La artista que pinta el Mercado Central para defender la identidad valenciana
Su exposición 'Polyhedral. Fragmentaciones de un espacio' desarma el Mercado Central y lo vuelve a rearmar con una reivindicación de fondo contra la homogeneización de las ciudades
Marc Augé hablaba en 'Los no-lugares' de esos sitios que antes no existían y donde casi todo lo que ocurre en ellos sirve a fines comerciales, capitalistas y faltos de sensibilidad. Lugares como aeropuertos o centros comerciales donde los ciudadanos, como mucho, establecen relaciones de paso.
En contraposición a esos 'no-lugares', existen emplazamientos con un espíritu, una historia y una estética que les confiere identidad más allá de lo superficial. Lugares como el Mercado Central de Valencia, tan reconocible y tan auténtico, que la artista plástica María Ángeles Aguilera defiende como «indispensables» para el desarrollo efectivo de las relaciones humanas.




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Esto queda muy patente en su última exposición, 'Polyhedral. Fragmentaciones de un espacio', que se podrá visitar hasta el día 14 de mayo en la Galería Alba Cabrera (ubicada en la Calle Joaquín Costa). A través de imágenes caleidoscópicas que desarman partes del Mercado Central para volver a armarse en posiciones diferentes, Aguilera transmite una idea: teme que espacios históricos como el Mercado Central que definen la ciudad, desaparezcan en favor de la turistificación y la gentrificación. Teme que Valencia se convierta en un lugar homogéneo, plagado de franquicias y difícilmente diferenciable de otras ciudades convertidas también en no-lugares.
La artista lleva 4 años estudiando este edificio que le despierta tanta inspiración debido a su niñez, que transcurrió en el barrio de Velluters. De niña acompañaba a su madre al Mercado Central, que en aquella época era lugar de reunión y de conversación entre vecinos. Para ella, en un mundo en el que los negocios son cada vez más parecidos unos a otros, el mercado se alza como garante de nuestra memoria colectiva.
Esta reivindicación no tiene lugar tan solo por una cuestión de defensa del patrimonio arquitectónico. Para Aguilera, en el mercado «nacen sensaciones complejas y palpables muy diferentes a las que se generan en esos no-lugares». Esa emocionalidad se ve acrecentada por los símbolos identitarios que atesoran estos edificios: «En el Mercado Central ves la naranja en los azulejos, por ejemplo». Otros casos son la cotorra que descansa sobre una de sus cúpulas y que simboliza lo mundano y la vida comercial; o la coincidencia en la misma plaza que la Lonja de la Seda y la Iglesia de los Santos Juanes.





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La exposición cuenta con veintisiete piezas que parten de la fotografía. «Siempre empiezo haciendo una inmersión sensorial dentro del mercado -cuenta la artista-. Involuntariamente, nada más entrar te surmerges en una burbuja de sensaciones, colores, formas, líneas, ruidos… Eso le ocurre a cualquiera que entre, no solo a mí». Le llama la atención cómo se mezclan las direcciones de la arquitectura del edificio. «Parece un juego de espejos que da lugar a formas que se yuxtaponen».
Una vez realizado todo el trabajo fotográfico, comienza el trabajo de estudio, donde recorta las fotografías y las rearma por fragmentos recreando un espacio diferente al existente. «Hoy en día corremos el riesgo de que vestigios históricos como el Mercado Central pierdan la función y la utilidad para la que fueron creados», sentencia. «En medio de la contemporaneidad en la que vivimos, existe ese riesgo. Por eso lo pongo en valor y creo que crear propuestas en esta línea es importante. Hay que proteger la simbología del Mercado Central», añade.

Preguntada sobre las posibilidades del arte como motor de cambio ante un asunto como el del Mercado Central -que responde a las dinámicas del capital-, Aguilera dice que el arte es precisamente «ese reducto al que podemos aferrarnos para que permanezca la capacidad de expresar cosas distintas y se ponga en valor la expresividad humana». Asegura que, mientras existan las personas, «seguirá habiendo expresiones artísticas que son imposibles de arrebatar».
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