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Vicente Molina Foix posa tras la presentación de su último libro, 'Las hermanas Gourmet'. Enric fontcuberta
«La gente dice que no es racista, pero la verdad es que todos lo somos»
Vicente Molina Foix | Escritor

«La gente dice que no es racista, pero la verdad es que todos lo somos»

Gran conocedor de Shakespeare, el dramaturgo espera el estreno en Teatro Real de su ópera 'El abrecartas', con Lorca y Miguel Hernández de protagonistas. «Hoy nos fallan las dos Españas, que han vuelto a reaparecer», afirma

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Domingo, 12 de septiembre 2021, 00:45

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Ya no huyo, todo me acompaña: mis fracasos y mis aciertos», afirma Vicente Molina Foix, nacido en Elche en 1946 y educado en un mundo de pasiones que recorre desde que era muy joven. Escritor y cineasta, amante de la polémica y de los desiertos, de la ópera y del cine, ha mandado a paseo el beberse las madrugadas de juerga porque la edad impone unos límites de resistencia. Pero él no se resiste: a la pasión, por ejemplo. Molina Foix, cuya publicación más reciente es la novela 'Las hermanas Gourmet' (Anagrama), es el autor de la traducción y la versión del montaje de 'Antonio y Cleopatra', de Shakespeare, que actualmente representa la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), a las órdenes de José Carlos Plaza y con Ana Belén dando vida a Cleopatra. Y en unos meses, el 16 de febrero de 2022, se estrenará en el Teatro Real 'El abrecartas', la opera compuesta por Luis de Pablo a partir del libreto que el autor ilicitano ha escrito para trasladar a los escenarios su novela homónima.

- ¿Dedica mucho tiempo a mirar hacia atrás?

- La verdad es que sí. Una de las características de la madurez, por no llamarlo vejez, que es lo mío, es que va ensanchándose el territorio que has dejado atrás y sabes que el futuro está disminuyendo. Yo, la vida la vivo al día, vivo como si tuviera treinta años; no diré quince, pero sí treinta. Pero la situación cambió con la pandemia. Como todo el mundo, tuve que dejar de hacer cosas que antes hacía, como viajar y moverme mucho. Y tendí a buscar consuelo o compañía en el pasado, y eso ha agudizado la nostalgia.

- ¿Qué se dedicó a hacer durante el tiempo del confinamiento?

- Conservo miles de cartas de toda mi correspondencia, de las recibidas porque de las enviadas nunca hice copias. Correspondencia muy notable con [Vicente] Aleixandre, con Javier Marías, con [Juan] Benet, con Ana María Moix..., y la lectura de esas cartas me ha acompañado mucho. El pasado cobra importancia a medida que tú tienes menos futuro.

- ¿Satisfecho con lo vivido?

- Sí. No diré que he tenido una vida feliz, pero no me quejo; en primer lugar, porque tengo una edad a la que muchos queridos amigos no han llegado. He sobrevivido a varios males del siglo XX, y sigo sobreviviendo a los que estamos viviendo en el XXI, y casi siempre he hecho las cosas que quería hacer, a excepción, por ejemplo, del servicio militar. No he vivido obligado en ningún sitio, ni he hecho trabajos a la fuerza. He llevado la vida, con las limitaciones lógicas de toda existencia, que he querido llevar. Estoy bien, no me faltan proyectos e ilusiones y sigo muy atento a cuanto acontece en nuestro país.

- ¿Le inquieta el panorama político?

- Sí, porque veo muchas rencillas y muchos oportunismos que van contra mis propias convicciones e ideas, y contra lo que yo deseo que sea el bien de todos. No es que el panorama político me angustie y no pueda dormir, pero añoro los años de la Transición, esos contra los que ahora parece que se ha puesto de moda meterse. Yo me fui a Inglaterra en 1970 y volví a España en 1979. Me encontré con un país ávido de nuevas experiencias y no se me olvida esa sensación de cambio, de mejoría, de lento progreso que íbamos experimentando. Fue un momento muy positivo de nuestra historia.

El índice mental

- ¿Y qué falla hoy?

- Hoy nos fallan las dos Españas, que han vuelto a reaparecer. Cada una con sus características, y los que nos somos militantes acérrimos ni dogmáticos, ni de una ni de otra, nos sentimos un poco perdidos. Sí, las dos Españas que tan mal nos fueron en los años 30, ahora, con otras características y con otras garantías, han vuelto, por lo menos, a manifestarse. No creo que vayan a pasar de eso, pero han vuelto a dar la cara.

- ¿El Congreso es un reflejo de la sociedad española?

- Bueno, refleja el índice mental de muchos españoles, que todavía arrastran de forma muy evidente dos lacras que siguen ahí: una es el machismo y otra la mala educación. En España la gente es muy maleducada. Además, y esto tampoco es que sea nuevo, entre los llamados padres de la patria hay mucho imbécil y mucho descerebrado.

- ¿Los retrógrados se están creciendo en la batalla?

-Creo que sí, aunque paso del optimismo al pesimismo en un segundo. Por un lado, pienso que es mentira esa tontería de que en España todo está peor y todo es horrible, porque este país es más habitable que hace cuarenta años. Y es cierto que, aunque nos falta mucho, hay más tolerancia, más comprensión y más diversidad.

- Diversidad que a muchos les toca las narices.

- Sí, a los que no aguantan que vengan los inmigrantes desesperados en busca de una vida mejor. Toda la gente dice que no es racista, pero la verdad es que todos lo somos... Decíamos que no lo éramos antes de que nuestras calles se llenasen de inmigrantes. Hablemos claro: aún quedan cosas de la España negra.

- ¿Qué le inquieta?

- Los códigos de valores ya no están basados en el mérito, el valor y la integridad.

- Y, mientras, ¿usted qué?

