Esther Pedrosa, la concejala que nació para ser atleta
«Había muy buen ambiente, pero yo había ido sola y no conocía a nadie», relata la gallega, ganadora de 1998 y que sigue en activo en el Playas de Castellón
Esther Pedrosa tiene un inconfundible acento gallego. «Mi entrenador dice que hay personas que nacen atletas. A mí me gusta correr. Pero no correr por correr», indica. Esa pasión le permite seguir ganando carreras más de 40 años después de empezar a competir y le ha llevado a aceptar las concejalías de Deportes y de Bienestar Animal de su Santiago de Compostela.
«Me lo propusieron y me presenté con el PSOE, pero como independiente. Ahora hay gente que me ve de otra manera, que me ataca diciendo: ‘¡Eso que han hecho los tuyos...!’», indica. Pero ella está en la política con vocación. De hecho, le gusta más su trabajo como técnico de deportes en la Universidad de Santiago: «Ahí gestiono más deporte. Viajo con los chicos a los campeonatos, organizo eventos... La concejalía es más un trabajo por mi ciudad. Decido dónde doy dinero, me tengo que poner guapa para entregar trofeos... Lo que he notado es que tengo menos libertad, porque siempre hay algo. ¡Tengo que pedir permiso para ir a un Campeonato de España máster!».
Pese a ser de la otra punta de la Península, tiene estrechos vínculos con la Comunitat. Para empezar, milita en el Playas de Castellón: «Me tratan genial y yo les doy buenos puntos de las competiciones máster». Esther Pedrosa corre 1.500 y 3.000 metros en pista, pero hace alguna carrera en ruta. Como el 10K paralelo al Maratón de 2019, donde batió el récord de España de mayores de 55 años con un registro de 38.25.
En Valencia también alcanzó la gloria en maratón. Ganó la lluviosa carrera de 1998 con una marca de 2.44.30 y mucha solvencia sobre Tina María Ramos, vencedora del año anterior. «Quería hacer marca personal, pero las condiciones no eran buenas. Había muy buen ambiente, pero yo no conocía a nadie», señala.
Aquella mañana, Esther Pedrosa declaró: «No voy a hacer nada importante en esta distancia». El año siguiente corrió de nuevo en Valencia y dio carpetazo a su etapa como maratoniana. «Mi entrenador me había ido cambiando de prueba para intentar ser olímpica. Tuve la mínima para Seúl (en 10.000). También de cara a Barcelona, pero era otros tiempos, a las mujeres no nos llevaban a ningún sitio», lamenta.
Ha ido a Europeos, a Mundiales y sigue dando guerra como máster: «Soy consciente de que cada vez tengo más limitaciones por la edad. Para mí llegar a la meta es una satisfacción, soy una luchadora», afirma Esther Pedrosa, con ese amor intacto por el atletismo que descubrió María Luisa Peralta, su profesora de educación física. Ella la envió a la escuela de atletismo de Santiago de Compostela. Allí, su marido, Mariano García-Verdugo, la guió hacia la élite. Se sumergió en el deporte, descartándola vía del diseño de interiores, estudios que compaginó con la alta competición.