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Alumnos de Infantil, durante una clase, en un colegio concertado de Valencia. Damián Torres
El trasvase de alumnos a la enseñanza pública se inicia ya en las guarderías

El trasvase de alumnos a la enseñanza pública se inicia ya en las guarderías

Una de las medidas de Educación permite que 2.400 niños de dos años tengan plaza reservada en los colegios públicos, opción vetada para los concertados

Joaquín Batista

Valencia

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Jueves, 1 de enero 1970

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Las políticas del Consell relacionadas con el diseño de la oferta escolar, que discrimina positivamente a la red pública, han chocado directamente con los sectores privado y concertado, que se resisten a perder peso en la planificación. La estrategia no sólo implica aumentar las plazas de un modelo y recortar o congelar las del otro, como ha sucedido desde el segundo ciclo hasta el Bachillerato, sino que también fomenta la captación de alumnado desde la base: la educación Infantil de primer ciclo, de cero a dos-tres años. En este ejercicio, el último de la legislatura, esta apuesta se ha revelado con más intensidad.

La escuela concertada batalla desde el principio contra el diferente trato que reciben sus aulas de dos años, previas al acceso habitual al colegio en 1º de Infantil, respecto a las que se han habilitado en los colegios públicos (Ceips) desde el curso 2015-2016, llegando en la actualidad a 134 unidades que suman 2.412 plazas en toda la Comunitat.

Más allá de la ventaja de la gratuidad -en los concertados funcionan como un aula privada, sólo hay una ayuda parcial por renta-, los niños que las ocupan tienen garantizado el puesto en el mismo centro hasta que terminen Primaria, mientras que en los concertados con este recurso no tendrán más remedio que pasar por el procedimiento de admisión al curso siguiente, cuando se accede a 1º de Infantil. Es cierto que las familias que eligen plazas de dos años en Ceips también han de superar el correspondiente proceso de acceso a las mismas, pero, como dice Vicenta Rodríguez, de Escuelas Católicas, «es más asequible que el procedimiento de tres años».

La explicación está, básicamente, en que la competencia es mucho menor, y por tanto, hay más posibilidades de entrar. Para hacerse una idea, según los últimos datos del ministerio, la tasa de escolarización a los dos años en la Comunitat es del 47%, mientras que en tres se eleva al 93%. Es decir, se puede interpretar que casi todos los niños optan a ser escolarizados en 1º de Infantil y sólo la mitad lo hacen un año antes, bien sea en guarderías públicas, privadas o aulas en Ceips.

En este sentido, puede pensarse que las dificultades de acceso a nivel económico condicionan estos porcentajes, y más en una comunidad donde el servicio educativo previo al colegio ha correspondido tradicionalmente a la iniciativa privada, aunque con subvenciones para financiar parte del puesto escolar.

De hecho, uno de los argumentos de la conselleria para justificar su política de potenciar la oferta gratuita pública es que están eliminando barreras económicas en el acceso, lo que unido a la mejora del bono infantil (la ayuda para las privadas) aumenta las matrículas globales.

A falta de disponer de los datos más actualizados -el ministerio sólo ha llegado hasta el 2014-2015- el porcentaje de niños escolarizados a los dos años sobre el total ha ido creciendo de manera sostenida año tras año, más allá de que hubiera crisis, bonanza o barreras de acceso, lo que desliza que hay algún factor más en la ecuación que explica que cada vez haya más alumnos matriculados, como atestigua la estadística. Podría ser la mayor concienciación sobre la importancia que tiene para el aprendizaje una escolarización temprana. La idea es uno de los argumentos que utiliza la red concertada para pedir igualdad de trato respecto a la pública en sus aulas de dos años. «Sin duda hay beneficios, por eso no entendemos por qué se favorece sólo a un sector de la población que elige educación pública y no se amplía la gratuidad de manera plural también a los que quieren plazas que dependen de un centro concertado», dice Rodríguez.

Para Mariano Vivancos, de la Federación de Centros de Enseñanza de Valencia (Feceval), la clave está en «una solución de conjunto», pues si el objetivo debe ser «universalizar el acceso este no se puede alcanzar haciendo tábula rasa, sino sobre la infraestructura que ya se tiene», por ejemplo mediante ayudas directas a familias, incentivos fiscales o con el modelo de cheque escolar. «Desde luego no puede hacerse discriminando a unas familias sobre otras, condicionando su elección con una gratuidad selectiva», añade, en referencia a la apuesta por las plazas públicas en detrimento tanto de los concertados como de las escuelas infantiles privadas, pues este curso ha alcanzado también a las de las guarderías municipales (unas 9.700).

En cuanto a la diferencia de acceso que se produce respecto a las aulas ubicadas en Ceips, dice que «el debate debe centrarse en armonizar la forma de entrada y que el concepto sea la edad, no la titularidad». Es decir, las mismas reglas para todos.

El sector privado

Las dos patronales, junto a la de Acade Adeiv, han recurrido la orden del bono infantil que cubre el coste completo para las plazas municipales de dos años, además de incluir la ayuda parcial para el resto. Una de las críticas de la última entidad es que no se permita acceder a la subvención a familias que quieren cambiar de un centro municipal a uno privado, una demanda que existe pero queda limitada al tener que asumirse el coste íntegro de la plaza. En este sentido explican que son muchas las peticiones que se encuentran porque los padres necesitan servicios más amplios en aras de la conciliación, como horarios que van más allá de las 17 horas o cobertura en periodos vacacionales, algo habitual en las privadas y no en las públicas.

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