El arte del rubato

Gatti es uno de los directores más perfectos desde el punto de vista técnico de la actualidad. Su gesto claro y preciso hace que quede poco margen para la ambigüedad y el error. Por otra parte, la Staatskapelle de Desde domina a la perfección este repertorio.

Por ejemplo, una de las más memorables versiones de la segunda de Schumann que se han escuchado en el Palau fue la dirigida por Sinopoli a finales de los años noventa. Por lo que respecta a estas versiones de la segunda y la cuarta, lo más impresionante fue el control del rubato del que hizo gala Gatti. La tentación de exagerar ese tipo de efectos parece casi consustancial a esta música, por ejemplo, al inicio del último tiempo de la cuarta. Muchos directores caen en la ella con cierta vulgaridad. Gatti, sin embargo, supo hacerlo de forma que no se alterase en exceso el discurso sinfónico. Lo mismo ocurrió en el primer tiempo en la reexposión del segundo tema, o en el scherzo de la segunda sinfonía. La complicidad con la orquesta parece absoluta. Destaca, siempre, en esta agrupación la sonoridad de la cuerda, pero también el color de los metales genuinamente germánico.