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'Federico Cristián, príncipe elector de Sajonia', retratado por Antonio Rafael Mengs en 1751 (Detalle). Paul Getty Museum
Arte

Mengs, un magnífico, olvidado y odiado pintor, vuelve al Prado

El museo dedica una exposición histórica al influyente y antipático genio alemán maltratado por la historia. Pintor de cámara de Carlos III, fue un retratista magistral y un mago del dibujo que se midió con los clásicos

Lunes, 24 de noviembre 2025, 17:27

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Es un artista tan grande como desconocido. Condenado por la crítica y enterrado por la historia, Antonio Rafael Mengs (1728-1779) fue el pintor de mayor éxito en su época. Una estrella. Carlos III lo trajo a la corte de Madrid tras ficharlo en Nápoles por una fortuna. Gozó de un fulgurante éxito, pero cayó en oscuro abismo del olvido tras su muerte. El Prado lo reivindica ahora como el genio que fue con la muestra más importante dedicada nunca a este odiado maestro del retrato, mago del dibujo, precursor y abanderado del Neoclasicismo.

 Es la tercera muestra que le dedica la pinacoteca, tras las organizadas por el bicentenario de su nacimiento (1929) y de su muerte (1980). En cartel hasta marzo y con patrocinio de la Fundación BBVA , revisa su obra y su legado en diálogo con los maestros del pasado con los que se midió. Reúne 159 obras -un centenar de Mengs- de las que 64 son pinturas, 14 piezas de artes decorativas y 81 dibujos, grabados y estudios sobre papel.

 Con 44 prestadores entre grandes instituciones y colecciones, reúne lo mejor de uno de los artistas más influyentes del siglo XVIII. Un genio antipático, maltratado por la crítica y olvidado por la historia a pesar de renovar la pintura europea de su siglo con su peculiar y lúcida mirada al clasicismo.

Autorretrato Antonio Raphael Mengs (h. 1760-61) Madrid. Fundación Casa de Alba, Madrid.

Resulta paradójico que un artista de su nivel siga siendo un gran desconocido del gran público y que el Prado deba «explicar quién es y por qué es tan importante y merece esta muestra». «Sobre él han ido cayendo sucesivos anatemas. Cada época encontró su motivo para odiar a Mengs; desde sus propios contemporáneos a su sucesores», afirma Andrés Úbeda, jefe de pintura del XVII y Goya y comisario de la muestra junto a Javier Jordán de Urríes, conservador de pintura del Patrimonio Nacional.

Inquina

Una inquina que «en parte es consecuencia del desprecio de Mengs hacia las escuelas nacionales». «No tenía la mejor opinión de Velázquez o Murillo, y eso hirió el orgullo de los españoles», destaca Úbeda. La crítica también lo vapuleó. «El historiador de arte más relevante y decisivo de Europa, el italiano Roberto Longhi, lo llegó a comparar con Hitler pocos años después de la II Guerra Mundial», precisa Úbeda.

 «Cada época encontró razones para denigrarlo, odiarlo y no reconocer el mérito histórico que realmente tiene. Podemos hablar de un artista maldito para la crítica», insiste Úbeda sobre un talentoso pintor que se miraba en los grandes y que sería inopinado maestro para Goya. «Ha sufrido un borrado de los libros de historia que hizo que ha extendido su olvido extendido entre los académicos y el público general».

'Carlos III, rey de España y de las Indias'. Antonio Rafael Mengs (1765). Statens Museum for Kunst de Copenhague.

«Toda su vida se midió con la tradición. Su rival era la historia. Quería emular y superar, sobre todo, a Rafael», apunta Miguel Falomir, director del Prado. Algo que queda patente al inició de la exposición, con la espectacular confrontación de 'Lamentación sobre Cristo muerto' con 'El pasmo de Sicilia' ('Caída en el camino del Calvario') de Rafael Sanzio. Solo el 'duelo' de los dos enormes obras de Rafael y Mengs y -de más de 300 kilos y más de tres metros de altura-, justifica la visita al Prado.

 «Más que un pintor, es uno de los grandes actores del arte europeo y lo es de forma radical», asegura Falomir. «En su retorno al pasado es subversivo y dogmático», dice el director del Prado de un retratista fabuloso para el que posaron reyes y papas. Son formidables sus retratos de Carlos III y Clemente XIII. Como la serie del Archiduque Fernando de Austria.

Rivales con talento

De enorme influencia, cargado de talento y ego, la muestra incluye hasta siete autorretratos. «No era era un tipo discreto. Era vehemente y quería que todos pintaran como él», explica Falomir. Recuerda que cuando trabajaba en la corte de Carlos III «Madrid fue realmente la capital del mundo de la pintura, con Mengs y Tiepolo trabajando pared con pared en el palacio Real». «Dos grandes de la pintura que eran la luna y el sol, la noche y el día, pero que nos dejan muy claro que no hay mejor motor del talento que la rivalidad».

 Hay que reconocer a Carlos III que lo comprendiera. Un monarca «ultrapuritano» que quiso quemar todos los desnudos de las colecciones reales». «Pese a su dogmatismo, Mengs evitó que Carlos III los destruyera y le propuso que los llevara a la Academia para enseñar a futuros pintores. Sin Mengs nos hubiéramos quedado sin los desnudos de Rubens y Tiziano, agradeció Falomir al «pintor filósofo» que fue «un gran intelectual y teórico».

 Estaba predestinado a ser una estrella desde su nacimiento. Su padre, el pintor Ismael Mengs, lo bautizó como Antonio Rafael en honor a los maestros renacentistas Antonio Allegri Correggio y el genial Rafael de Urbino.

Lamentación sobre Cristo muerto Antonio Raphael Mengs. Óleo sobre tabla de nogal. (1768). Galería de las Colecciones Reales de Madrid

Formado en Dresde y Roma, acabó en España atraído por el altísimo salario que el rey de España le ofreció. Pasó el resto de su vida trabajando Madrid y Roma, bajo la protección de personajes como Alessandro Albani, que le encargó el 'Parnaso', el fresco que es todo manifiesto del clasicismo en 1761.

Para Johann Joachim Winckelmann, arqueólogo alemán, gran creador de la corriente neoclasicista en el siglo XVIII, primero amigo y luego enemigo Mengs, el pintor sajón era «el mejor artista de todos los tiempos en Europa».

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