Pinazo, el pintor de la calle

Porque retratar el espacio público y sus habitantes fue una «obsesión, una pulsión y muestra de compromiso social» que convirtió a Ignacio Pinazo (Valencia, 1849-Godella, 1916) en un pintor que creaba como si «quisiera entrar en el alma de las multitudes». Así que este nuevo acercamiento al «discurso y la narrativa» de la obra del autor de Godella conforma la nueva exposición que el Instituto Valenciano de Arte Moderno exhibe hasta el 15 de enero de 2023 en la sala de la muralla del museo.

El IVAM reivindica así la mirada al espacio público por parte de Pinazo a través de 357 obras del pintor, entre pinturas, tablas de pequeño formato, una extensa colección de dibujos, fotografías del archivo personal del propio artista e, incluso, vídeos que contextualizan los motivos por los que el valenciano no cesó en su obsesión por retratar a las multitudes a través de «nuevas formas visuales» a pie de calle, han destacado los responsables de la exhibición.

Y es que el movimiento de los seres humanos, sus vivencias, sus risas y su forma de celebrar obsesiona tanto a Pinazo que en esta muestra se presentan trabajos que son el reflejo del empeño del creador de «buscar la imagen que se descompone constantemente». De ahí que la celebración de los carnavales, la vida en las plazas, el humo de las mascletaes, los festejos populares sean la base en las que se asienta 'Pinazo en el espacio público'. Una muestra que, además, entre esas 357 piezas presenta obras inéditas, sobre todo algunos de los 200 dibujos que han sido recuperados de los fondos de la casa-museo del artista en Godella.

Un paseo por la exposición revela, no obstante, que las calles no siempre fueron un lugar de comodidad para Pinazo. Esa primera parte de la exhibición, que lleva por título 'Obstrucciones y traumas', muestra las primeras representaciones de Pinazo del espacio público como cercano y tangible, pero también como un lugar inseguro y oscuro. La exposición avanza en un segundo apartado donde el autor refleja las nuevas dinámicas de socialización motivadas por el derribo de las murallas valencianas y la expansión urbanística que trajo nuevos espacios de relación, como la Alameda. Es ahí donde sus escenas sobre los carnavales sobrecogen al espectador, capaz de ver a danzar y reír a los personajes retratados por Pinazo.

Pero el arte de Pinazo fue evolucionando hacia las décadas de 1870 y 1880. En ese momento se decanta por pintar a las multitudes urbanas en movimiento. Pinazo inaugura en su obra una poética en la que las «situaciones de conflicto o tensión política ceden ante el predominio de las imágenes de masas y grupos en armonía». Es lo que el comisario llama el momento «psicopolítico» en la obra de un Pinazo que vio en las celebraciones en la vía pública una forma de reflexionar también sobre la «resistencia y sumisión» de las personas en momentos tan convulsos. «Esta obsesión por insertarse en las multitudes llegó a convertirse en el motor de la experimentación plástica de sus últimos años, desde que se instaló en Godella con su familia para huir de una nueva epidemia de cólera en 1885. En esta etapa las escenas ubicadas en espacios rurales se convierten en un componente fundamental de su obra», defienden desde el museo.

«Pinazo es un pintor que, aparte de sus influencias artísticas, tiene una gran sensibilidad y preocupación por vivir y representar a la gente, y estudia las formas de vida de su tiempo», defiende Pla, quien ha abordado una temática, la de la aproximación del artista con el espacio público, que no se había analizado hasta la fecha. Es más, ha puesto de relieve que este tipo de obras de Pinazo fue menospreciada por la crítica de la época, al considerarlo un trabajo menor. Tampoco ayudó, ha considerado el comisario, que Pinazo fuera un artista »atravesado por múltiples contradicciones«. Ha asegurado que él mismo »atentaba contra su propia concepción como artista«.

Esta nueva revisión de la obra de Las obras de la exposición proceden de la Colección del IVAM, así como de otras instituciones, museos y particulares que han cedido piezas para la muestra, muy especialmente la Casa-Museo Pinazo de Godella, el Museo del Prado, el Museu Nacional d'Art de Catalunya, el Museo de Bellass Artes de Valencia, el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, la Cartoteca de la Universitat de València, el Museu del Cinema de Girona o la Filmoteca Nacional, entre otros.