismo. «Querer es poder, trabajando para ello, lo veo posible. Está claro que hay menos mujeres, y también se dice que si compites en carretera no puedes compaginarlo con el ciclocrós. Van Aert y Van der Poel han demostrado que sí», comenta. Ella misma considera que ambas modalidades le aportan. «La temporada en carretera me ayuda a mejorar en ciclocrós y al revés», asegura. Precisamente, para los meses de asfalto ha fichado por el CAMS Basso británico. Hasta final de enero competirá en ciclocrós y luego iniciará la segunda parte de la temporada: «La forma de entrenar es muy distinta. Ahora son sesiones más cortas y técnicas. Luego haces más kilómetros».
Por esa nueva etapa, Sara Bonillo admite que debe mejorar su inglés. Además de la bicicleta, se hace sus horas de gimnasio y también sale a correr. Se le ilumina el rostro cuando se le pregunta por el duatlón o el tritalón. «Es algo que un día me gustaría probar. Dicen que engancha... como me pasó con el ciclocrós», bromea. Un alma competitiva.
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