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Los Santos Juanes impresiona a sus primeros visitantes: «Es una maravilla, no había visto nada igual»
Más de 2.000 personas acuden a la iglesia en el día de su reapertura tras la restauración impulsada por la Fundación Hortensia Herrero | El acceso es gratuito durante todo este último fin de semana de noviembre
Queda un cuarto de hora para las 11 horas. Josep y José María aguardan mientras, a su lado, una joven habla con alguien del interior ... a través de un pinganillo. No se conocen de nada, pero acaban charlando para matar los minutos y combatir la impaciencia. Se encuentran frente a la iglesia de Sant Joan del Mercat, o de los Santos Juanes. El edificio, arrasado por el fuego de un grupo de anarquistas y republicanos nada más estallar la Guerra Civil en 1936, vuelve a relucir con todo su esplendor. Ya no presenta ese color oscuro, testigo de las llamas que dejaron malherido uno de los estandantes del arte y del epicentro social de la ciudad. Es el primer día en el que el inmueble eclesiástico abre sus puertas para mostrar todo su fulgor, el que le ha devuelto la restauración impulsada por la Fundación Hortensia Herrero, que ha invertido en el proyecto cerca de 10 millones de euros. Había una enorme expectación por el resultado de la intervención, como ha quedado demostrado con la presencia de más de 2.000 visitantes en la jornada de reapertura.
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«Yo soy restaurador, y ha quedado muy bonito. Yo trabajé para EMR, la empresa que ha intervenido aquí y también en San Nicolás. La proyección es la misma, pero mejorada. Y los frescos de Palomino son una maravilla. Casi lo que más me impresiona es cómo han recreado los cuadros que hay sobre cada una de las imágenes», explica José María Tortajada. Por la 'foto finish' ha sido el primer visitante de los Santos Juanes y ha exprimido su hora en analizar al detalle, como experto que es, el resultado de la intervención. «Yo he querido venir el primer día porque he seguido durante estos cinco años el proyecto y deseaba verlo acabado», indica Josep.
Este hombre no había reservado entrada. José María sí. La parroquia había agotado las 1.700 invitaciones, 150 por hora, que entre este viernes y este domingo son gratuitas. Una buena forma de conmemorar el fin de casi 90 años de negrura y del andamio que presidía los Santos Juanes desde hace décadas. Pero es que la demanda se va a multiplicar por mucho. Si sólo el viernes ya se han superado la asistencia regulada prevista para todo el fin de semana, esperen a las jornadas de este sábado y domingo. Y más cuando la gente empiece a conocer las opiniones de los primeros visitantes. «Me gusta acudir a museos e iglesias, y nunca había visto nada igual en un edificio eclesiástico. Es una maravilla», afirma Belén. Natural de Vitoria, como Rosa, su madre, reside en Barcelona. Ha venido a la Comunitat a visitarla -ella vive en Benidorm- y sabía que abría los Santos Juanes, por lo que ambas han decidido venir a Valencia.
De la capital del Turia sí que son Mari Ángeles y Verónica, también madre e hija. Han aprovechado las horas en las que los niños de la segunda están en el colegio para darse una vuelta por el centro. Y visitar los Santos Juanes, que las tiene embelesadas. «Es una maravilla cómo ha quedado. Los colores de los frescos, las imágenes... todo. ¡Está preciosa! Es impagable lo que están haciendo Juan Roig y Hortensia Herrero por Valencia: esta iglesia, la de San Nicolás, el Roig Arena... todo», señala Verónica antes de proseguir por el paseo por el inmueble.
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Muchos visitantes se paran a leer un buen rato los paneles que explican la historia y diferentes restauraciones de la iglesia. No pocos buscan la foto artística usando el enorme espejo circular que permite visualizar mirando hacia el suelo los frescos de Palomino en la bóveda. Los que pudieron restaurarse porque seguían en los Santos Juanes. Hay impaciencia por la proyección en 3D de la recreación de la bóveda central a partir de la fotografía de Juan Alcón. Esta composición, que repasa el estado en el que quedó tras el fuego (y antes de que fueran retirados los frescos para trasladarlos a Barcelona, donde se les perdió la pista) hasta su recomposición usando la paleta de Palomino gracias a las neuvas tecnologías, se va a proyectar durante 15 minutos en cada visita.
Eso en teoría, porque la realidad es que en esa primera hora ha estado más tiempo exhibida sobre la bóveda blanca. «Si no se pudieron recuperar los originales me parece una buena solución», comenta Vicente después de grabar la recreación con su teléfono móvil. Jaime se levanta de uno de los bancos siguiendo a Cristina, su mujer. Ella se persigna. Tienen la costumbre de visitar iglesias y rezar, meditar... mientras las admiran. Ellos se están haciendo valencianos, porque llevan dos años aquí. Estadounidenses, de California (él de origen mexicano), decidieron cruzar el Atlántico tras la jubilación: «Aquí se vive muy bien". Eso lo aprendió Jaime cuando estuvo un año por estudios en Burgos, cuando tenía 17 años. La hija de ambos también realizó parte de su formación académica en España, concretamente en Madrid.
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Ellos desembarcaron en el Carmen y, por tanto, conocían los Santos Juanes. Ahora residen por El Cabanyal, cerca de la playa pero lamentan la escasez de iglesias como la de Sant Joan del Mercat. «Ha quedado de maravilla, y ahora estamos impacientes por ver lo que hacen con la parte de enfrente», señala Cristina. Se refiere a Les Covetes. También tendrán que esperar para ver 'Barroc', la experiencia inmersiva de 15 minutos que relata el proceso, desde el incendio del 36 hasta la restauración.
Y tendrán que aguardar porque la próxima semana se van a México a pasar la Navidad. Da igual. Los Santos Juanes ya estará ahí para siempre para los valencianos y para los que vengan a admirar la ciudad o a sumergirse en ella. Y 'Barroc', cada jueves y viernes (18 y 19 horas), y sábados (a las 10). Gonzalo Albero, el párroco de los Santos Juanes, pasea con una sonrisa perenne. Este viernes ya ha celebrado una misa y le encanta ver llena su iglesia. Sabe que todos no son fieles, que hay personas a las que sólo les atrae el arte... pero este les acerca a Dios. Y también tiene un listado de personas que reservaron hace más de dos años fecha para una boda o una comunión: «Desde que se supo la fecha del fin de restauración se ha elevado la demanda». En la fachada que da la puerta principal, a la altura del óculo, se ha dejado una franja negra, del color que presentaba hasta hace unos meses la iglesia. Es una de las últimas cicatrices del incendio del 36. Se ha mantenido ahí, a la vista pero en un lado para que no reste belleza al entrono. Pero ahí seguirá como testigo de un hecho histórico que no debe volver a ocurrir. Como aviso a los valencianos de la importancia de cuidar una de sus joyas arquitectónicas.
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