Un refugio para las perseguidas
Jaume Peiró visita un espacio seguro para mujeres trans e islámicas / Ubicado en un lugar secreto de Indonesia, el escalador y aventurero valenciano defiende la unión del colectivo LGTB+ para avanzar
Manuel García
Valencia
Martes, 1 de julio 2025, 09:50
«Waria» es una palabra que combina los términos indonesios wanita (mujer) y pria (hombre), y se utiliza para referirse a las personas transgénero en Indonesia.
Hace algunos años, en Yogyakarta —una de las principales ciudades del país, en la isla de Java— dos mujeres trans fundaron la primera escuela islámica para mujeres trans. Un acto de valentía y resistencia en un entorno hostil, donde, aunque la homosexualidad no está penalizada, el colectivo LGTB+ sigue sin protección legal frente a la violencia, la discriminación y las amenazas de grupos extremistas.
Rully, una de las fundadoras de este proyecto pionero, abre las puertas de su refugio para mostrar desde dentro una realidad que rara vez llega a los titulares.
El valenciano Jaume Peiró, aventurero, escalador y activista por los derechos LGTB+, ha podido conocer este recóndito espacio. Ha recordado que al comenzar a planificar este nuevo viaje, tenía algo muy claro: Indonesia es conocida por sus playas paradisíacas y templos majestuosos, pero entre sus más de 17.000 islas también se esconden historias únicas que merecen ser contadas. No quería que su experiencia se limitara a descansar bajo una palmera: decidió dar voz a una realidad silenciada que ha de ser escuchada.
A sus más de 60 años, Rully lidera el Waria Crisis Center, uno de los primeros refugios en el mundo dedicados a proteger a mujeres trans musulmanas. A pesar de los constantes intentos de cierre, las amenazas de grupos fundamentalistas y el estigma social, este espacio sigue brindando trabajo, techo, alimento y, sobre todo, dignidad a quienes han sido rechazadas por sus familias y comunidades.
A través de una cadena de contactos y ganándose la confianza de sus responsables, Jaume logró finalmente su objetivo.
Ubicado en una localización secreta por motivos de seguridad, el centro se ha convertido en el hogar de mujeres que, en busca de libertad, tuvieron que abandonar todo. Algunas están enfermas, otras han vivido en la calle; todas comparten una lucha diaria por sobrevivir en un país donde faltan derechos básicos.
La cifra de personas a las que se atiende en este lugar va fluctuando. Cuando Peiró lo visitó había cinco, de edad avanzada. Todas ellas reciben protección, ayuda económica, se les enseña un oficio para que puedan hacer su vida algo más fácil.
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Hoy más que nunca, asegura Peiró, «es urgente dar voz a quienes, con coraje, alzan la mano por su lugar en el mundo, defienden su identidad y reclaman justicia». A través de su página de Instagram comparte sus experiencias en busca de conseguir un mundo solidario e igualitario.
Conocer sus historias ha hecho comprender a Jaume que la lucha por los derechos empieza en la calle: «Y que solo si nos mantenemos unidos como colectivo podremos avanzar hacia un mundo más justo, más libre y verdaderamente inclusivo».
Jaume Peiró no para de pensar en nuevos retos. El próximo volverá a ser en su continente más queridol: Africa. Precisamente el continente africano es muy complicado para el colectivo LGTB+. Su experiencia volverá a estar relacionada con su habilidad para escalar montañas.
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