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Héctor Melero, el fiscal en prácticas, con la toga junto a su tutor. jesús signes
Primer día de un fiscal ciego

Primer día de un fiscal ciego

Justicia asigna una funcionaria en exclusiva a Héctor Melero, que comienza sus prácticas en Valencia

A. Rallo

Valencia

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Miércoles, 7 de abril 2021, 00:27

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Héctor Melero ha conseguido ser fiscal siendo ciego. «Primera vez en la historia», precisa. Su gesta, conseguir superar unas pruebas tan exigentes como esa oposición, casi invita a presumir con descaro. Melero debe de estar harto de conceder entrevistas. Controla el género. La experiencia hace que acote el tiempo, sugiera temas y lance un mensaje claro frente a las dificultades: «Esto va a ser ensayo y error». Sacar la plaza resulta complicadísimo, pero ejercer verdaderamente de fiscal es lo que se antoja como un reto formidable. De momento, Justicia le ha asignado una funcionaria que se convertirá en su sombra durante estas prácticas. «Nos acabamos de conocer. Yo también estoy nerviosa», aclara en este primer día.

Un técnico de la ONCE –la organización proporciona parte del soporte tecnológico–, se encarga de configurar el equipo. Se trata de un aparato que permite transformar cualquier documento de texto –no sirven textos manuscritos– en braille. «Es como una tabla de conversión, de cualquier tipo de letra», indica. Pero claro, para que esta impresora especial cumpla con su función, los expedientes deben estar digitalizados.

El fiscal ocupa un despacho junto a su asistente. La 'aventura' de Melero está rodeada de numerosas incertidumbres acerca de su desempeño. Por ejemplo, cómo celebrará los juicios. «Daremos con la fórmula adecuada», adelanta. «Iremos viendo cómo van los acontecimientos. Dentro de un año, puede venir usted y me lo pregunta de nuevo». ¿Y si, por ejemplo, en una vista, la defensa aporta documentación? La funcionaria desvela una de las opciones que parece haber ya barajado. «Él llevaría un pinganillo, yo le iría leyendo los papeles», apunta la funcionaria. «No está decidido», zanja Melero.

El día a día consistirá en tratar de introducir certezas en el ejercicio profesional. Lo primero, ayer, parecía algo más sencillo: disponer de su usuario y contraseña. Con el edificio parece que ya está familiarizado. La semana pasada realizó un recorrido por las instalaciones, acompañado de un técnico de la organización ONCE, para poder ser capaz de desplazarse desde la puerta principal –«llego por mis propios medios»– hasta su despacho. De punta a punta, el edificio cuenta con cerca de 200 metros.

Melero finalizará sus prácticas el 11 de junio. Durante esta fase cuenta con la asistencia de un tutor. Su primera etapa, de seis semanas, será en Penal. Luego llegará Civil, Menores y Violencia de Género, un destino final que cumpliría sus expectativas. «Sería un sueño, sí. Pero todo dependerá de las necesidades de la Fiscalía, allá donde pueda ser más útil para los ciudadanos». El nuevo fiscal quiso agradecer el «estupendo recibimiento» de sus superiores. Durante la entrevista, otros compañeros en prácticas pasan a saludarle. «Ya tengo unas drogas para calificar», comenta. No está mal para ser un primer día.

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