Francisco Pérez Puche: «Valencia tiene difícil construir otra gran zona verde. Ahora hay que cuidar la Albufera»
Acaba de publicar 'Para Jardines, Valencia', un libro en el que explora el desarrollo de los grandes espacios verdes en la ciudad
Francisco Pérez Puche, cronista oficial de la ciudad de Valencia, ha publicado 'Para jardines, Valencia', una investigación sobre el pasado de la urbe y las ... zonas verdes. La obra, publicada en dos tomos por el Ayuntamiento, se articula sobre los esfuerzos para hacer de Viveros un jardín como lo conocemos hoy y sobre la transformación del antiguo cauce en el gran espacio verde en el que se ha convertido. La presentación es este jueves en el Ayuntamiento.
- ¿El libro por qué sale?
- Empiezo a trabajar con la Pandemia. En medio a Valencia le conceden el título de Ciudad Verde Europea que es un esfuerzo que empieza un Ayuntamiento pero que el otro lo continúa. Yo ofrezco el libro como balance también de esa Valencia Verde y llega hasta el verano del año 2024. El trabajo me ha permitido hacer un resumen de la acción y de la actividad de todos los ayuntamientos de la democracia, algo que no se ha hecho hasta ahora.
- ¿Qué alcalde ha sido el que más ha cuidado los jardines?
- La que más tiempo ha estado, Rita Barberá. Es la que hizo la parte mayor de la transformación del viejo cauce en un parque. Pero no podemos olvidar a Ricardo Pérez Casado que durante el tiempo que estuvo peleó mucho y bien. Es el que se plantea los grandes retos. El Ayuntamiento de Miguel Ramón Izquierdo, el último de la dictadura, para la urbanización del Saler e inicia la reconversión del viejo cauce del Turia en una zona verde, cambiando el plan general. Con Pérez Casado se produce la gran polémica sobre qué tipo de jardín queremos y es cuando pone el cauce en manos de Bofill que configura un proyecto unitario que luego no se desarrolla de esa manera.
- ¿Por qué se le aplicaba el dicho de 'Para jardines, Valencia'?
- Nace de unos versos cuya paternidad no se ha podido demostrar, pero dan el aserto como una cosa hecha, como una cosa congénita y con vida. Son tópicos que se asientan en torno a las ciudades. Todos los viajeros que vienen desde la Edad Media a Valencia hablan de la frondosidad y del verde y de la vegetación de Valencia.
- ¿Ahora es cierto el dicho?
- Con el tiempo va siendo verdad. En el libro aparecen las distintas luchas por conseguir un baremo, un estándar europeo de tantos metros cuadrados por habitante. Estamos acercándonos a conseguirlo, pero hemos de ser conscientes de que muchas veces en esos baremos nos hacemos trampa porque metemos el Jardín del Turia como si fuera para Orriols, para Ruzafa o para Malilla. Y nos hacemos trampa porque a veces también se hace la contabilidad utilizando los metros cuadrados de la Devesa. Entonces otra faceta del trabajo periodístico es decirle al Ayuntamiento, «No hagan trampa». El distrito tal ha de tener sus jardines, el distrito cual también.
- ¿A Valencia le hace falta otra gran zona verde?
- Lo tiene difícil, pero sería bueno que la tuviera. No debemos descuidar, el de la relación de la ciudad con sus ríos que son al mismo tiempo los que que configuran la ciudad y le dan vida y los que por otra parte son castigadores terribles. Eso es otra característica de los valencianos que aparece en el libro. Pero para conseguir otra zona verde, ¿qué más queremos? Tenemos el parque natural de la Albufera (también la huerta no construida). Eso es lo que hay que cuidar y lo que caracteriza el segundo tomo del libro en tanto que tuvo de una polémica y hubo una campaña que encabezó este periódico.
- ¿Cómo empezó la campaña?
