Tanto llenas, tanto vales: la guerra está en las taquillas
En las últimas ferias, el diestro andaluz se acerca a su rival en la carrera taquilleraMorante de la Puebla y Roca Rey extienden su pulso artístico a su capacidad de convocatoria
Una vez confirmado, gozado, aplazado y reanudado el pique Morante-Roca Rey en los medios y también en la plaza, de otra forma no ... habría caso, ni efervescencia torera ni retroceso de los ecos anti ni euforia mediática, la guerra está en las taquillas. Es lo último en toros. El liderazgo más pragmático se dilucida en ese territorio. Ambos líderes y sus gentes ponen toda la carne en ese otro asador. El motivo está claro, tanto llenas, tanto vales. La norma, no escrita, es obvia, siempre estuvo vigente, era algo así como las tablas de la ley por la que se regían los empresarios a la hora de organizar las ferias y ceder (o no) a las exigencias de las figuras. Lógico. Romanticismo sin pasta no funciona en el toreo, el amor al arte no da para tanto. Y en ese territorio super profesionalizado, declaraciones y ofertas la mar de pensadas de propios y allegados, en ocasiones altamente sibilinas, como el me ofrezco a torear gratis... con el añadido directo de alguna que otra ironía en el bando de enfrente como la de «Maestro, fúmate un purito tranquilito» que ha hecho fortuna y ya forma parte de la jerga y chanza popular, le añaden leña a la hoguera del bipartidismo taurino. Felicitémonos. No es cuestión baladí. Llegado a un punto ya no basta con ser buen/gran torero, que aun siendo mucho hace falta algo más: las bendiciones de las gentes, de aficionados, de menos aficionados, de curiosos, de aquellos que pasaban por allí... y eso lo decide la bolita de los elegidos, el espíritu santo dijo un día Rafael de Paula.
En la actualidad la ley de la taquilla sigue más vigente que nunca: ante los nubarrones de crisis (asistencial que no artística) que han amenazado el toreo los últimos tiempos, la capacidad de convocatoria de los toreros ha adquirido especial significancia. Una plaza llena es una victoria para todos, pura vida para el toreo; por el contrario, una plaza casi llena y no digamos ya medio vacía, es alimento para los anti y en ese punto los aficionados más sensibilizados con el problema (y sobre todo los profesionales) empiezan a leer las crónicas por el revés, primero la ficha, ¿se ha llenado?... ¿no se ha llenado?... y luego lo sucedido en el ruedo.
Por cierto, en los últimos días, antes de la tregua sanitaria, en la batalla directa entre los dos gallos, Morante había disparado su diapasón taquillero y se había aproximado mucho y en algunas plazas incluso había adelantado a Roca Rey que hasta el momento iba escapado en solitario en la carrera taquillera. Ya ven, se están rompiendo los pronósticos y hasta la lógica. Que dure, el pulso claro. Rematando este fondillo me preguntan con intención ¿quién lleva más gente a la sombra?... Decididamente el pulso ha llegado a las taquillas.
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