Sinarcas, el paisaje que sólo queda en el recuerdo tras la destrucción de la dana
El cauce del río Regajo ha cambiado tanto que ahora cabría el Ebro, dicen en el municipio, que fue de los primeros pueblos en sufrir la dana el 29-0
Todo lo que estaba pegado al río se ha quedado limpio, como si fuera una autopista». La alcaldesa de Sinarcas, María José Clemente, habla así ... de los cambios en el paisaje en esta población debido a las inundaciones del pasado 29 de octubre. Enclavada en la comarca de Requena-Utiel, fue de las primeras poblaciones en sufrir las fuertes lluvias y la crecida de los ríos, en su caso el Regajo.
Poco queda del territorio anterior a la dana, dado que la orografía ha cambiado por completo. Sinarcas se libró por fortuna de registrar víctimas mortales, aunque ha recibido diez millones de euros para la reconstrucción de equipamientos y espacios públicos. «Los tenemos todos justificados», asegura.
Situada en el interior de la provincia de Valencia, en estas fechas están en la última fase la construcción de dos puentes a cargo de la Conselleria de Medio Ambiente, mientras se trabaja en la adecuación de los caminos y pistas forestales, imprescindibles para la agricultura y los frondosos bosques de la zona.
Clemente señala que los daños fueron muchos, aunque nada comparable con lo ocurrido en otras poblaciones. De ahí su tono comprensivo a que se otorgue prioridad a municipios de l'Horta Sud mucho más castigados. Claro que por parte del Ayuntamiento los deberes están hechos, con 13 memorias presentadas para otros tantos proyectos, de los que once están ya aprobados para licitar las obras.
Sorprende que una población tan pequeña tenga tan adelantada la reconstrucción, dado que la falta de funcionarios es un mal endémico en numerosos municipio de la dana, que no pueden tramitar con la velocidad deseada las memorias, primer paso para que el Gobierno avale el proyecto y lo considere dentro de los criterios de la reconstrucción de los pueblos.
A pesar de no registrar fallecidos, en Sinarcas se acuerdan muy bien de lo ocurrido el 29 de octubre, cuando el agua desbordó por el Regajo y corrió a toda velocidad por el casco urbano, inundando la parte baja, donde se encuentran las instalaciones deportivas. «Fue la parte más dañada de todas», asegura la primera edil.
Entró agua en algunas viviendas y edificios públicos, aunque ninguno de estos dejó de funcionar y en todos se trabaja ya con relativa normalidad. Aún así, buena parte de los fondos para la reconstrucción se dedicarán precisamente a la zona deportiva, el parque, la sede del Ayuntamiento, el centro de turismno rural, el mercado, un museo del cereal, un edificio de la asociación de amas de casa, el salón cultural y un antiguo matadero que se rehabilitó para sala multiusos.
«Los daños más considerables se produjeron en el entorno, el paisaje cambió de forma radical y los cauces del Regajo se han hecho inmensos, por ahí podría pasar el Ebro», considera. «Toda el agua que bajó a la costa arrancó aquí y en Utiel, fue una barbaridad lo que ocurrió», dice.
En Sinarcas afrontan también el cambio del alcantarillado. La nueva normativa obliga a que los sistemas sean separativos, es decir, por unas tuberías discurren las aguas pluviales y por otras las grises, las que van a la depuradora. «No tenía sentido hacerlo de otra manera debido a la nueva ley, por eso empezaremos ahora», apunta. El Ministerio de Transición Ecológica ha aprobado para ello una partida de unos 400 millones para toda la zona dana.
El Ayuntamiento hizo algunas actuaciones de emergencia en la red de agua potable, por lo que también se repasará la red. El criterio es hacer mejor todo que como estaba antes de la dana. De ahí que en las obras de urbanización se quiera utilizar un pavimento drenante, incluso algún depósito de tormentas. Con eso se quiere evitar que el agua se acumule en la parte baja del casco urbano, como sucedió.
«Es increíble pero nos acostumbraremos al nuevo paisaje y se irá volviendo a la normalidad pero de todas esas zonas del río afectadas sólo nos quedarán los recuerdos porque están irreconocibles». Carreteras, caminos rurales y pistas forestales completan un panorama desolador, que en parte ya se ha reconstruido. «Para el verano fuimos a toda pastilla por el miedo a los incendios», apunta.
Las escorrentías lo reventaron todo y tenemos una masa forestal que cuidamos lo que podemos», para citar como ejemplos campos completos y arbolado de ribera desaparecido por las inundaciones. «Hasta un antiguo balneario desapareció», acaba.
DAÑOS
10,1
millones de euros han sido concedidos por el Ministerio de Política Territorial para la reconstrucción de dotaciones municipales.
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