- Me vino una vez una profesora americana que iba a hacer una tesis doctoral. Y su tesis era que después de San Francisco, Valencia había sido en Europa el primer punto donde despertó el ecologismo gracias a esa doble campaña que se pone en pie en el año 1970. El primer artículo mío que he encontrado preguntándose qué hacer con el río es de esa fecha. En esos momentos ya este periódico se plantea la pregunta, «¿Qué hacemos con el viejo cauce? ¿Y si hiciéramos un jardín?» Porque ahí estaba previsto que entrara la autovía de Madrid.
- ¿Cómo fue la reivindicación del río como Jardín?
Empieza por una fase de preguntas en el año 1970. Cuando llega María Consuelo Reyna como subdirectora se edita un facsímil del libro 'Murs e Valls', que es la institución que podemos considerar en la época foral como la gran Conselleria de Obras Públicas. Es entonces cuando el periódico empieza a tomar noción y conciencia del valor de qué se hace con el río Turia. Lo que hace es empezar a interesarse por el valor paisajístico y monumental que tiene el cauce y a hacerse preguntas sobre qué hacemos con esto ahora que ya no va a llevar agua. Y de ahí viene la campaña. De ahí viene la defensa para que ese cauce del viejo del río Turia no esté penetrado por ocho carriles de una autovía y la defensa de que el mejor destino ha de ser las zonas verdes.
- ¿Ha dicho que la Albufera es una gran zona verde. ¿Cuál puede ser otra?.
- La otra zona verde de la ciudad de Valencia es la huerta no construida. Valencia tiene el puerto, que es una gran superficie, y este configura un volumen de espacio tan grande como la ciudad misma y todo eso se articula con un parque natural situado al sur y con dos ríos, viejo y nuevo. Eso es lo que tenemos y con eso hemos de trabajar. Salvada teóricamente la Albufera y la Devesa, que hay que mimar porque son nuestro gran pulmón verde, el espacio verde que nos queda es la huerta que está protegida y que es obvio que tenemos que proteger con una dinámica que ahora está asentada y que es muy importante.
- Entonces, ¿hacia dónde crecemos?
- Después del Plan Sur, cuando se plantea el nuevo urbanismo de la ciudad, los técnicos dicen que era muy conveniente crecer hacia el secano, hacia la Pista de Ademuz. Y de alguna manera así se ha hecho. Creo que el crecimiento habría que ordenarlo hacia allí y respetar la huerta en tanto en cuanto es un bien de alto valor paisajístico, un gran pulmón y una actividad que debe ser rentable.
- ¿Los barrios tienen zonas verdes?
- Los barrios tienen zonas verdes y una de las batallas que siempre se ha configurado, sobre todo con los ayuntamientos democráticos, es esta. Ha habido una dinámica de decir que el Ayuntamiento se está preocupando mucho del jardín del Turia, pero olvida los barrios. Y el Consistorio, en ocasiones, ha querido utilizar el truco de los metros cuadrados del Turia para atribuírselos a barrios que estaban muy alejados. Pero esta es la dialéctica de una polémica entre la prensa y la corporación municipal. Podemos ver reflejada esa batalla todos los años a través de las crónicas de los medios de comunicación. En los ayuntamientos siempre hay una línea de decir, «No, no estamos olvidando los barrios.» Y se van haciendo dotaciones de parques que muchas veces son pequeños, otras veces son medianos y en algunos casos parques notables, como puede ser el de Marchalenes.
- ¿Y desde cuándo se tiene en cuenta los jardines en el diseño de la ciudad?
- En los planes del Ensanche ya contemplan zonas verdes. Y es el siglo XIX. Yo diría que la gran presencia está en los planes generales de mediados del siglo XX. Y sobre todo después de la riada en el que hace Alejandro Escribano en 1988. Es cuando se hace la configuración moderna del cauce viejo del Turia reservado para parque, para un continuo de parque, y que todos los distritos y zonas tengan equilibradamente parques pequeños y medianos y grandes.
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