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Soledad Sevilla, ayer, frente a la intervención que ha realizado en la fachada del IVAM. EFE
Soledad Sevilla, artista: «En mis inicios se me consideraba como un ama de casa que pintaba»

Soledad Sevilla, artista: «En mis inicios se me consideraba como un ama de casa que pintaba»

De la generación de Yturralde y Teixidor, la creadora recuerda que a ellos se les veía «famosos» y a ella una «aficionada», pero ahora «todo se ha equilibrado»

NOELIA CAMACHO

VALENCIA.

Viernes, 18 de enero 2019, 00:49

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La enorme obra de arte que ayer presentó para la fachada del IVAM es la primera que realiza inspirándose en Valencia. Pese a que nació en la capital del Turia, la artista Soledad Sevilla (Valencia, 1944), una de las creadoras contemporáneas más influyentes del país, se marchó de la ciudad cuando tenía 16 años. Ahora, y gracias al proyecto que le ha encargado el museo de arte moderno, se reconcilia con su tierra natal, en la que llevaba años sin exponer en solitario. Realiza una gran pieza para la cubierta de más de 90 metros cuadrados. Su sugerente nombre: 'El Patriarca'. Los azulejos del suelo de este enclave le han servido de inspiración para realizar este encargo. «Di paseos por los lugares de mi infancia, que me llevaron por las zonas por las que me movía. Mi objetivo era revisar esos espacios, lo pasé en grande y me encantó rememorar algunos recuerdos», confiesa a LAS PROVINCIAS.

Con una extensa y fructífera trayectoria, dedicada a la abstracción y al color, se le considera una pionera en el mundo del arte. Pero no siempre fue así. En los años 60 se relacionó con el grupo creativo Antes del Arte, integrado por José María Yturralde y Jordi Teixidor. No fue percibida en igualdad de condiciones: «Veía las oportunidades que se les daba a mis amigos hombres y yo me preguntaba: '¿por qué ellos exponen y yo no?'». «Si yo me pongo a objetivar viví lo peor del mundo cuando tenía veinte años y quería pintar. Sufrí el machismo más feroz de la sociedad. Eso lo sentí como natural, me parecía lo normal. Cuando me ponía a crear, tenía a uno de mis hijos sobre mis rodillas, parecía que mi marido no tenía niños y yo sí. A mí se me consideraba como un ama de casa que pintaba. Aunque ahora el tiempo ha equilibrado todo», asevera.

No obstante, cuenta que mantiene contacto con todos aquellos compañeros que, mientras disfrutaban del éxito, «de mí se decía que era una aficionada, yo no podía ni exponer». «Los quiero y los respeto mucho», afirma. Sin embargo, no tiene reproches para nadie, ni siquiera para aquellos que menospreciaron su talento. «Cuando hay una vocación, una ilusión, te esfuerzas por salir adelante y así lo hice», narra.

«Espacios como Bombas Gens o el Centro del Carmen irradian energía para la ciudad»

Asegura estar ligada a Valencia pese a que vive fuera. Y conoce la actividad cultural de la ciudad. «Espacios como Bombas Gens y el Centro del Carmen irradian mucha energía en la capital. Son realmente importantes esas instituciones dedicadas al arte, con una gran envergadura y que aportan una visión, un concepto y una energía nueva», confiesa. En este sentido, valora la calidad del Museo de Bellas Artes. «Es un espacio fantástico lleno de tesoros. Tiene un nivel de calidad que puede competir con el Prado o el Bellas Artes de Sevilla», asegura. Desconoce el momento complicado por el que atraviesa el San Pío V, con una nueva directora interina, sin plan museológico y con restauradores sin titulación. No obstante, afirma que es un museo «que tiene que respetarse». «Con el respeto llega el apoyo. Si crees en el patrimonio, lo apoyas», asevera.

En febrero, la Fundación Bancaja inaugurará una retrospectiva sobre su obra. «La exposición es muy parecida a la que hubo en Fuenlabrada, aunque se han cambiado algunos aspectos. Se ha incluido toda mi última producción y, luego, la instalación de las mariposas, que se vio allí, aquí será sustituida por otra», asegura. No le teme al paso del tiempo. Ni tampoco a la vejez de sus propias piezas». «He vuelto a ver algunas que desde que las pinté no las había observado de nuevo y ha sido estupendo encontrarme con ellas. Mantienen tensión, emoción, no les ha pasado el tiempo. Encontrar que lo que has hecho hace tantos años, que era la semilla de lo que haces ahora, es muy interesante», asegura.

Para ella, «el arte puede estar en todas partes y, también en la calle». «Lo que hace falta es que haya una educación que acostumbre a las nuevas generaciones apreciarlo y respetarlo, a necesitarlo, como se hace con el fútbol o con la cocina, que parece que ahora es lo más importante», reivindica.

Premio Nacional de Artes Plásticas en 1993, Sevilla ha expuesto en numerosos museos y galerías nacionales e internacionales. No piensa en colgar el pincel. «Aún tengo ganas», dice. Se muestra ilusionada con sus próximos proyectos, entre los que se encuentra una serie de pinturas sobre la obra poética de Pessoa. Sin embargo, se lo toma con calma. «Tardo unos tres años en hacer unas piezas de esas características», concluye.

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