Rosario Raro: «El amor es fundamental como energía para convertir el dolor en belleza»
La autora valenciana ganadora del premio Azorín con 'La novia de la paz' confiesa que ahora «no podría explicar mi vida sin escribir»
La escritora valenciana Rosario Raro, que con la novela 'La novia de la paz' ha alcanzado el Premio Azorín, habla con LAS PROVINCIAS de las ... razones que la llevaron a escoger su personaje y también de algunas de las claves de su condición de escritora. En su conversación expone su amor por el oficio de escribir porque le «permite corregir la realidad», además de que «le da la posibilidad de vivir varias vidas simultáneamente».
–¿Qué vibraciones tiene ante su última novela?
–Muy buenas porque me dijo el editor que la primera edición prácticamente se había agotado en la preventa. Había muchas ganas y el premio me ha servido para recibir el cariño de mucha gente; es muy reconfortante.
–¿El premio Azorín qué ha supuesto para Rosario Raro?
–Pues lo que dije en la noche de la entrega, el 13 de marzo en Alicante: que la vida me había sacado a bailar. Así me sentí. Además del reconocimiento tras cinco novelas, el afecto que he recibido. Han sido cientos las personas que me han dicho que se les saltaron las lágrimas al leer la novela. He sentido que las ilusiones de tantos años, aunque ya había tenido tras alegrías con mis novelas, ésta ha sido la más importante.
–¿Qué cuenta en su novela 'La novia de la paz'? ¿Qué quiere transmitir a los lectores de la mano de Emily Hobhouse, su protagonista?
–Descubrí a Emily Hobhouse, a quien hoy llamaríamos una activista por los derechos humanos pero avant la lettre; hablamos de 1901. Me encontré con una figura inmensa que está al mismo nivel que otros líderes espirituales, como Mandela en el mismo territorio de la novela y todo lo que hizo en 1901. Se opuso sola al imperio más poderoso que había en ese momento, que era el británico. La vilipendiaron y la acusaron de traidora porque hizo labor humanitaria con las mujeres y los niños de los boér. Me interesó mucho su forma de estar en el mundo y que comenzara a vivir a los 35 años. Pasó quince años cuidando a su padre, y que en ese tiempo se formara de manera autodidacta con sus lecturas pacifistas, de ahí el título, me interesó mucho.
–¿En la actualidad qué denunciaría esta mujer?
–Han pasado 160 años desde que nació y en este momento, cuando hay unos sesenta conflictos armados en el mundo, creo que si lo viera se quedaría estupefacta y denunciaría lo mismo que en su momento, que detrás de las ansias supremacistas lo que hay es la codicia.
–Ha escrito varias novelas, y en todas se desplaza a algún lugar, ¿Viaje y literatura van unidos?
–Decía Emily Dickinson que una novela es un buen medio de transporte. De mis novelas, lo que me gusta es que no acaban en la última página, sino que en torno a ellas se han creado muchas experiencias turísticas. Hay una ruta literaria a partir de 'Volver a Canfranc', de 'Desaparecida en Siboney', que transcurre en Cuba, también hemos hecho una ruta literaria. Me gustan mucho esas vivencias que se derivan de ir del libro a los escenarios. En este caso viajé a la India y a Londres. Ahora tengo un viaje pendiente a Sudáfrica. Intento que quien se aproxime a mis novelas no tenga la sensación de que le están contando la historia, sino que se sienta en el lugar. Me gusta que mis libros sean muy sensoriales, que resulten una experiencia inmersiva; algo así como realidad aumentada.
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–¿Para Rosario Raro, qué significa la literatura, qué supone ser escritora?
–Desde que era pequeña y comencé a escribir supuso una actividad muy divertida que me permitía corregir la realidad, que me da la posibilidad de vivir varias vidas simultáneamente. Además, considero que desarrolla la empatía porque te pones en la piel de otros personajes. Ahora mismo no podría explicarme mi vida sin escribir. De hecho en mayo del año pasado dejé mi trabajo como profesora y ahora sólo me dedico a la escritura. Me siento privilegiada por haber realizado mi sueño de la infancia.
–Eso de corregir la realidad, me ha gustado. ¿También es una manera de comprometerse con la realidad para tratar de borrar aquello que nos parece injusto?
–Exactamente. Cuando era adolescente y me ocurrían cosas que no me gustaban les escibía otro final. Lo que hago en mis novelas, todas basadas en hechos reales, es reflexionar sobre cómo acaban las cosas. A veces me gusta pensar que si algo no ha acabado mal es porque no ha acabado, aunque también está aquello de que quien no se consuela es porque no quiere.
–¿Nos salva más la libertad o el amor?
–En la novela he escrito que tras una traición no hay mejor venganza que la felicidad. Respecto a la libertad, la otra protagonista, tiene cierto vértigo porque cree que se puede equivocar. Y en esta novela el amor tiene un papel fundamental como energía y forma de convertir el dolor en belleza.
–¿Hay alguna mujer valenciana a la que haya mirado para dedicarle una novela?
–Podrían ser muchísimas. Desdela primera abogada que fue Amparo Chirivella tenemos grandísimas pioneras, ahora estamos celebrando el año de María Beneyto, con todo lo que supuso su poesía. Creo que hay muchas mujeres valencianas que rescatar y poner en el foco. Ahora estoy muy absorbida con 'La novia de la paz' y con la gira por el premio.
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