- Soy un hombre al que le gustan el mar, los desiertos, los oasis de palmeras, el calor. Soy de secano, y aunque he vivido varios años entre el frío y la humedad de Inglaterra, prefiero el calor del verano. El verano me relaja, soy un poco árabe y eso me gusta. Voy bastante a Marruecos.

- ¿Huyendo de desengaños?

- Ya no huyo, todo me acompaña: mis fracasos y mis aciertos. No reniego de mi pasado, ni de mis dolores. La madurez es una forma de aprender a vivir con la parte perdida de tu vida y tratando de que todo sea útil. Todo lo que vivo me modifica. Me gusta mucho viajar y amar, y no renuncio a eso. El final de mi camino todavía no ha llegado, y sin ser religioso, tengo fe en la vida y me interesa el futuro. Gozo, sufro y me ilusiono, pero ya no puedo salir tanto por la noche, ¡ay!

- ¿De qué está muy contento?

- Mucho, de haber leído en mi juventud a Shakespeare, aunque tengo que reconocer que, al principio, lo hice por aburrimiento. Fue durante mis años en Oxford, donde todo acababa a las cinco de la tarde y donde las ocasiones de pecar no abundaban [ríe]. Shakespeare es un maestro de la tragicomedia. Y nuestra vida, por desgracia, tiene mucho de ello. Casi todos los seres humanos vivimos entre la comedia y la tragedia. Queremos que nuestra vida tenga risa y gozo y no queremos tragedias, pero la vida nos las trae. La sabiduría en mezclar lo trágico con lo cómico es, en mi opinión, uno de los grandes aciertos de Shakespeare; además, lo hace sin meter por medio a los dioses, como hacían los griegos.

- Humor que está muy presente en 'Antonio y Cleopatra'.

- Hasta en los momentos más terribles, algunos personajes, y sobre todo Cleopatra, tienen tiempo para el humor, para hacer chistes, para reírse de sí mismos. Tratar de afrontar la vida con cierta deportividad y cierto humor es bueno; yo me considero una persona humorística, me enfrento a la vida con humor.

- ¿Qué mensaje lanza hoy Cleopatra?

- Su belleza no todas las mujeres la pueden tener, pero lo que sí pueden cultivar es la cultura, la inteligencia y el humor. Cleopatra tenía unos estudios de ciencia y de letras muy notables, era una mujer cultivada que no se dejaba dominar por los hombres, más bien trataba de dominarlos a ellos. Ella batalla, es una batalladora, y se encuentra enfrente a otro gran seductor y batallador: Marco Antonio.

- ¿Qué le tiene ilusionado?

- Que mi novela 'El abrecartas' se haya convertido en una ópera que se estrenará en el Teatro Real me tiene muy ilusionado. Una historia con personajes reales y ficticios de la España del siglo XX, algunos tan conocidos como Federico García Lorca y Miguel Hernández, a los que vamos a poder escuchar [dice muy sonriente] cantar, ¿se los imagina?

'Las hermanas Gourmet'

Vicente Molina Foix retrata en su última novela, 'Las hermanas Gourmet', a «cuatro hermanas cocineras que se hacen famosas dando de comer a ricos y pobres; un joven visitante curioso; un noble caserón que parece abandonado; un lugar del Mediterráneo europeo, con playa y río, donde conviven miembros de un antiguo linaje y familias sin patria». Una historia en la que se mezclan «los fantasmas de la memoria y el secreto de las despensas: cocinas artesanas y platos de vanguardia donde se condimenta, con las probadas recetas de los cuentos, el arte de la ficción».

- ¿Usted es buen cocinero?

- ¡No!, soy un cocinero muy limitado. Sé hacer dos o tres platos a los que me atengo. Lo que sí soy es el rey del precocinado.

- Como lector, ¿qué busca en un libro?

-Primero, que me sorprenda y que no me canse, porque yo con la edad me he hecho muy impaciente. He leído muchos libros y he visto muchas películas en mi vida, pero ahora ya no pierdo el tiempo si un libro o una película no me están resultado apasionantes. Llega un momento en el que dices, la vida es muy corta, y además a mí ya me queda menos tiempo, y tienes muchos libros que leer, muchos países a los que viajar e incluso, a lo mejor, muchas personas de las que enamorarte...; así es que me digo, '¿qué hago yo aquí viendo esta película que me está dejando indiferente?'. Y dejo de verla. Ya no pierdo el tiempo con aquello que no me apasiona. Por supuesto que un buen libro no tiene que ser aburrido. Además, me gusta mucho que lo que estoy leyendo tenga un buen caldo literario, que esté muy bien escrito. Busco diversión y sabor.

La violencia

- ¿Usted es tan pesimista con respecto a la desaparición de la violencia como lo era Stanley Kubrick, a quien conoció bien? [Por expreso encargo del cineasta, tradujo al castellano 'La naranja mecánica', 'El resplandor', 'Senderos de gloria', 'La chaqueta metálica' y 'Eyes Wide Shut' (1999)].

- Él lo era tremendamente. Murió sin haber hecho, como le hubiese gustado, una película sobre la Guerra Civil española, que es un ejemplo terrible de violencia fratricida. Trató tanto el tema de la violencia en sus películas...; incluso en la última, 'Eyes Wide Shut', hay violencia. Pero, fíjese, me parece muy significativo que este hombre, que es conocido por obras como 'La naranja mecánica', las últimas palabras que dice, por boca de Nicole Kidman, en su obra cinematográfica son: 'Vamos a follar'. En cuanto a mí, también soy cada vez más pesimista con respecto a que podamos conocer un mundo sin violencia. Y eso que yo creo que la vida sin violencia es posible, y abogo por no alimentar de ninguna manera el odio, porque la violencia es el fruto del odio.

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