«El San Pío merece ser una prioridad en la política cultural»

–¿El Museo de Bellas Artes de Valencia merece mayor atención?

–Desgraciadamente en la etapa que estuvimos en el Gobierno no pudimos atender esa prioridad. El San Pío tiene una capacidad de complementariedad con El Prado, el de Bellas Artes de Sevilla, el de Málaga, que hacen urgente plantearnos estrategias de colaboración sobre la base de la titularidad del Estado. La interrelación del Estado y las Comunidades Autónomas puede ir creando relatos que dinamicen las colecciones. Es un museo que requeriría una reflexión en una estrategia común.

–¿Merece ser una prioridad en la política cultural española?

–Claro, como el de Sevilla, el de escultura de Valladolid, el Arqueológico Nacional. Tenemos una capacidad museística que requeriría ser revisitada. Hemos compartimentado relatos museísticos con diseños de gestión muy locales. Puede ponerse en valor lo local si se comunica y dinamiza con valores de otros lugares. Con la colaboración ganamos todos.

–El Museo de Cerámica, espera una ampliación. ¿Qué se hizo por él y que se tendría que hacer?

–Falta en el diseño cultural de nuestro país una puesta en valor de colecciones muy sectoriales que podrían ponerse en relación con otras instituciones culturales. Esto se puede hacer desde museos de referencia estatales y con capacidad de diálogo internacional.Nuestro problema es que seguimos siendo víctimas del diseño cultural de la dictadura.

–Les Arts y el IVAM reclaman más aportación presupuestaria del Estado, ¿está justificado?

–Aquí se plantean problemas de financiación asociados a inversiones que se hicieron, creo, desde planteamientos donde hacía falta cierta racionalización estratégica que comprendiera si las inversiones que se hacían eran viables a través de modelos de gestión autónomos. Valencia ha sido capaz de diseñar una oferta cultural extraordinaria, pero los planteamientos que se hicieron no valoraron adecuadamente la sostenibilidad financiera propia.

–¿A los políticos les interesa la cultura?

–Les interesa, y les tiene que interesar porque representa casi el 4% del PIB y porque los imaginarios simbólicos que libera marcan las tendencias de la nueva economía y son los asideros en los que se sustenta la identidad de un país. Pero la prioridad que marcan ciertas urgencias en la agenda de los gobiernos hacen que ocupen un puesto secundario.

–¿Cómo ve al ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes?

–Le veo muy bien, además es amigo mío. Fuimos compañeros de doctorado y profesores en la Carlos III. Trabajamos en el mismo departamento con Gregorio Peces Barba. Creo que es una persona muy cabal y sensata. Es culto, con sensibilidad y con una visión jurídica importante en la gestión de la cultura.

–¿Qué le pediría para Valencia?

–Que active las líneas de cooperación y complementariedad que con Madrid, Andalucía y Cataluña puede ofrecer la Comunitat Valenciana. Igual que se habla del corredor mediterráneo en transportes se podría crear un corredor cultural. Valencia puede ejercer un papel que permita desde un punto de vista logístico esa capacidad para coser relatos culturales que no sean excluyentes, sino integradores.