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No sé a qué espera Peter Lim para hacer ir a Singapur a Mateo Alemany. Si has tomado la decisión de fulminar la estructura deportiva del Valencia, pese a los éxitos conseguidos, hazlo cuanto antes. Con Marcelino como avanzadilla y con Pablo Longoria días después, sólo falta la salida del director general. El balear aguarda la llamada, porque lo que sí tiene claro es que la negociación no será con Anil Murthy. Que sea el dueño el que le mire a los ojitos, no un secundario por muy presidente del Valencia que sea. No quiere llegar al parón de octubre todavía con la incertidumbre y la sensación de ser un jarrón chino. Ya ha decidido que se han acabado los viajes. Para pasear ya está el cauce del Turia. Cuando acabe la etapa del tridente (AML) será el momento de conocer qué organización plantea el singapurense. Tiene la opción de ser él consigo mismo (y con Mendes, por supuesto), como ha ocurrido para la elección de Albert Celades como entrenador, o apostar por un nuevo director deportivo, realmente la función que desempeñaba Alemany. Actualmente no se sabe si hay alguien que fiscalice la gestión del entrenador, si existe alguna persona que esté viendo futbolistas que puedan ser apetecibles para un futuro, si cuenta con ese profesional que revise cómo están jugando los futbolistas cedidos o si hay un técnico siguiendo al filial o al juvenil para saber si alguno puede apuntar a dar el salto a la primera plantilla. El cortoplacismo acaba por hundir a una sociedad. El Valencia necesita tener un equipo que piense en cómo mejorar la plantilla de cada año e ir preparando la del futuro. En este momento todo pasa por los futbolistas y entrenadores que apadrine el superagente portugués. Y ya sabemos qué resultados ofrece. Ahora aún se mantiene el influjo de Marcelino y un plantilla confeccionada a su imagen y semejanza. Pero habrá que empezar a ponerse con la nueva y con la idea de fútbol que presenta Celades. Por cierto, el técnico volvió ayer al esquema de juego de Marcelino y el resultado fue favorable. Nadie le pide que renuncie a sus ideas, pero tirar por la borda una identidad de equipo rocoso en defensa y poderoso en su fluir futbolístico es una mala elección. Lo que sí está demostrando el técnico catalán es que hace lo que dice. Advirtió de que nadie le había deslizado nombres que situar sobre el césped y así está siendo. Guedes ha perdido protagonismo y da minutos a Kang In o Ferran cuando lo considera, no son los dos canteranos y nueve más. Pero Celades necesita un contacto que sepa de fútbol. Alguien con quien analizar su equipo y dar ideas de futuro. El Valencia no son los hospitales que gestiona Lim y en la rica historia blanquinegra hay suficientes nombres para un cargo fundamental. Y si no sabe gestionar un club, la puerta está ahí.

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