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Un momento del concurso José Iturbi. LP
El premio Iturbi se queda desierto

El premio Iturbi se queda desierto

El pianista ruso Alexey Sychev es el mejor clasificado y ocupa el segundo puesto | El nivel de los participantes en esta edición ha sido muy discreto

césar rus

Sábado, 3 de julio 2021, 21:22

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El Concurso Internacional de Piano José Iturbi se ha quedado desierto. No hay primer premio. La final disputada entre Salome Jordania, Ryutaro Suzuki y Alexey Sychev se ha quedado sin ganador. El pianista ruso ha sido el mejor valorado por el jurado, quedando en la segunda posición. La georgiana y el japonés lograron un tercero exaequo. El nivel de la final ha sido decepcionante.

A finales de 2019 Glòria Tello anunciaba que la Diputación de Valencia renovaba el Premio Iturbi dejando atrás el periodo de Joaquín Soriano quien condujo el concurso durante décadas. Se trataba de dar un nuevo impulso al concurso, modernizarlo y convertirlo en referente nacional e internacional. Para ello se anunció que Joaquín Achúcarro sería su presidente y que se contaría con Josu de Solaun, quien ganó el concurso en 2006 y es, sin duda, el pianista valenciano más internacional de la actualidad. Además, los horizontes del jurado se ampliaban incluyendo agentes y gestores culturales siguiendo el modelo de muchos concursos de éxito. Sin embargo, a tenor de lo escuchado en la gran final, el nivel ha sido muy discreto. Desde luego, no superior a las ediciones anteriores y me aventuraría a decir que ha sido más bajo. ¿Qué ha ocurrido? Resulta difícil saberlo. Tal vez no se haya hecho el trabajo de promoción necesario para atraer a concursantes de perfil más competitivo. Tampoco sé si el nivel en las fases previas ha sido más alto, pero sin duda, el nivel de la final ha sido decepcionante.

El japonés Ryutaro Suzuki interpretó el primer concierto de Chaikovski. Se mostró bastante seguro, aunque no impecable, con algunos roces; en general, fue la suya una interpretación opaca, sin matiz en los colores. Tampoco fue muy expresivo y faltó entendimiento con la orquesta.

Salome Jodania, de Georgia, también interpretó el primer concierto de Cahikovski. Su actuación estuvo marcada por la rudeza y el poco matiz dinámico casi siempre en forte y fortísimo. En el tercer tiempo, tras una entrada falsa de la que podría haberse repuesto, se desconcentró y se perdió. El caos se contagió a la orquesta y hubo momentos en que nadie sabíamos dónde estábamos. Hubo que esperar al cambio de sección para que volviese cierto orden.

Alexey Sychev dotó de dignidad a la final con una versión seria del primer concierto de Liszt. Sin ser la suya una versión especialmente creativa, sí fue solvente y bastante profesional. No hubo especiales aventuras pero, en ocasiones, ser conservador puede ser lo más inteligente.

Rubén Gimeno hizo un buen trabajo al frente de la Orquesta de Valencia dadas las circunstancias, pero lo cierto es que la agrupación valenciana está en horas bajas. Hubo momentos en que la cuerda sonaba como una orquesta de estudiantes. Además, la acústica no favorece, no solo por las características del Principal, sino porque las mamparas colocadas por las medidas sanitarias hace que los metales no se oigan. Parecen una banda interna. El efecto alcanzó el ridículo en Liszt. En esas condiciones no merece la pena hacer música.

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