Sin dinero no hay ayuntamiento que valga
Martínez Castellano reunió a los alcaldes de las veinte primeras ciudades en demanda de mejor financiación
F. P. PUCHE
Martes, 23 de junio 2015, 00:04
El repaso en la hemeroteca de los pasos iniciales de la corporación municipal de Valencia surgida de las primeras elecciones democráticas, en abril de 1979, indica que los problemas de las ciudades parecen eternos: si el 24 de abril el delegado municipal de Rentas dijo que «la situación financiera es dificultosa», poco después sonaban todas las alarmas: el nuevo alcalde viajó a Madrid para pedir soluciones urgentes; el 11 de junio, los alcaldes de las 20 primeras ciudades españolas se dieron cita en Valencia para pedir al Estado una correcta financiación.
El traspaso de poderes entre Miguel Ramón Izquierdo y Fernando Martínez Castellano fue perfecto, de manual. La corporación entrante, que llegó el 21 de abril, informó dos días después, a través del concejal Joaquín Romero (PCE) que «las cuentas están perfectamente claras», pero que había dificultades financieras. Guillermo Guardiola, el depositario, explicó que en Valencia se hacía arqueo diario, de modo que todo se llevaba como un reloj. Sin embargo, en la cuarta semana de mandato, que fue llamada por LAS PROVINCIAS «la semana del dinero», se hizo evidente que las cuentas estaban tan claras como las deudas: el Ayuntamiento de Valencia debía 5.000 millones de pesetas y «es preciso evitar el bloqueo municipal mediante la concesión de todo lo prometido como subvención». Hoy le llaman «deuda histórica» y se habla de «condonación», pero es lo mismo. En 1979 hacía falta un «borrón y cuenta nueva». El periódico decía bien claro que «solo así podrá seguir adelante el programa de acción que los portavoces de las minorías tienen en estudio».
En contra de lo que habitualmente se evoca, en aquellos meses, además del PSOE (13 concejales) y PCE (6), la corporación municipal estaba integrada por otros 13 concejales de UCD (que obtuvo más votos que el PSOE), más uno de UV, y todas las fuerzas tomaron delegaciones. Porque fue la necesidad de reclamar recursos financieros la que dio estructura al consenso inicial del Ayuntamiento. Fruto de ello fue que las percepciones de los concejales aumentaran de 15.000 a 90.000 pesetas mensuales.
En el pleno extraordinario del 16 de mayo hubo consenso y UCD aportó sus votos a la mayoría de dos tercios necesaria para suscribir un crédito de 1.528 millones de pesetas, imprescindible para poder hacer frente a las deudas. Valencia necesitaba refinanciar 4.048 millones y pidió al Gobierno que asumiera la carga financiera correspondiente, es decir el principal más los intereses del 10'25%, y que enviara al Congreso soluciones urgentes para una ciudad en serios apuros. Como Romero explicó, además de la deuda, «la ciudad tiene un déficit de equipamiento grave».
Martínez Castellano viajó a Madrid el 17 de mayo porque el PSOE tenía una importante reunión, pero 'de paso', visitó el Banco de Crédito Local en demanda de soluciones. El 11 de junio, en fin, el nuevo alcalde se vio reunido, en el salón de Fiestas del Ayuntamiento, con los alcaldes de las 20 primeras ciudades españolas. Narcis Serra, reciente alcalde de Barcelona, llevó la voz cantante en lo que fue una desesperada exigencia de reforma financiera, concesión de nuevos recursos fiscales y solución a una deuda que se temía pudiera llegar a los 400.000 millones de pesetas a finales de 1979. Al día siguiente fueron recibidos en la Moncloa por Adolfo Suárez y Fernando Abril Martorell.