Y Viena visitó Valencia
La Sinfónica ofreció un programa atractivo, personal y que huyó de tópicos
Poca gente suele tener en cuenta que la Filarmónica de Viena ofrece alrededor de diez conciertos de abono en temporada. En realidad, es la Orquesta ... Sinfónica de Viena la que ofrece la programación sinfónica más completa de la ciudad. Es una orquesta de primerísimo nivel, equilibrada y con una sonoridad de fuerte personalidad. En esta gira celebraban su 125 aniversario y lo hacían con un programa atractivo, personal y que huyó de tópicos. De entrada, empezaron con la poco habitual obertura «La consagración de la casa» de Beethoven. Pero, sin duda, lo mejor del concierto fue la interpretación de referencia que firmó Renaud Capuçon del «Concierto para violín» de Korngold. El violinista francés deleitó con el aterciopelado timbre que logra y la sensualidad que despliega en su interpretación. Parecería que el concierto está escrito para él. Como propina ofreció la meditación de «Thaïs» junto a una de las arpas de la orquesta.
Muy bien construida resultó la segunda parte. Petr Popelka, actual titular, eligió «Dynamiten» de Josef Strauss de cuyo tema principal se sirve Richard Strauss para el vals del baron Ochs de «El caballero de la rosa» con cuya suite se cerró el programa. Popelka dirigió con maestría el preludio de la suite, la presentación de la rosa y el vals de Ochs y convenció en el trío; fue al final cuando se cayó en cierta rudeza y se perdió calidad tímbrica. Se cerró el programa con dos piezas vienesas a modo de bis incluyendo la siempre brillante «Unter donner und Blitz».
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