La producción de arroz en la Albufera vive una de sus peores crisis con una merma del 20% y los costes disparados
Los expertos aseguran que las ayudas europeas apenas cubren un tercio de los gastos de producción, mientras las compras a países asiáticos generan «competencia desleal»
Cultivar arroz en la Albufera y que el negocio salga adelantes es una misión tan complicada que se acerca poco a poco a lo imposible. ... Y es que los expertos en el negocio de los arrozales dentro del parque natural han alertado de la «asfixia» que sufre el sector. Técnicos y agricultores participaron en las jornadas 'Albufera. I ara què' organizadas por el Comité Científico del paraje, y aseguraron que la producción esta campaña ha descendido un 20% mientras sus costes de producción aumentaron en un mismo porcentaje. Además, alertaron que el rendimiento de los terrenos descendió entre un 40 y un 70% según el sector analizado.
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Algunos técnicos se unieron al grito de socorro de los arroceros de la Albufera acerca de su situación. El profesor de la Univeristat Politècnica de València (UPV) Lluis Blanch, realizó una ponencia acerca de la situación actual del cultivo del arroz como parte del ecosistema del parque natural. En esta línea, Blanch denunció una serie de problemas con los que conviven los arroceros para sacar adelante su negocio. «No somos conscientes de la dificultad que concierne el cultivo del arroz en la Albufera. Tenemos en cuenta el punto de vista ambiental pero se nos escapa el agrícola, y también hay que entenderlo para lograr esa convivencia».
«Oímos constantemente que la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea (UE) existe para salvaguardar a los arroceros ante sus dificultades para utilizar los plaguicidas permitidos o contratar mano de obra para sus campos», iniciaba Blanch. El profesor enumeró hasta cinco ayudas europeas relacionadas con esta materia para incidir en su idea: «Todas estas partidas apenas cubren un tercio de los costes de producción. El máximo que se puede llegar a cobrar por todas ellas son unos 1.100 euros la hectárea».
Con estos datos, el investigador aseguró que la situación se agrava aún más con las importaciones de arroz asiático por parte de Europa. El profesor se posicionó del lado de las asociaciones agrarias para reclamar una «cláusula de salvaguarda» a las instituciones, es decir, unas limitaciones a la importación que garanticen el negocio local. Del mismo modo, recriminó que Europa no mantiene las mismas exigencias en el etiquetado o el uso de plaguicidas de su territorio en las compras a países terceros: «Un valenciano tiene el derecho a mirar un paquete y saber que compra arroz de la Albufera sin que le engañen».
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Con todo ello, Blanch aseguró que en los últimos cinco años los costes de producción han aumentado un 28% a causa de la guerra de Ucrania y su impacto en el mercado energético. Una tesis apoyada por Alberto San Bautista, también investigador de la UPV, quien añadió más datos. Sólo en esta última campaña, el rendimiento de los arrozales se ha reducido entre un 40 y un 70%, lo que ha supuesto un balance total de un 20% de producción respecto al año anterior. Al mismo tiempo, San Bautista confirmaba que el impacto de la guerra de Ucrania ha supuesto un aumento del 20% en los gastos de producción.
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Del mismo modo, el gasto en el último año en los fertilizantes y fungicidas permitidos ha aumentado en 1,5 veces más respecto a los últimos cinco años. «Los costes de producción del arroz son los más elevados de toda la Unión Europea», aseguraba Blanch. Los investigadores incidían en el peso que tienen las importaciones para «asfixiar» a los arroceros de la Albufera.
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Del mismo modo, reclamaron al resto de técnicos una mejor convivencia entre agricultores y ciencia para lograr puntos en común a la hora de proteger el paraje y salvaguardar sus cultivos. «Los arroceros se sienten siempre señalados cuando se hablad e contaminación en la Albufera. Ellos consideran que la llegada de detergentes y contaminantes de las depuradoras por su incapacidad para cubrir la acción humana tiene un impacto mayor y se señala menos».
Los investigadores defendieron que los numerosos factores provocan la llamada «tormenta perfecta» que hace que muchos agricultores se planteen el continuar o abandonar el cultivo por la falta de rentabilidad. «Se rompería un equilibrio que supondría una pérdida de nuestras tradiciones culturales con repercusiones ambientales e incluso sanitarias. Se debe ver el cultivo del arroz como parte integrada del Parque Natural, cualquier anomalía dentro del Parque acaba afectando a todos», aseguraron.
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Durante las jornadas organizadas por el Comité Científico sobre la Albufera se mencionó en varias ocasiones que ni los propios técnicos van a estar siempre de acuerdo sobre qué acciones llevar a cabo en el paraje para mejorar su protección. Y el tema del arroz es uno de los puntos que más conflicto generan. Mientras gran parte de los expertos reunidos son partidarios de mantener las restricciones a plaguicidas y fungicidas que pueden afectar al lago, otros apuntaban a la manera de aplicarlo en los arrozales como la clave para lograr el deseado equilibrio.
Lo que es seguro es que los plaguicidas acaban en la laguna a través del flujo del agua por todo el parque natural. Por ello, algunos técnicos invitaron a reflexionar acerca de evitar las aplicaciones de producto con helicóptero o drones para evitar que acabe también en las acequias al límite de cada anegada. Sin embargo, otros tantos manifestaban que esta idea no es suficiente, pues si se inundan los campos puede quedar dicho producto perjudicial impregnado en el agua que, en definitiva, acabará también en el lago.
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