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Valencia viaja de vuelta al interior de Miguel Bosé
El cantante hace vibrar a más de 7.000 almas en un entregado Ciutat de Valencia con su esperado 'Importante Tour 2025'
Volvió Miguel Bosé a Valencia. Y lo hizo con toda su esencia. Esa que de jovencita encandiló a mi madre, que ayer, al igual que ... tantas otras pudo disfrutar de todos los estilos de un Bosé que parece querer reconducir a su público al interior de sus entrañas. Las que parecían difuminarse entre tanta polémica alejada de los escenarios, pero que regresaban con cada uno de sus inconfundibles, aunque ahora más pausados, pasos de baile.
Lo de este miércoles (y parte del jueves) en el Ciutat fue un regreso al interior de Miguel Bosé y 7.000 almas lo disfrutaron a pesar de la humedad, del calor y de los años que han pasado desde aquellos primeros compases al son de Miguel Bosé.
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Blanco impoluto, como si quisiera borrar las manchas que le han acompañado fuera de los escenarios en los últimos tiempos. Así se ha presentado Miguel Bosé en Valencia ocho años después para reenamorar a un público entregado que ha bailado todas y cada una de sus estrofas. Desde ese «Hay un angel en tu mirada, inquietante tabú... Neeeenaaaa, rubia serenaaaa... Todo es posible menos tú» con el que arrancaba la fiest al pegadizo «Ron con coca cola» del final de Don Diablo. El inconfundible sonido y movimiento de un Miguel Bosé no menos entregado que su público.
Ese que ha estado junto a él todo este tiempo atrás, pero también ese renovado, compuesto sobre todo por hijas, hijos, sobrinas y algún que otro nieto que disfrutaba de los inconfundibles bailes de Miguel y su cuadrilla de bailarines en 'Mirarte' y 'Duende', los temas con los que se encargaba de inciar un trayecto por su dilatada experiencia.
Con 7.000 entradas vendidas y una improvisada grada supletoria en mitad del césped del Ciutat de Valencia para sentirse arropado por sus fans, Miguel Bosé volvió a conquistar Valencia con el concierto de su esperado 'Importante Tour 2025'.
«Van a volver atrás en un tiempo. La música es capaz de atrapar igual que un perfume. La música atrapa y fija. Años más tarde, cuando vuelve a sonar esa música vuelve a oler todo lo que ese perfume fijó», avisaba Bosé a su audiencia con una voz más desgastada que cuando tiene que entonar cualquiera de los temas de su magnífica discografía. Su sonido -tanto el particular como el de sus músicos- en directo sigue siendo bueno. Quizás la puesta en escena y el recinto ayudaban al cantante que este miércoles se mostraba algo parco en palabras. Un discurso inicial en el que quiso huir de toda polémica que le haya podido perseguir de cerca en los últimos años y un «¡Qué calor, Valencia» al cierre de la primera parte del show. Eso sí, razón no le faltaba en sus argumentos. El baile del abanico era el más repetido en una grada que deseaba regresar por una noche a esos tiempos en los que Miguel Bosé también era el polémico Miguel Bosé, pero por cuestiones bien distintas a las que le han puesto en el centro de las miradas en la actualidad. Bosé, quien pudiera parecer apagado en los últimos ocho años, quería encender a su público. Ese «Qué calor, Valencia», al menos parecía esconder esa intención.
El objetivo lo cumplía unos minutos más tarde, cuando se enfundaba una larga capa roja, se subía en un cuadrilátero del mismo color e iniciaba una retahíla de temas que sonaban con fuerza por todos los rincones del feudo levantinista. Con 'Olvídame tú' lograba emocionar y rascar el que sería el vigésimo piropo desde el público para un instante después despojarse de la capa y arrancarse con 'Sevilla' y 'Amiga', haciendo subir los decibelios en Orriols y poner rumbo al final de un viaje que para los más jóvenes (que terminaron siendo muchos para la media de edad que se veía horas antes por el barrio) también terminó siendo una experiencia.
«Si alguien se va, respetad ese vacío. A veces, me siento y a mi diablo le cuento cosas que a ella le gustaría escuchar recordando cómo éramos entonces cuando estábamos juntos», decía el intérprete antes de entrar en la fase final de un viaje que tenía pendiente realizar desde hace ocho años. En la parte final, Miguel Bosé se mostró emocionado y sobre todo reconciliado con su público valenciano. Un «hasta siempre» y varios «te quiero, Valencia» fueron las últimas palabras del intérprete antes de culminar su noche más especial, la del regreso.
Nadie se movió de su asiento hasta que Miguel cerró por todo lo alto. Como si supiera que su vuelta a Valencia tenía que ser con una gran traca final que anunciaba que estaba de vuelta. Cambió de vestimenta, optó por un último look amarillo y sonaron los habituales 'Morena mía', 'Amante bandido' y un último 'Te amaré' para reencandilar a Valencia. Un espectáculo para reencontrarse con aquel chico que un día enamoró a varias generaciones. Un viaje al pasado, pero también al presente de un artista que no sólo se reconcilió con su público, sino también con esa parte de sí que lo había obligado a bajarse durante un tiempo de los escenarios.
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