Llorenç Alapont: «De la política cultural actual enterraría la falta de inversión en el patrimonio arqueológico»

–¿Por qué es tan importante este hallazgo?

–Porque es una tumba única en Pompeya. Y no única en un aspecto, sino en varios. En la inscripción que relata que en Pompeya se hacían obras en griego y es la primera constatación. También porque es la única de esta arquitectura funeraria y porque en el interior se conserva el único esqueleto momificado en Pompeya y por los ajuares funerarios que alberga.

–¿El hecho de que se haga referencia al uso de la lengua griega es una muestra de integración y pluralidad de la que hoy podríamos aprender?

–Sí. La historia de la tumba es una historia de integración, de superación. En un primer momento Marcus Venerio era un esclavo, pero consiguió la libertad y progresó hasta llegar a ser miembro del colegio de los Augustales. Además es la historia de una persona con sensibilidad por la cultura y el arte hasta pagar cuatro días de celebraciones acústicas; algunas en griego. Ello significa que el griego era como hoy un espectáculo en inglés. No sólo para los romanos, también para extranjeros.

–¿La sociedad actual comprende la dedicación que se presta a estas investigaciones?

–Las investigaciones en el ámbito de la arqueología o la historia no se entienden muy bien. No se comprende la importancia que tienen. En parte hay que hacer autocrítica y pensar que los arqueólogos no hemos sabido transmitir la importancia de nuestro trabajo para la sociedad. Muchas veces investigamos para publicar en revistas científicas, publicaciones que la mayoría de la gente no conoce. Al final todos los estudios terminan en los libros de texto para niños desde primaria, secundaria e infantil.

–¿El sistema educativo presta suficiente atención?

–Ahora se da más importancia a las ciencias puras que a las humanidades. Pero las humanidades son esenciales para que una sociedad entienda la cultura, el mundo y cómo se desarrolla la historia. Si queremos un mundo más tolerante con el resto de culturas o religiones, las humanidades son esenciales. Hay que darles más importancia si buscamos una sociedad comprensiva con la multiculturalidad. Nuestro hallazgo, que indica que en Pompeya se hablaban otras lenguas– como el griego– apunta que en el pasado muchas personas eran cultas y se dedicaban a pagar obras de teatro y de música, y de eso también deberíamos aprender: a apoyar las obras de arte, la cultura, la historia y la arqueología. En esta pandemia se ha apoyado a muchos sectores de la cultura, pero la arqueología siempre queda relegada, olvidada.

–¿En la Comunitat Valenciana se destinan suficientes recursos a estas investigaciones?

–Evidentemente, no. Lo que estamos viendo hasta ahora es que la Universidad y los trabajos arqueológicos cada vez están dotados de menor presupuesto. Esto está pasando durante muchos años. Para nuestros proyectos casi siempre tenemos que buscar financiación en otras partes, incluso en el extranjero. Cada vez hay menos ayudas y es más difícil que aparezcan investigadores.

–¿Qué queda bajo el suelo que pisamos en Valencia?

–Mucho por investigar y excavar. En Valencia hay un servicio arqueológico municipal e investigación que se ve plasmada en exposiciones y publicaciones. Pero en otros sitios no hay servicio de arqueología o los museos carecen de director o de personal por falta de inversión o de sensibilidad; hay mucha necesidad de recuperar y valorizar el patrimonio arqueológico de la Comunitat.

–En las obras de la plaza de la Reina han salido a la luz nuevos restos, ¿habría que investigar?

–No soy la persona adecuada para hablar de proyectos de otros. Pero sería una lástima que una vez descubiertos no se profundizara en ellos porque se puede perder una oportunidad única.

–¿Si tuviera que enterrar algo para siempre, para que no se encuentre, de la política cultural actual que sería?

–La falta de inversiones en el patrimonio arqueológico.

–¿Qué hallazgo sueña?

–Sueño en crear más conocimiento, en investigar para que cada vez se sepa más y los futuros investigadores puedan seguir estudiando.

–¿Cuál será la principal huella que dejaremos la sociedad de hoy a los arqueólogos del futuro? ¿El móvil, las basuras..?

–La cantidad de basura que generamos no tiene parangón en el pasado. Eso nos va a marcar como no empecemos a cambiar. Sería mejor dejar objetos que nos identifiquen de forma positiva.

–¿Con mirada positiva qué nos retratará?

–La verdad es que es difícil encontrar algo positivo en este siglo. Pero si tuviera que elegir, creo que dejaremos obras de arte importantes: hay buenos artistas e intelectuales en esta sociedad. Y la comunicación, hemos conseguido la globalización de la comunicación. Lo importante es si esa globalización de la información sirve para utilizarla de forma adecuada.