Per Sant Joan i Sant Pere… bous en la Comunitat
Desde Morante a Roca Rey y Manzanares: Alicante y Castellón convocan a las primeras figuras del toreo | En Valencia, las mejoras de la plaza han fundido a negro su Feria de Julio
San Juan y San Pedro como santos motivadores del suceso. Castellón y Alicante convocan estos días a las principales figuras del toreo. No falta ... nadie. De Morante a Roca Rey pasando por Manzanares que en unos tiempos y otros siempre será referencia áulica al pie del Benacantil y más allá. Mientras, silencio en Valencia. Una pena a la que resulta difícil acostumbrarse, realidad difícil de aceptar. El inmediato julio, otrora cita gloriosa de los mejores de la historia, se ha ido fundido a negro entre obras y mejoras. Será para bien. Es la esperanza. Volver, volver, volver… el próximo marzo es el objetivo para la normalidad oficial. Y seguidamente Julio y su feria perdida. Otra cosa sería lamentable, en realidad un puntillazo a la que fue la primera –o tanto como la primera– feria de España. En su origen, solaz para agricultores y solución para el comercio urbano, así que no solo no les importaba la solanera que había que sufrir, sino que era cita esperada como salvadora de los bolsillos urbanos. Ya nada es igual ni siquiera hay agradecimiento ni sentimiento de nostalgia reparadora. En ese ambiente agoniza Sant Jaume pendiente del regreso, aunque como en el the end de 'Casablanca', siempre nos quedará Sant Joan y Sant Pere, La Magdalena y Sant Josep, la liturgia siempre como motivo y como excusa, lo divino y lo pagano, fuego y rezos de la mano.
De momento se vive la plenitud en unas crecientes fogueres alicantines. Un empresario propio, Nacho Lloret, fórmula de proximidad, perfecto conocedor de la personalidad de su plaza está obrando el milagro de devolver el coso de la plaza España a las máxima alturas de su historia. En esta edición, a qué negarlo, el atractivo principal, un tanto sobrevenido, es Morante que vive su momento de mayor esplendor. Sevilla, Madrid y Salamanca como plazas mayores lo han empoderado en las portadas de todos los medios sin excepción. No es el único, unas hogueras sin el protagonismo de Manzanares no serían hogueras. Él será el único que comparezca dos tardes esta edición, lo hará en competencia directa con el propio Morante y con Roca Rey, dos gallos en las alturas frente a los que tendrá que defender su plaza, el primer Manzanares nunca dejó que nadie hollase su territorio. Hay más. Alejandro Talavante en plena recuperación, Castella, Daniel Luque, Cayetano en su temporada de despedidas, Tomás Rufo, los recién llegados a la categoría superior Samuel Navalón, gran esperanza valenciana, y el charro Marco Pérez, completan el elenco de matadores en la primera parte del abono. La feria tendrá un cierre, el sábado día 28, que supone una apuesta directa a la épica: seis toros de Victorino Martín para Manuel Escribano como único espada. El sevillano, que sufrió uno de los percances más graves de su carrera en esa plaza, asume el tremendo reto de enfrentarse a seis ejemplares de la A coronada. Los rejones, Andy Cartagena, Diego Ventura y Lea Vicens echarán el cierre a las Hogueras 2025. Y entre tanto nombre de figuras, un hecho fundamental, la vuelta de las cámaras de la televisión autonómica a la plaza para retransmitir en directo la corrida del día de San Juan. Aquello del buen paño en el arca se vende es historia precolombina, el paño, el bueno y el menos bueno, se vende en los medios y en las redes.
También Castellón
En la capital de la Plana el sábado se recupera una cita que flotaba en el calendario de los últimos años entre consolidarse o desaparecer. Son consecuencias de los buenos momentos. La combinación tiene argumento y nivel. Tres primeros espadas que no estuvieron en la última Magdalena, Manzanares, herido en las fallas, Cayetano que acude a despedirse de tierras valencianas y Roca Rey que junto a Morante, cada uno por su palo, lideran la temporada. Los toros de Domingo Hernández divisa puntera y en el argumentario un homenaje a un castellonense de pro, Manuel Colonques, un hombre de los que engrandecen una tierra.

Se va Cayetano, un torero, un personaje...
Se va Cayetano. Un torero, un personaje, un lujo mediático… No se va por tanto un cualquiera. Cayetano Rivera Ordóñez, el mayor cúmulo de genes taurinos que se recuerda: los Rivera, los Ordóñez y los Dominguín... en sus venas. Es el fin, por ahora, de una de las grandes dinastías toreras de la historia en la que ocupa lugar de honor el que para muchos sigue siendo el más grande representante del clasicismo, Antonio Ordóñez Araujo sin olvidar al fundador de la dinastía, El Niño de la Palma, ambos inspiradores de poetas y escritores sin fronteras, desde Alberti a Hemingway, toreros con capacidad para trascender los lindes del propio toreo; y por la rama opuesta unidos por una gran mujer, Carmina, el cuñado y opositor de Antonio, Luis Miguel, el autoproclamado number one, que le plantaba cara al cuñado y al mismo franquismo; todo ello sin olvidar a Juan, Alfonso y Pepe, hombres de plata de máxima consideración entre los aficionados y entre los matadores que algo sabrán de esto, y tras ellos Francisco y finalmente Cayetano, hijos de Paquirri por si faltaba alguien en tan glorioso árbol genealógico.
Cayetano, el benjamín de la dinastía, el último eslabón por ahora, que en esas cuestiones nunca se sabe en qué momento ni con quien puede renacer el gusanillo, aunque yo le diría la locura del toro, él mismo como ejemplo, se despide de las plazas valencianas en Castellón el próximo sábado. La suya fue una vocación tardía y ha sido tan torero como personaje público, el tipo que tuvo entrada en todos los círculos sociales, también protagonista por sus romances en las portadas del cuché internacional sin perder la dignidad y el buen tono, hombre de ideas claras y amplia libertad para cantarlas. En tiempos en los que el toreo parecía proscrito ha sido un buen embajador en los círculos poco afectos a la tauromaquia.
Valiente ante los toros, con la afición justa (seguramente ese fue su handicap) contó/cuenta con el don de la personalidad muy desarrollado y una expresión torera fuerte y atractiva, lidió con suficiencia la presión de los apellidos y firmó tardes memorables: en el cierre de la Monumental barcelonesa mismamente, en el debut en Valencia, en la Ronda de su cuna y en muchas otras plazas incluida su presentación en Madrid. Lo hizo durante varias temporadas en las que defendió con coraje el buen nombre que le acompañaba; braceó contra la corriente de los que le quisieron juzgar por sus apellidos y por lo que representaba socialmente sin querer enterarse que el toreo además del parar, templar y jugársela ha estado en este tiempo más necesitado que nunca de personajes actuales, de gente con imagen y discurso que enganchase con los círculos menos adictos. Él ha colaborado mucho y bien, sin traicionar la esencia, a mostrar al mundo que el toreo no es cosa de trogloditas o de gente demodé. El sábado se despide de esta tierra, se va un valiente y un torero honrado que no desdijo de su nombre.
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