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«Por suerte me tocó a mí y no a mi marido enfermo»

Dos de las mujeres que sufrieron las picaduras de los insectos piensan que el problema se encuentra en el mobiliario deteriorado

M. GUADALAJARA

VALENCIA.

Miércoles, 22 de mayo 2019, 00:30

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Picaduras rojizas y agrupadas copaban los brazos, las manos y el cuello de ambas señoras. Con sólo arremangarse una parte de las mangas aparecían los habones aún hinchados. «Creía que me moría de tanto picor», decía la mayor de las dos. Aunque ya habían hecho efecto los pinchazos de cortisona, ellas siguen teniendo las marcas en su piel y el miedo en el cuerpo. «Menos mal que nos ha pasado a nosotras y no a ellos ahora que están tan débiles», se consolaban entre las dos.

Compartían habitación en la quinta planta del Hospital Clínico en el pasillo de cirugía torácica, donde permanecen ingresados sus respectivos maridos. «A mí me apareció la madrugada del sábado y a ella ese mismo día por la noche, estoy segura de que están en los sillones», comenta una de ellas.

Hasta tres cambios de habitación sufrió una de ellas, mientras la otra ha estado en dos diferentes. «Enseguida cerraron la habitación después de desinfectarla, es una de las que están aún están cerradas en esta misma planta, la otra habitación cuando llegamos ya lo estaba».

El calvario vino luego. Les hicieron creer que ellas eran las portadoras de aquellos insectos. A la primera de las afectadas la mandaron de madrugada a casa para lavar a conciencia su ropa. Pero cuando empezaron a aparecer las picaduras en el cuerpo de la compañera de habitación comprendieron que el problema está allí dentro.

«Es cierto que no está sucio, pero el mobiliario, los colchones y los sillones son muy viejos, están destrozados. Nos han comentado que cada vez que los llevan a reparar, los meten en un almacén hasta que los recolocan», por lo que puede ser de ahí de donde venga la plaga.

Tras varias semanas en el centro, su mayor miedo es que sean sus maridos quienes sufran las consecuencia y eso «podría perjudicarles mucho en su estado». Las afectadas no comprenden cómo puede ocurrir algo así y se muestran preocupadas por lo ocurrido, pero ambas prefieren mantenerse en el anonimato para evitar posibles represalias.

«A mi marido aún le queda mucho por el hospital y no quisiera que todo esto influyera en sus cuidados», añade. Las dos señoras están convencidas de que han habido más casos en otras plantas. Personal sanitario y de limpieza las han animado a denunciar y han llegado a reconocer que recientemente han ocurrido episodios similares en el centro.

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